miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Qué es el modelo?

Definamos algunas cosas: Argentina es un país subdesarrollado, dependiente, colonizado cultural y económicamente. Lo que produce se lo lleva una pequeña cantidad de personas. Mucho se va al exterior, independientemente de la deuda externa. Creo que, cuando hablamos de modelo, debemos definir claramente quién se beneficia y quién pierde. El modelo, más allá de las cuestiones técnicas sobre las que prefiero no entrar en detalle, define quién se queda con lo que hay. Ergo, el modelo es la creciente explotación y la concentración económica. Amén de los detalles y los cambios de gobierno.




El modelo es la extranjerización de la economía. Lo que no es nuevo. Colonizados estamos. De lo contrario, cómo explicar que creamos que los poderosos y protegidos estados centrales nos van a ayudar graciosamente, mientras nos impiden desarrollarnos en nuestras fortalezas a través de barreras comerciales. Y si por ventura nos fortalecemos en aquello que no les conviene, hábilmente nos hacen la zancadilla.
Hablemos de historia. Siempre los gloriosos discursos de los imperios prometieron justicia, respeto, equidad. La historia y el presente nos demuestran cruelmente que nada hay más alejado de nuestros intereses que los del imperio.
¿Que no hay imperio? ¿Que es un discurso pueril, anticuado? En otras etapas de la historia universal, a las colonias rebeldes, les mandaban tropas. Hoy: los mercados. Pero esto es posible sólo porque las colonias se someten. Voluntariamente. El modelo, es claramente la dominación. Económica, pero también cultural. ¿Por qué insistiré hoy con la historia? Siempre, los imperios necesitaron lacayos. Siempre. Hace poco alguien me recordó en medio de un debate, dónde y porqué se acuñó el término cipayo. Nada es nuevo. Seguramente más sutil, pero no nuevo.

"La libertad" de Quino

La discusión señores, es claramente ideológica. Indudablemente política, más que económica. El modelo está definido por las elecciones hechas por los sucesivos gobiernos. ¿Qué pesa en la decisión? Ahí está la quintaesencia del modelo. ¿Qué objetivo persiguen nuestros gobernantes cuando tienen que elegir? En definitiva responden a su ideología, no se confunden. Ellos no se confunden.
Por esto, entre otras cosas, creo firmemente en que la salida del modelo incluye necesariamente la redefinición de la estrategia impositiva. Seguir bajándole impuestos a los que les va bien y subírselos a los que le va mal, es profundizar el modelo. Eso queda clarísimo incluso sin definir cuestiones excesivamente técnicas. Dentro de los caminos que nos dejan, no es fácil ciertamente avanzar en ninguna dirección que nos sirva. A nosotros, a los mortales, al vulgo.

Que va a ser difícil que logremos cambiar el modelo económico al final de tanto tropiezo y tanto error. Que nos van a bombardear para hacernos fracasar, para confundirnos. Qué novedad. Acaso el camino por el que nos permiten avanzar nos promete felicidad, sosiego. Las condiciones subjetivas nos imponen la imposibilidad de alternativas al modelo, no las objetivas.
Lo dicho: estamos colonizados voluntariamente. En salir de esto habrá que trabajar. En construir una alternativa con una ideología claramente marcada por el "Nosotros". Que respondiendo a su "perfil ideológico", cuando deba decidir, decida pensando lo mejor para la gente -nosotros-, y no en los mercados –ellos-. Y después a soportar estoicamente. ¿Cuándo fue fácil librarse de la opresión?

Al final de tanta tecla quejándose de mi poco sutiles dedos, concluyo que el modelo es la sempiterna lucha de los poderosos por seguir siéndolo, y de los débiles por dejar de serlo.
¿Será esto maximalismo o minimalismo?






Fue publicado en Descubriendo los tesoros y en El diario de Gualeguay


7 comentarios:

Eva Row dijo...

Muy bueno.

Ricardo Moura dijo...

Muchas cosas me trae a la cabeza este excelente post...

1) Una vez, Ana de Skalon (q.e.p.d.), a quien conocí en Inglaterra, donde ambos vivimos años, me dijo que "el subdesarrollo es un estado mental". Tenía razón. Lástima que Bonasso (su marido) parezca haberlo olvidado y haber perdido el rumbo.

2) Para definir el Capitalismo, un economista mexicano cuyo nombre lamentablemente olvidé hace muchos años, dijo: "un sistema que premia al que no trabaja y castiga a quien trabaja, es un sistema perverso

3) Y el slide-show con la canción de Gieco me remite a otro mexicano, Gabino Palomares, que compuso "La Maldición de Malinche", que me hace lagrimear cada vez que la escucho —cosa que hago a cada rato—.

Para quien no conozca la historia, La Malinche era la concubina (indígena) de Hernán Cortés. La primera en parir mestizos, es decir "la raza" mexicana. Por consiguiente, para ellos representa al mismo tiempo todo lo bueno y todo lo malo: la madre de todos, y la primera en irse a la cama con el enemigo. Lo cual explica que, siendo su madre lo más sagrado y venerado para un mexicano, todo lo que es malo es "una madre", y lo que no vale nada "vale madres". Lo bueno de los mexicanos es que son conscientes de esa grave contradicción de origen, y tratan de combatirla cuidando y revalorizando su cultura originaria, entendiendo, estudiando y preservando su propia historia.

La canción dice así:


"Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados.
Eran los hombres barbados de la profecía esperada.
Se oyó la voz del monarca: Que el Dios había llegado.
Y les abrimos la puerta, por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias. Como demonios del mal,
iban con fuego en las manos, y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre se llenaron de vergüenza.
Porque los dioses ni comen, ni gozan con lo robado…
Y cuando nos dimos cuenta, ya todo estaba acabado.
En ese error entregamos la grandeza del pasado.
Y en ese error nos quedamos ¡trescientos años esclavos!
Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.
Y le seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio,
y damos nuestra riqueza por sus espejos con brillo.
Hoy, en pleno Siglo Veinte, nos siguen llegando rubios,
y les abrimos la casa, y los llamamos amigos.
Pero si llega, cansado, un indio de andar la sierra,
lo humillamos y lo vemos como extraño por su tierra.
Tú, hipócrita que te muestras humilde ante el extranjero,
pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo…
Oh… maldición de Malinche, enfermedad del presente,
¿Cuándo dejarás mi tierra, cuándo harás libre a mi gente?"


Si encuentran por ahí la versión cantada por Amparo Ochoa, la recomiendo.

Rafa Hambra dijo...

Gracias por los comentarios.
Y sí Ricardo, la conocía, un compañero de ruta de otros tiempos se pasaba el día cantándola. Y debo decirte que sí, viene muy a cuento, si hay momentos en los que creo que la maldición es cierta...

eapc dijo...

Rafa, Ricardo,
Buen artículo e interesante y sensible aporte.

Un saludo,
Eduardo.

El tanque dijo...

Con respecto a la pregunta con la que titulás el post, y la respuesta que desarrollás luego, tengo que decir que estoy bastante de acuerdo. Ahora viene el pero.
Seguramente una reforma impositiva atacaría un punto neurálgico en un Sistema que por propia dinámica tiende a la centralización y concentración económica, el impuesto y el Estado, en una visión del hombre con buena fe y altruismo, serían para amortiguar esa tendencia; el tema está en que no sería muy difícil evadir esos cambios. ¿No es parte del modelo, y vuelvo al post anterior, ir detrás del gobierno; no es parte del modelo el aparato mediático desilusionador; no es parte del modelo todo lo que la izquierda ortodoxa considera como fuera de la causalidad? Y ahora intentando ir hacia un gesto autodeterminativo, ¿no es parte del país (porque modelo suena a "calcamunía" desculturizada, como si cualquier país subdesarrollado fuese el mismo geográfica, histórica, económica y culturalmente) la falta de "solidaridad nacional"? Yo veo una faceta positiva en cuanto a la politización a que ha llevado este gobierno en la población, pero politización truncada. Antes, en los 90 era un "la política es sucia, caca"; ahora se está de un lado o del otro, pero pienso en en los "compatriotas". No soy tan boludo de creer que la mayoría de las personas son tercas como una mula, el "solo sé que no sé nada" se aplica nulamente, pero, y ya voy centrándome en lo que quiero preguntar: Yo veo dos opciones, o seguir la lucha en esta senda, el gobierno en los medios frente a los medios y el pueblo en la ventana televisiva contemplando, y sorteándo el destino a la marchanta del voto; o, lo que me parece sería una cambio de "modelo interno" (lo considero modelo fundamental y no superestructural), el gobierno apelando patrióticamente tanto a la oposición partidaria y a la población. Voy a dar un ejemplo. Con el tema del pago de la deuda (que es un tema que divide bastante las opiniones, entre los que la vemos como una metida de dedo en el culo y los que, desde una posición pragmática ven acertada pagarla clogrando una quita) ¿qué hubiese pasado si el gobierno hubiere dicho en cadena nacional, convocando a los compatriotas y partidos políticos a ver qué nos conviene en la senda de la liberación, "muchachos, tenemos que garpar tanto este año, ¿qué hacemos, con reservas, con financiación internacional o primero auditamos?" A mi me parece que es medular al modelo la ilusión de la confrontación democrática (cuando se dice que se va a debatir en el congreso tal cosa es como cualquier discusión cotidiana, nadie se sale de su surco) y la apelación a la racionalidad para convencer a votar.
Abrazo

Rafa Hambra dijo...

No pretendía hablar de la coyuntura, sino de algo más conceptual. Creo que en líneas generales este gobierno, si tuviera al lado un pueblo más claro en lo que acabo de postear, sería mucho mejor de lo que es. O no, cómo saberlo.
Lo que quiero puntualizar es que el modelo es lo que el pueblo quiera, que de nosotros depende, si a la primera dificultad nos quedamos en casa, en la fácil, quejándonos de todo, no vamos a ningún lado.
Con los años, tengo algunos, fui dejando los principios para el análisis, pero a la hora de decidir me fui volviendo pragmático. Con esto quiero decir que el modelo puede ser cualquiera, siempre que decidamos entre todos los mejor para el conjunto.
Porque si no nos ponemos al frente de la decisión, deciden otros, pensando en otros intereses. Y ahí ningún gobierno se salva: incluido éste, todos decidirán defender el poder. O se lo damos "nosotros, o se lo dan "ellos".
Un abrazo, y gracias por el comentario.

eapc dijo...

Exactamente Rafa, de eso se trata.
Influenciar en la decisión y condicionar constructivamente la acción.
Quizás nos falte a veces ambición política personal (seguro) pero ya a varios les sobra para ir al frente (NK...).
No importa mientras aporten al proyecto (este ultimo no solo aportó, lo revivificó).
Saludos,
EAPC (Cara o Cruz)