jueves, 14 de julio de 2011

Uno de cada dos porteños

Si se miden los resultados electorales, la conclusión es que uno de cada dos porteños no quiere saber nada con la justicia social, la solidaridad, la redistribuciòn de la riqueza, la equidad, los aumentos salariales, la no criminalizaciòn de la protesta, la atenciòn de los jubilados, de los pobres, la regulaciòn de la salud o la reconstrucciòn de la escuela pùblica.
Es más, uno de cada dos quisiera que no le hablen de polìtica.
Se identifica y no solo no le molesta sino que se acopla a ese aviso que en un programa de fuerte penetración comunicacional, como es el de Susana Jiménez, le advirtió al entrevistado Mauricio Macri, que no se asustara porque no le iba a hablar de polìtica.
El juego es ese y Macri asintiò, porque de eso se trata.
Ese 50 % quiere que le muestren que se puede manejar una ciudad y un país, como si fuera una empresa y que con los titulares de TN se inicia y termina su informaciòn sobre lo que sucede a su alrededor.
No necesita más porque privadamente, con lo que le ha tocado por lo que cree que es el viento de cola, huevada que compra encantado porque lo libera de pensar que hay fuerzas que confrontan para repartirse el producto de lo que el crea con su trabajo. Esa porciòn ciudadana , ha organizado autónomamente, con recursos que le sobran o que obtiene con altos esfuerzos, su salud, educaciòn, vivienda, seguridad y todo lo que su grupo familiar requiere .
Desconfìa de los gobiernos que quieren extender esos beneficios a los que por alguna razòn no los disfrutan. Y probablemente va a votar a Cristina en octubre, pero no tanto porque el kirchnerismo tiene una politica social redistributiva sino porque le viene yendo bien a pesar de eso y utilitariamente no cambia sus rumbos.
A ese sujeto, que no entiende ni quiere entender nada sobre el funcionamiento de un cuerpo social, , se dirigiò Durán Barba, el mercenario todo terreno contratado por el macrismo para organizar el discurso del silencio y la ausencia de debate.
El discurso que exalta la polìtica del apoliticismo, la ausencia del Estado y la idea de que sin explicitarlo, hay que dejar que mande la gente de fortuna con el apoyo de los que tambièn la tienen, quisieran tenerla o sin tener nada se identifican con esos modos a los que aspiran alcanzar. Y ese discurso, es el que ganò en las mentes de uno de cada dos convivientes que nos rodean.
Contra toda la descalificación mediàtica que quiere difundir lo contrario, el kirchnerismo es la forma màs democràtica que ha tenido el peronismo en el gobierno y desde ya, despojado del autoritarismo que pesò muchas veces con sobradas razones entre el 45 y 55. Y dicho esto, haciendome cargo de que lo de autoritarismo tiene mala prensa pero es una forma posible y justificada de gobernar cuando las condiciones lo tornan necesario, para que se respeten las mayorías.

Aun asì, con esta composición social de la ciudad, difícilmente el peronismo va a superar con caudal propio los niveles que el domingo obtuvo Filmus. Mientras se sostenga eso que dignamente proclamò Nestor en el 2003: no llegaba al gobierno para dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada.
Desde ahì se pueden comenzar a revisar errores en la promoción de la fòrmula y la campaña electoral, pero la esencia creo que nos condiciona a continuar con estos resultados insuficientes para ganar por ahora, el gobierno de esta ciudad.

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