sábado, 27 de febrero de 2010

Nietos recuperados, nietos por recuperar


Las abuelas de Plaza de Mayo encontraron otro nieto, el número 101. Esta noticia extraordinaria, maravillosa, tuvo obviamente eco en la blogósfera argenta. Y en muchos de los blogs también se hizo referencia, de manera ineludible, al caso de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble, en el que las abuelas son querellantes. Y es que cada nieto recuperado hace pensar en los que faltan recuperar.

Felipe y Marcela (los nombres con los que crecieron; tal vez, si se confirma que son hijos de desaparecidos, pueda saberse qué nombres les habían puesto sus padres) están en una situación horrible, ya que la estrategia judicial de su madre adoptiva, acusada de habérselos apropiado, pone trabas a la posibilidad de que puedan averiguar su identidad. La señora de Noble, efectivamente, no quiere que los análisis de ADN de sus hijos adoptivos sean contrastados con el Banco Nacional de Datos Genéticos (con lo cual confiesa pensar que puede que sean hijos de desaparecidos). Ellos, entonces, son rehenes de una estrategia judicial que les impide averiguar su identidad para evitar la posibilidad de que la persona a la que consideran su madre vaya a la cárcel. Una situación horrible.

Cuando planeaba este post pensaba qué le diría a la señora de Noble, pero creo que nada de lo que pueda decírsele serviría de nada. Si hasta ahora no se dio cuenta (o no le importa) que les está causando un mal inmenso a quienes considera sus hijos, eso no va cambiar. Yo no sé, no puede saberse, qué será de ellos, en el caso (espero que no) de que la denuncia no prospere y se consiga evitar contrastar los datos genéticos. Tal vez esperen a que su madre adoptiva muera para aceptar el cotejo, tal vez se nieguen toda su vida a hacerlo. Lo que sí sé (lo que pienso, lo que creo) es que no se puede ser libre sin saber quién es uno, y los orígenes son una parte importantísima de la identidad. No estamos hablando aquí de personas adoptadas, en las que no hay misterio en las condiciones de su adopción: estamos hablando de un caso que puede tener que ver con robo de bebés; con robo, por ende, de identidad. Un delito que se sigue cometiendo hasta que no se esclarece.

La situación de Felipe y Marcela es horrible porque su madre adoptiva pone su seguridad personal por sobre el bienestar de sus hijos, obligándolos a renunciar a la búsqueda de su identidad, lo contrario de lo que debería hacer una madre. No creo que ella lo entienda. Tal vez ellos sí, aunque ello les acuse inevitablemente dolor. No lo sé. Ojalá la Justicia les ahorre tener que elegir y decida por ellos, obligando al cotejo genético. No es justo que decisiones de ese tenor caigan sobre los hombros de los damnificados. Ojalá haya justicia.

5 comentarios:

Néstor Dulce dijo...

Comandante cansado: muy buena tu nota y sumo mis congratulaciones a "las abuelas" por el nuevo nieto recuperado.
¡Un abrazo!

Comandante Cansado dijo...

Gracias, Néstor. Lo más jodido es que sea legal obstruir la búsqueda. Ojalá se temine haciendo el cotejo con el Banco Nacional de Datos Genéticos y eso siente un precedente.

Rafa Hambra dijo...

Un ejemplo las Abuelas. En constancia, entrega, amor, serenidad, convicción. Y todo esto desde el dolor de la perdida. Ojalá emuláramos todos un poco su sabiduría, tendríamos un país infinitamente mejor.

Eva Row dijo...

El último caso es de un nieto que se encontró no sólo con abuelos sino con su padre. Escuchar al joven que ya no es tan joven, hablar de su apropiador usando la expresión "el tipo ese", hace correr frío, sólo de pensar que un chico se crió con alguien que en realidad tuvo aprhensión sobre el origen del niño que "adoptó" y lo trató en consecuencia. Es todo tan macabro, que cuando escuchamos que Grondona habla de que se ha generado odio y que hay que terminar con el "odio", nos vemos frente a tener que compartir el suelo y el destino con esta gente que ha hecho tanto daño y sigue.

Comandante Cansado dijo...

Rafa: por supuesto. Y ojalá haya gente joven en su organización dispuestos a tomar la posta, porque hacen un trabajo imprescindible para que haya justicia.

Eva: totalmente. Y Grondona está más allá del cinismo en el peor sentido.