Ayer, sirviéndome un café de pasada con un televisor encendido sin audiencia, sintonizado en un canal de noticias, escucho una frase pronunciada por un notero:
¿Los balearon por un 147?!
Apurado como estaba, llegué a ver mientras me iba, la imagen de entrevistador y entrevistado, sobre el fondo de un barrio obrero, y creo, honestamente, creo (no tengo certeza que haya sido así, o haya sido una racionalización mía) la respuesta de la víctima explicando que los delincuentes necesitaban un auto para huir.
Voy caminando, pensando en mis obligaciones laborales, pero algo me insiste. Es esa pregunta. Habrán notado que la frase tiene un signo de pregunta, y, en el final, agregado un signo de admiración. Seguramente es un horror a los efectos del idioma, pero no encuentro otra manera de transmitirlo.
Siendo demasiado sincero, hasta ahora no sé adonde me llevará lo que estoy escribiendo, lo cual me alegra. Es un buen camino.
¿Qué significará que te baleen por un 147? ¿Algo distinto que por un Mercedes? Parece ser que, dentro de la famosa objetividad periodística, algo subjetivo se filtró. Quizá, en la lógica del entrevistador, un 147 no es un auto digno como para que baleen a alguien. Tiene algo descalificador en sí, recordemos esta interrogación/admiración a la que nos referimos. Porque, al cabo, o bien deben ser descalificados los ladrones, por balear a alguien por un 147, o a la víctima misma, porque que te baleen por un 147…
Se podrá decir: el periodista quiso significar que te pueden balear por cualquier cosa. Sí, como no. Pero, ¿Cuál era la noticia para el periodista, la historia de una familia que fue baleada para robarle el auto, o que el auto era un 147?
Habitualmente los noteros ponen cara de circunstancia y terminan la nota con una reflexión sobre la imposibilidad de vivir así, rodeados de tanta inseguridad.
Y la víctima, eterna figura de los noticieros, ¿se habrá dado cuenta que ni él ni su familia fueron los protagonistas de la noticia, sino lo que el periodista, desde su escala de valores, considera como “extraño” : que los baleen por ese auto, y no por algo que valga más la pena.
Tonto ejemplo de un hecho cotidiano en una gran ciudad, es fiel muestra de cómo puede, desde la pregunta, ir condicionando la respuesta, esto es, crear una versión de la realidad desde la misma formulación de la pregunta, no permitir su despliegue.
Finalmente, me pregunto si la víctima, sobreviviente al plomo, feliz dentro de su desgracia, se dio cuenta que volvió a ser baleado, y esta vez no logró sobrevivir al prejuicio, la descalificación, el magnetismo estupidizante de la cámara. Una víctima más de la inseguridad informativa.Pero salió en la tele, quién le quita lo bailado.
¿Los balearon por un 147?!
Apurado como estaba, llegué a ver mientras me iba, la imagen de entrevistador y entrevistado, sobre el fondo de un barrio obrero, y creo, honestamente, creo (no tengo certeza que haya sido así, o haya sido una racionalización mía) la respuesta de la víctima explicando que los delincuentes necesitaban un auto para huir.
Voy caminando, pensando en mis obligaciones laborales, pero algo me insiste. Es esa pregunta. Habrán notado que la frase tiene un signo de pregunta, y, en el final, agregado un signo de admiración. Seguramente es un horror a los efectos del idioma, pero no encuentro otra manera de transmitirlo.
Siendo demasiado sincero, hasta ahora no sé adonde me llevará lo que estoy escribiendo, lo cual me alegra. Es un buen camino.
¿Qué significará que te baleen por un 147? ¿Algo distinto que por un Mercedes? Parece ser que, dentro de la famosa objetividad periodística, algo subjetivo se filtró. Quizá, en la lógica del entrevistador, un 147 no es un auto digno como para que baleen a alguien. Tiene algo descalificador en sí, recordemos esta interrogación/admiración a la que nos referimos. Porque, al cabo, o bien deben ser descalificados los ladrones, por balear a alguien por un 147, o a la víctima misma, porque que te baleen por un 147…
Se podrá decir: el periodista quiso significar que te pueden balear por cualquier cosa. Sí, como no. Pero, ¿Cuál era la noticia para el periodista, la historia de una familia que fue baleada para robarle el auto, o que el auto era un 147?
Habitualmente los noteros ponen cara de circunstancia y terminan la nota con una reflexión sobre la imposibilidad de vivir así, rodeados de tanta inseguridad.
Y la víctima, eterna figura de los noticieros, ¿se habrá dado cuenta que ni él ni su familia fueron los protagonistas de la noticia, sino lo que el periodista, desde su escala de valores, considera como “extraño” : que los baleen por ese auto, y no por algo que valga más la pena.
Tonto ejemplo de un hecho cotidiano en una gran ciudad, es fiel muestra de cómo puede, desde la pregunta, ir condicionando la respuesta, esto es, crear una versión de la realidad desde la misma formulación de la pregunta, no permitir su despliegue.
Finalmente, me pregunto si la víctima, sobreviviente al plomo, feliz dentro de su desgracia, se dio cuenta que volvió a ser baleado, y esta vez no logró sobrevivir al prejuicio, la descalificación, el magnetismo estupidizante de la cámara. Una víctima más de la inseguridad informativa.Pero salió en la tele, quién le quita lo bailado.
8 comentarios:
Increíble. Si uno se detiene a escuchar las cosas que dicen los noteros se queda mudo: el nivel de estupidez que tienen no se soporta.
Esto que contás es como si un notero viendo la foto de una asesinada por tragedia amorosa dijera "¿y por esta mujer se volvío tan loco de amor?
Hay que ser estúpido para decir ¿por un 147 lo balearon? y el pobre entrevistado lo hizo entrar en la lógica que ni pasó por la cabeza del notero, lo necesitaban para escaparse.
Yo tengo un vecino notero, ignorante, que dice cada pavada tanto en una reunión de consorcio como en la TV. Eso sí, recibe mujeres de la política en su departamento de soltero: créase o no, mujeres importantes que uno no se imaginaría capaces de acostarse con un notero. A veces me da ganas de contar, pero no sirvo para ensuciar a nadie.
Escuchá esto Sujeto: una vez, entrando a mi edificio, me encontré en la puerta con una mujer de estas que todo el mundo ve en la TV esperando que vengan a abrirle. Antes de ofrecerle entrar con mi llave, baja el notero para abrirle y toda la escena fue expuesta ante mis ojos: ella viene a acostarse con el notero. Cuando el notero abre la puerta del ascensor yo le pregunto a ella ¿a la casa de "ese" venís? y ella me contesta ¿qué tal es? a lo que yo le digo: un pelotudo. En ese momento abre la puerta el notero y yo me despido de la política mujer que es capaz de cualquier cosa por que le abran las puertas de la tele en algún lado.
Saludos.
Hola Eva
Digno de Fellini lo que contás.
Digno de Fellini tanta cosa que vemos a diario. La historia en sí, es una reverenda pavada, una de las tantísimas de todos los días, pero tiene la virtud de recordarnos que no hay escasez de mediocridad. Y también, de paso, y tan válido para el pobre tipo que conté yo, como para la política que relataste vos, que esos cinco minutos de fama televisiva se suelen pagar con la moneda de la dignidad que se pierde.
El agradecimiento por tu comentario y el saludo de siempre.
¡Nombres, Eva, nombres! Si no tu denuncia queda girando en el vacío.
Y nada de temor a la la maledicencia del barrio ! No hay nada ,más progre y democrático que ser un poco "iajne"
Un beso
¡Udi! ¡un literato buscando chismes!
Eva, querida, ¿Y de dónde - si no - saldría el material para mis ficciones? ¿Eh, eh?
Ahora al notero se lo puede encontrar por los datos publicados en Valentin Gomez xx
anónimo pelotudo te las querés dar de piola, que sos un vivo bárbaro ...venite a tomar un café, yo te invito...
La violencia engendra la violencia y no tomo cafe con desconocidas
Publicar un comentario