Quizás la del título haya sido la única verdad dicha por Goebbels en su vida… pero es enorme, contundente y temible, apabullante.
Porque ES verdad. ¿Quién puede ser tan impermeable, tremendamente terco o lúcido como para resistir tantas cataratas de mentiras, sin dudar, al menos, un poquito?
Si hasta a mí me están empezando a hacer creer que la verdadera inflación no es la reflejada en cifras del Indec…
A ver: Dije y sostengo que mi bolsillo “siente” aumentos de precios mucho más cercanos al Indec que a las “consultoras privadas” —que además sé interesadas en crear sensación de inflación si no la inflación misma, y lo que no sé es con qué medios y método lo hacen—. La cuestión es cómo y por qué creerle más a unos que otros. ¿Acaso los ciudadanos comunes andamos munidos de planillas y calculadoras —y tiempo de sobra—, relevando todos y cada uno de los productos en góndolas del súper al que vamos… sin hablar de los precios de cosas que no nos interesan, o están en otros barrios, lejos?
Permítaseme contar:
Hace décadas vi uno de esos experimentos filmados que tanto gustan a los americanos. En una pizarra ponían varios segmentos, digamos A, B, C, D E, F y G, todos de distinto largo, pero (digamos que) el G notoriamente mucho más cortito que cualquiera. Y ponían una fila de estudiantes voluntarios a participar… sólo que todos menos el último habían sido advertidos (y pagados) para decir que el más corto era el C. Sólo el último de la fila, creyendo que los anteriores sabían lo mismo que él (nada) era el sujeto del experimento. Y la cámara se dedicaba a filmar sus reacciones. Ante la pregunta de cuál segmento es el más corto, sonreía, seguramente pensando “Qué fácil”. Cuando el primero de la fila decía “El C”, el sujeto lo miraba asombrado, obviamente pensando “éste está loco”. Pero todos los demás decían lo mismo, mientras la cámara registraba sus expresiones cada vez más alarmadas ante la insensatez de las respuestas… hasta que —ya imaginarán— al llegar su turno también decía “El C”.
¡Es que es MUY difícil “ir contra la corriente”!, y eso era, precisamente, el verdadero objeto del experimento.
Y estos HDP que hoy nos mienten y mienten para que algo quede, bien deben saberlo, ¿o no?
Todo esto para decir: Ustedes son los que me preocupan, compañeros de la izquierda progre bienintencionada. Porque cada día veo que algo queda, algo quedó, algo les “vendieron”, y repiten, y repiten, aun sin darse cuenta.
¿No me creen? Hasta a un súper-lúcido como Aliverti le he encontrado un “Indek” escrito así, con K, y no precisamente para criticar la intención de quienes acuñaron la idea, sino “los errores del Gobierno” —en un artículo que, sin embargo, en general defiende elocuentemente al mismo.
No hace mucho, el mismo Aliverti escribió que “el affaire del Banco Central es un episodio que el kirchnerismo se compró solo.”
¿En serio, Aliverti? ¿No fue UNA CAMA, bien planificada y orquestada? ¿No estaba ahí, Redrado, sonriente y aplaudiendo, cuando la Presidenta anunció el Fondo del Bicentenario? ¿No fue ÉL quien esperó el “momento propicio” (el fin de las sesiones ordinarias) para amotinarse, buscando dejar al Gobierno mal parado?
Al mismo Aliverti, y también a Wainfeld —ambos completamente libres de cualquier sospecha de antikirchnerismo, mucho menos malintencionado— he oído hablar de “las formas avasallantes” del Gobierno. Y cuando esto mismo comentaba yo con una compañera, me dijo “Es que son avasallantes”.
¡NO! —contesté— , Usar mecanismos legales de la democracia como los reglamentos del Congreso, no es “avasallar” ni “atropellar” , emitir DNUs ¡tampoco! —Y Cristina es quien menos ha acudido a este mecanismo, 5 en dos años contra 73 de De la Rúa y 158 de Duhalde en plazo similar, sin hablar de los 545 de quien el propio Aliverti gusta llamar “La Rata”—.
Pocos gobiernos ha habido —si hubo alguno— tan respetuosos de la legalidad, como éste. ¿No basta, acaso, con la derogación sin chistar de la 125, a horas de la vil traición del Vice, como ejemplo? ¿No es el primero, en mis 63 años de vida, que cuando uno de su funcionarios de primera línea es acusado de corrupción —aunque sea con indicios discutibles—, es cesanteado y procesado?
Confundir querer gobernar —i.e. ejercer autoridad— con “avasallar”, ¿no es claro síntoma de que “algo queda”?
Pero hay cosas más sutiles:
Con otra compañera, comentaba yo la participación de Carlos Heller en un programa de TN en que se la habían pasado mintiendo, en su presencia, sobre el infausto tema de la compra de los dos millones de dólares, (presentándolo como una compra especulativa, aprovechando “información privilegiada”). Evidentemente “apretado” para que dijera algo, Heller dijo “tener una visión más amplia”, consistente en que “Quienes ejercen cargos públicos, mientras ejercen cargos públicos deberían abstenerse de hacer negocios.” —textual, el resaltado es mío—.
—Y yo estoy de acuerdo con eso —me interrumpió la compañera.
—¿Pero qué cargo público ejercía Kirchner en 2008? —retruqué.
—¿No era diputado?
—No, en 2008, NO. Era Presidente del PJ.
—Eso no es ejercer un cargo público —reconoció la compañera, creo (espero) que entendiendo lo que yo quería decir.
Pero el daño fue hecho cuando Heller, quizá sin darse cuenta, mezcló lo que no tenía nada que ver, dando la sensación de que Kirchner había cometido una falta inexistente —dando para titulares y “zócalos” perversos—.
Resumiendo, que esto se hace largo: Yo no soy “políticamente correcto”, y a los compañeros que se esmeran en parecerlo es que les digo que a mí me tienen recontra-repodrido con “los errores del Gobierno”, que si no los tuviera no serían humanos, y eso sí me daría MIEDO.
Piensen, compañeros, por favor, piensen cuántas mentiras han oído y “algo quedó” en el subconsciente, llevando a repetir absurdos… como que habría que no pagar la deuda porque “el fallo judicial del Juez Ballesteros, “con sentencia firme”, dice que hay que auditarla antes. LEAN, por favor, dicho fallo… y van a encontrar que es un fallo absolutorio en una causa sin imputados y además prescripta, y lo único que hace el Juez es OPINAR, en los considerandos —algo sin ningún valor legal, muchísimo menos ante cortes internacionales que son las únicas que cuentan para el caso—. NO repitan, sin pensar, las mentiras de Solanas, NO digan que la Presidenta “legitimó la deuda” —que eso lo hicieron los cuatro gobiernos legítimos y democráticos que hubo antes de los K, al seguir negociando y endeudando más—, por lo cual “ya no se puede hablar del tema”, que es lo que verdadera y realistamente dijo ese lujo de Presidenta que tenemos y a veces presiento que ni nos merecemos si somos tan estúpidos.
Ricardo Moura es autor de OPIBLOG
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