martes, 31 de agosto de 2010

El papel de la prensa sobre Papel prensa

Escuché por tercera vez lo que Jorge Lanata dijo en su programa de televisión, y leí por tercera vez también lo que él mismo escribió hace unos años sobre el mismo tema.
Francamente estoy exhausto.

Lanata tiene derecho a hacer con su reputación lo que quiera, puede hacer como efectivamente hizo, tomar algo que escribió él mismo hace años y cambiarlo, o llenarlo de medias verdades e imprecisiones para cambiarle el sentido, porque su subjetividad ha cambiado muchísimo. Éticamente no están bien estos refritos periodísticos, pero sólo está usando su derecho que usa como libremente quiera.

Lo que no le concedo, lo que no está autorizado, ni él ni nadie, es a poner en duda la integridad de los miembros de las organizaciones de derechos humanos argentinas. Hay que ser muy crápula, muy cretino, hay que tener muy poca dignidad, para llegar a semejante bajeza porque su crítica lo requiere para ser contundente. Quienes arriesgaron su vida en los momentos más duros cuando todos estábamos escondidos bajo nuestras camas, no merecen semejante falta de respeto.


Aquí pueden ver el editorial del programa de marras de Lanata: “No le creo a este Gobierno, y más sobre Papel Prensa”: Enlace a Youtube


Ésta, es la nota escrita también por Jorge Lanata y que fuera publicada en “Critica de la Argentina” el 13 de abril de 2008: http://memoriasanpedro.blogspot.com/2009/03/la-historia-se-escribe-en-papel-por.html en donce dice: "En esta historia el “periodismo independiente” se hace trizas, la libertad se vuelve una broma pesada y el doble discurso reina y se multiplica, en un eterno juego de espejos", y no sabemos si hablaba de él mismo.


¿Cuándo mentía: antes o ahora? ¿O con tal de estar en contra de la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K somos capaces de olvidarnos de lo que pasó durante la dictadura? ¿Tan mala memoria tenemos? ¿Tan mal está mi patria?
No necesito que me respondan, lo sé: mentía antes, el de verdad es el de ahora. Ahora no miente, es quien él realmente es. Ahora sí lo puedo escuchar porque su subjetividad está aclarada.


Hepatalgina no conseguí, me tomaré un boldo... mi hígado está destrozado...


4 comentarios:

Sujeto dijo...

Hola Rafa
Remedo en cierta medida el comentario hecho en tu blog, pero aún en la repetición siempre hay diferencia. Lanata se ha carriotizado, ha devenido oposicionista, profesional de la oposición, entendida como arte de la demolición sin propuesta.
Ahora bien, más allá de lo ideológico, utiliza el mismo método que Carrió en términos publicitarios: el más barato, y en todos los sentidos posibles.
Un Abrazo

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Roque dijo...

Hola Rafa y Sujeto, el Sr. Lanatta no sólo ajusta cuentas con su pasado y los integrantes de organismos de DDHH, sino que también reclama de alguna forma la necesidad de "silenciar" a los "boludos" que se creen pediodistas o poetas por tener un blog, así lo manifestaba en una entrevista que Pergolini le realizó en su programa Cual es? el día 12 de agosto. Me parece pertinente el término "carriotizado" para definir una nueva categoría político-paranoide-mediopelista que despliega los mas insospechados argumentos de la bajeza ética que se vive entre los "otrora progres" y hoy devenidos intelectuales orgánicos al servicio del mejor postor. Saludos fraternos!!

Eva Row dijo...

Hola Rafa:
Lanata ha dado signos claros de haberse vuelto un cínico. No es de extrañar en una persona que sale de estar en relación de dependencia y se vuelve un empresario. Varias quiebras dejando un mundo colgado del pincel, una vida de rico con propiedad en Punta del Este, manifestaciones de él mismo diciendo que ya tiene lo suficiente para vivir sin trabajar, convocar periodistas y a la hora de pagarles decirles que deberían pagarle a él por poder agregar en el currículum que trabajaron para Lanata.
La cantidad de personas que se sacaron la careta en este tiempo nos hace vivir una vida más realista pero más dura, por tener que aceptar la monstruosidad debajo de la máscara de tantos personajes que creíamos de parte del campo popular.