Frente a la destemplada reacción de los Bergoglios / Torquemadas de turno, la sociedad argentina dio una muestra civilizada de tolerancia respecto a los derechos civiles de minorías que luchan desde hace años por su propia visibilidad.
Queda atrás la hipocresía de quienes hacen caso omiso de las perversiones realizadas en torno a las parejas heterosexuales, muchas de las acusaciones que se esgrimían contra el matrimonio igualitario eran las situaciones silenciadas por la normalidad.
Pero me parece que lo interesante en torno a este debate excede la situación de la homosexualidad como elección, estamos asistiendo a un momento histórico en el cual la mayoría reconoce derechos civiles a una minoría, situación que puede dar cuenta del reconocimiento legal en las luchas de muchos otros grupos minoritarios que hace años bregan por eliminar la invisibilidad a la cual los somete la dictadura de las mayorías bienpensantes.
Saludo a todos los luchador@s que lo hicieron posible.
Queda atrás la hipocresía de quienes hacen caso omiso de las perversiones realizadas en torno a las parejas heterosexuales, muchas de las acusaciones que se esgrimían contra el matrimonio igualitario eran las situaciones silenciadas por la normalidad.
Pero me parece que lo interesante en torno a este debate excede la situación de la homosexualidad como elección, estamos asistiendo a un momento histórico en el cual la mayoría reconoce derechos civiles a una minoría, situación que puede dar cuenta del reconocimiento legal en las luchas de muchos otros grupos minoritarios que hace años bregan por eliminar la invisibilidad a la cual los somete la dictadura de las mayorías bienpensantes.
Saludo a todos los luchador@s que lo hicieron posible.
2 comentarios:
Quedó bien en claro que el eje del debate no fue la homosexualidad.
El debate se centró en reconocer los derechos de un sujeto que reclamaba la inclusión.
No fue la mayoría que reconoció a la minoría. Fueron las instituciones democráticas que funcionaron. Y esto no tiene nada que ver con otra cosa más que con que el Estado Nacional soportó los embates destituyentes más violentos y se erigió como el poder máximo que es. A mi entender, se debe al gobierno nacional que supo hacer sobrevivir las instituciones frente a los ataques más brutales, y eso les dio una fortaleza insólita, la cual muchos de nosotros no habíamos conocido.
Hasta ahora hemos visto un Estado siempre manipulado por el poder económico interno y/o externo, y sus agentes secuaces. Esta vez no pudieron, el derecho se impuso.
De esta oportunidad el Estado se presenta con un nuevo rostro brillante augurándonos un futuro democrático consolidado, como todos nos lo merecíamos después de tanto sufrimiento.
Para mí, no tiene vuelta atrás.
Eva, estoy de acuerdo con vos, han funcionado las instituciones y el tema atravesó a toda la sociedad y las mismas representaciones políticas, me parece oportuno el comentario y concuerdo en que no tiene vuelta atrás; es más, me parece que siente un precedente importante para seguir avanzando en la concreción de nuevos derechos que incluyan a todos.
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