martes, 28 de diciembre de 2010

Los curas

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Claro, es que los italianos se han modelado sobre los curas, el único gobierno auténtico que han tenido desde que los bárbaros sodomizaran a aquel pervertido del último emperador romano porque el cristianismo había debilitado el orgullo de la raza antigua.
Los curas… ¿Cómo los conocí? En la casa del abuelo, me parece, tengo el recuerdo oscuro de miradas huidizas, dentaduras podridas, alientos pesados, manos sudadas que intentaban acariciarme la nuca. Qué asco. Ociosos, pertenecen a las clases peligrosas, como los ladrones y los vagabundos. Uno se hace cura o fraile sólo para vivir en el ocio, y el ocio lo tienen garantizado por su número. Si hubiera, digamos, uno por cada mil almas, los curas tendrían tantos quehaceres que no podrían estar tumbados a la bartola mientras se echan capones entre pecho y espalda. Y entre los curas más indignos, el gobierno elige a los más estúpidos y los nombra obispo.

Empiezan a revolotear a tu alrededor nada más nacer cuando te bautizan, te los vuelves a encontrar en el colegio, si tus padres han sido tan beatos para encomendarte a ellos; luego viene la primera comunión, y la catequesis, y la confirmación; y ahí está el cura el día de tu boda para decirte lo que tienes que hacer en la alcoba, y el día siguiente en confesión para preguntarte cuántas veces lo has hecho y poder excitarse detrás de la celosía. Te hablan con horror del sexo, pero los ves salir todos los días de un lecho incestuoso sin ni siquiera haberse lavado las manos para ir a comerse y beberse a su señor, y luego cagarlo y mearlo.
Repiten que su reino no es de este mundo y ponen las manos encima de todo lo que pueden mangonear. La civilización nunca alcanzará la perfección mientras la última piedra de la última iglesia no caiga sobre el último cura y la tierra quede libre de esa gentuza.
Los comunistas han difundido la idea de que la religión es el opio del pueblo. Es verdad, porque sirve para frenar las tentaciones de los súbditos, y si no existiera la religión, habría el doble de gente en las barricadas, por eso en los días de la Comuna había poca, y se la pudieron cargar sin tardanza. Claro que, tras haber oído hablar a ese médico austriaco de las ventajas de la droga colombiana, yo diría que la religión es la cocaína de los pueblos, porque la religión empujó y empuja a las guerras, a las matanzas de infieles, y esto vale para cristianos, musulmanes y otros idólatras; y si los negros de África antes se limitaban a matarse entre ellos, los misioneros los han convertido y los han transformado en tropa colonial, de lo más adecuada para morir en primera línea, y para violar a las mujeres blancas cuando entran a una ciudad. Los hombres nunca hacen el mal de forma tan completa y entusiasta como cuando lo hacen por convencimiento religioso.

(Fragmento extraído de “El cementerio de Praga”, de Umberto Eco, Bs. As., Lumen, 2010, pp. 22-23)

Palabras a José Pablo Feinmann

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Estimado (y mucho) José Pablo Feinman:

Escribiste en el Libro I de la "Crítica de la Razón Imperial" este fragmento: "...Una de las grandes conquistas de la revolución comunicacional ha sido acostumbrarnos al horror de la historia. Podemos estar haciendo cualquier cosa, estar en cualquier parte, y veremos en la TV o en la tapa de algún diario alguna imagen atroz. O niños que mueren de hambre o Saddam Hussein a punto de ser ahorcado o las torturas en Guantánamoo en abu Ghraib. Seguiremos con lo nuestro. A lo sumo, se piensa, después se verá mejor y con más calma en Internet. Pero Internet es la muerte de la emoción. Es el reino de la errancia. Nadie se detiene en nada. Es una navegación infinita hacia una meta inalcanzable e incognoscible en medio de un universo virtual dentro del que nada significa nada. Este escamoteo del sentido, este aplanamiento de todo lo existente ("todo está en Internet"), esta imposibilidad de construir verdades en un universo que todo lo ahoga con la información, con el ir de un lado a otro, con el vértigo insensato de los links, es la esencia del homo internet, y que nadie se engañe con las redes de solidaridad o con esa incontinencia de subjetividades solitarias que son los blogs. Todo eso dura poco. Los seres humanos nacieron para comunicarse uno en presencia del otro (o, sin duda, esta comunicación es más rica que la virtual), mirarse a los ojos y para tocarse y hasta para olerse el aliento."

A veces, uno se autoriza a discrepar con quien admira, será quizá un buen signo, porque, al cabo, desde su lugar, puede reconocer que el Otro, ese con mayúsculas, tiene también sus fallas, sus agujeros, sus humanas inconsistencias, al menos desde la óptica de quien pueda sentirse interpelado por sus palabras. Y en definitiva, de eso se trata, ya sea usted, maestro en su función de remover el avispero del pensamiento, como en la mía, tratando de ser un lector desobediente. Porque en el justo momento en que me convierta en un lector obediente, se fue al demonio (el del discurso del poder, precisemos) su esfuerzo y el mío.

Una sola vez he tenido el gusto de escucharlo, y brevemente interactuar con usted, en el marco de Café Cultura Nación, en el viejo cine Cosmos, donde hablamos -entre tantas cosas- de las empresas de comunicación. Estaba allí junto con mi hijo mayor, dos generaciones compartiendo con usted y muchas otras personas, ese momento mágico de una reunión de personas desnudando su pensamiento, animándose a ir un paso más allá estimulado por lo que colectivamente se iba creando, tanto en el interior de esa sala, como en el afuera del país que se va forjando (homenaje a Scalabrini y Jauretche, orientadores en esta forja).

Tengo, pues, un invalorable recuerdo de ese encuentro, como de las reuniones de Carta Abierta a las que suelo concurrir, muchas de ellas una invitación al pensamiento. Pero me permito disentir, o quizá ni eso, sino abrir un paréntesis sobre aquella comunicación que no se efectúa "cara a cara", como es el caso de los blogs, ese dominio de pelotudos de Internet.

Mi franciscanamente humilde blog, leído seguramente por muy pocas personas, nació, como tantos otros, entre el 2008 y el 2009, hijos del intento destituyente de los empresarios agropecuarios, mediáticos y sus representantes políticos. Nacimos para apoyar un gobierno que se había propuesto recuperar tanta cosa infamemente birlada, desde la sangre de los desaparecidos, el rol del Estado, la idea de solidaridad como un pilar social, la cultura del laburo. Con nuestras pocas virtudes y excesivos defectos, fuimos, en el seno de una clase mayoritariamente adversa (aquella que puede acceder a las computadoras) la posibilidad de pensar que existe una versión de la realidad discrepante con la de los medios concentrados, cuando no había mucho más eco que el de Página/12, 6 7 8 y algunos programas radiales.Debo disentir con los conceptos de muerte de la emoción y reino de la errancia. Cada uno de nosotros lee a muchos otros, escrituras con infinidad de matices, enormemente ricas en su heterogeneidad. La emoción y las ideas se desplazan, se enhebran, se funden y se separan para volver a encontrarse. Generan, movilizan, alientan el sentir y el pensar. No digo de ningún modo que esto reemplace al "cara a cara", pero tampoco es sólo un hábito autocomplaciente de solitarios. Muchos de quienes escriben en sus blogs son auténticos militantes, personas que salen de sus tareas laborales y se van a seguirla en sus partidos (aclaro que no es mi caso) ¿Ellos también son boludos que tienen un blog? no creo merezcan una afirmación tan contundente. Y para no hacerlo tan tedioso, una referencia al tema de la información: si bien ésta no está ausente en los blogs, se me ocurre la cuestión trata más acerca de la construcción colectiva de una mirada, que de un hecho informativo en sí. Y si algo debe destacarse aquí son dos palabras: "construcción colectiva", construcción del sentido que se arquitectura desde el intercambio, y que formarán parte del bagaje con el cual diariamente discutimos con quién sea el país que tenemos y el país que soñamos.

Para finalizar, maestro, agradezco enormemente sus palabras provocadoras, porque ellas están en el origen de tantas otras que escribimos, intentando, a pesar de nuestras limitaciones, ser sujetos allí donde se nos espera manipulables como objetos.

Con el mayor de los respetos, lo saludo afectuosamente.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Un Saludo a mis Amigos Blogueros

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Queridos Compañeros Blogueros:

Estamos ya en los últimos días de un año que nos ha llevado desde la inmensa alegría del Bicentenario hasta el desgarrador dolor por la muerte de Néstor Kirchner; el año en que la Asignación Universal por Hijo se convirtió en una gran ayuda para los más necesitados, pero a la vez, siendo condición sine qua non la vacunación y la escolarización, también los obliga a romper el traslado generacional, la herencia de la exclusión social. Es decir, además de paliar el hambre del hoy, les genera posibilidad de futuro.

Fue también el año de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, otra forma de hacer mejor nuestra sociedad, de ir desnudando su hipocresía, de romper con la influencia de la moral religiosa, prejuiciosa, medieval, excluyente del distinto.

Un año donde se ha producido quizá la más importante y trascendente noticia en décadas: el retorno de los jóvenes al protagonismo del pensar y actuar la política: el año en el que la muerte trajo el renacimiento de los ideales, el brote de mil flores.

La arremetida de la derecha salvaje, violenta, insensata que estamos sufriendo estos días, quizá constituya la señal más clara que se está transitando el camino correcto. Ya no les queda capacidad argumentativa alguna, ni siquiera contando con el formidable arsenal mediático del que disponen. Por eso el encarnizamiento, por eso la violencia.

Queridos compañeros, a pesar de las zozobras, de las preocupaciones, de las provocaciones, este proyecto popular va; sigamos yendo tras las utopías, ya que el triunfo no está en alcanzarlas, sino en nunca dejar de perseguirlas.

Les mando un Gran Abrazo

Sujeto

lunes, 20 de diciembre de 2010

El nombre es arquetipo de la cosa

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...el nombre es arquetipo de la cosa

¿Quién no fantaseó alguna vez con cambiarse de nombre?
¿A quién no lo sedujo, aunque sea un tanto así, la posibilidad de elegir soberanamente el nombre por el cual habrían de llamarlo?
¿Cuántas veces no hemos lamentado el malhado que torció nuestro destino cuando nuestros padres nos "nombraron"? Es decir, nos impusieron la más fuerte de las marcas.
Y así como de sus ijares echaron nuestra materia al mundo, fué de sus bocas el aliento transfundido que creó nuestras almas.
Nos "nombraron", nos definieron y recortaron del resto de la humanidad. Insuflaron en nosostros esa pequeñísima cuota de divinidad que - paradójicamente - nos humaniza.
Nos reconocemos en nuestro nombre, somos nuestro nombre, hasta que tomamos conciencia que - al igual muchas otras cosas - no lo elegimos. Nos lo "impusieron".
Normalmente esta percepción nos asalta en esa época de la vida en la que empezamos a cuestionar todo lo que durante nuestra infancia fue certeza y hasta artículo de fe.
Nada casualmente - sostengo - es también por esos años que la emergencia de nuestros sentidos, la potencia de nuestros deseos, y la urgencia por obtenerlos nos hacen renegar de todo lo que nos pudiesen haber impuesto: mandatos, tabúes, interdicciones y hasta el nombre con el que alguna vez nos "dijeron".
"El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo..."
En estas palabras inconfundibles, e incomparables, se confirma la presunción; somos cuando nos nombran. La existencia, antes de ser nombrados, es un limbo de indiferenciación, un magma primigenio, un mainstream de potencia. De ella emergemos cuando nos nombran, y la voz que aprendimos a reconocer aún antes de ver la luz nos llama.
Así, elegir un nombre es - aunque sea parcialmente - renunciar a aquel que nos dieron, y rechazar, así sea sin reconocerlo, a quienes nos nombraron, o bien, dicen otros, sería comenzar un camino que en algún momento nos llevará a poner en su justa medida lo que heredamos y lo que construimos. Crecer lo llaman, también.
¿Será?
Sea así, o asá, la elección de un nombre para uno mismo no es poca cosa. Encierra, cómo no, el deseo de ser - aunque sea en parte - "otro". Ahora bien, ¿Cuán "otro" será?.
Si consideramos que el material sobre el cual tomaremos la decisión es el reservorio de nuestros recuerdos:caricias recibidas, gritos soportados, triunfos pasajeros, derrotas pertinaces, juegos excitantes, trabajos aburridos, proyectos truncados, coitos salvajes, cópulas rutinarias, goles malogrados, asistencias perfectas, plazas frecuentadas, bares trajinados, playas concurridas, músicas disfrutadas, lecturas inconclusas, miedos persistentes, dolores agudos, goces fugaces, sábanas transpiradas, noches interminables, sonrisas falsas, llantos genuinos, ternuras vergonzantes, orgullos estúpidos, vergüenzas obstinadas, amores enconados, traiciones abyectas...considerando todo esto - decía - ¿será nuestro nuevo nombre más ajustado a nuestra esencia, o - vaya paradoja - ya nadie nos reconocerá en él?
udi
febrero de 2008

domingo, 19 de diciembre de 2010

Alrededores

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Desde que la leí por primera vez, hubo una frase de Macedonio Fernandez que me impactó profundamente: "será tan sustancial como entrar en materia, y sin embargo, se trata de otra cosa". Al cabo, por poco o mucho que se lo piense, esta frase roza peligrosamente la verdad. Y decimos "roza" con una intencionalidad despojada de ingenuidad: la verdad es algo que siempre se produce a pérdida; la verdad va dejando restos, podríamos decir, "no dichos": no existe "la" verdad como punto de arribo; más bien habría que verla como la posibilidad, relanzada una y otra vez, de que el barco llegue a puerto, sí, pero, para volver a salir. Otra cosa, mucho me temo, se llamaría religión, y no es lo nuestro...

Otra manera de decirlo, es que en relación a la Verdad, siempre andaremos por los alrededores.

"Es por eso que preferimos, como tantas veces, y usando descaradamente el viejo código de los edictos policiales, "merodear por los alrededores" , bordear por las supuestas afueras de lo que ha pasado en el pomposa e inmerecidamente llamado "Parque" Indoamericano y compartir, con los pacientes amigos que nos leen, algunas reflexiones que, si son logradas, deberían convertirse en preguntas.
Una primera reflexión es que esto no ocurre en el centro, en la zona del turismo que interesa, blancos con billeteras bien provistas, sino en la periferia: en los alrededores. Es decir, esta "posibilidad de descontrol", por llamarla de algún modo, se puede dar en los descuidados alrededores, donde el "arreglate como puedas" es ley, y no en el centro iluminado por los flashes de los turistas, cara amable de la Reina del Plata.
Por ejemplo, se habla de la invasión del espacio público, en este caso, de un "parque". Si este lugar es denominado así, corresponde a un abuso del lenguaje: abandonado, dejado de lado, es público por el solo hecho de no ser "propiedad privada", mas no porque el gobierno comunal lo haya sostenido (y mantenido) decentemente como un espacio de esparcimiento para los "vecinos". ¿Será ésta la definición de lo público que sostiene (perdónese el oxímoron) el pensamiento del ingeniero?

Interesante ha sido ver, en la construcción mediática de la realidad, el papel de los "vecinos"." Los vecinos: he aquí un significante prolífico, podríamos decir, privilegiado, del macrismo. Desde lo topológico, desde el punto de vista de los lugares, estaríamos tentados de suponerlo como un agrupamiento por proximidad, por compartir una geografía acotada, con elementos identitarios, por ejemplo, "habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".

¿Será así? Nuestra hipótesis es que no; vecino, para el macrismo, es una construcción que gira fundamental y prioritariamente alrededor de la propiedad privada. El vecino con todas las letras, es dueño. El inquilino, si puede pagar su alquiler, no "cae" de la categoría, pero no merece ser miembro pleno. Y aún cabe una distinción más: no tiene la misma valoración un vecino de la zona norte de la ciudad a uno de la zona sur.

Siguiendo este sencillo esquema, el gobierno PRO no miente cuando dice que gobierna para los vecinos; en rigor, sería más exacto decir que no le importa en lo más mínimo la suerte de quienes no califican para el vecinazgo. En todo caso, los considerados vecinos de la devaluada zona sur le son útiles en tanto puede oponerlos a los excluídos. Cualquier semejanza con una película de zombies no es casual.

Pero hay también otra lectura posible: esta suerte de palabra-insignia del PRO, esa que jamás deja de pronunciarse en ninguno de sus discursos, podría decirse que es también, una forma de marcar, de develar sus propios límites: el de Macri es un partido vecinal, que podrá, eventualmente, gozar del apoyo del inquietantemente volátil electorado porteño, pero que no puede, per se, ir mucho más allá. Estos vecinos han sido presentados por los medios, a modo de justificación de la violencia, como pobres que luchan contra otros pobres . Pero, ¿Hablamos de la misma pobreza cuando nos referimos al propietario, o al inquilino de un departamento, con un empleo formal, obra social, algún aporte jubilatorio, que a los excluidos que alquilan una miserable pieza para cinco o más personas en una villa, que con suerte se mal alimentan cartoneando, carentes de todo lo que consideramos básico para vivir? Obviamente, la respuesta es que no; hablamos de personas de clase media baja, o aún baja, a la que se ha ido empujando a enfrentarse con excluidos, al punto de haber importado grupos de choque para promover la idea de una violencia masiva, y espontánea. La realidad es que, tras el llamamiento a la xenofobia por parte de Macri, el intento de asustar a los burgueses -en lo que sabemos desemboca- y que el lenguaje de los medios hay producido el deslizamiento de "ocupación" al mucho más sugestivo de "toma", aún con sus reclamos más que atendibles, la gran mayoría de los auténticos vecinos de la zona no se plegó a la producción de la violencia. Los más radicalizados de los "vecinos", incentivados por un Jefe de Gobierno que eternamente se pregunta por qué le pasan a él todas estas cosas, claman por trenes repletos de extranjeros de piel oscura partiendo hacia el norte. Algunos de ellos han visto a pequeños grupos muy decididos, disparando balazos, o tirando piedras, y los siguen: están "defendiendo su barrio". Y aquí surge un tema inquietante: la facilidad del contagio de la violencia. Es ya un clásico la figura del barrabrava como fuerza de choque contratable por cualquier segmento social que tenga el suficiente poder económico o capacidad de influencia e impunidad; goza el habitual y unánime consenso en su rechazo, pero, si el espectáculo (y el objetivo) lo amerita, deviene “vecino que defiende su barrio”. ¿Cuáles serían los anticuerpos sociales para no caer en este tipo de situaciones? Esto ha generado un cierto efecto de contagio, diversos focos en donde desposeídos ocupan terrenos reclamando solución a sus problemas habitacionales. Es, en el lenguaje racista que se ha fogoneado, "la invasión de los negros", "el plan descansar", el "vienen acá porque no hacen nada y les dan beneficios". Tanto repetidor serial que parlotea por ahí, ventilando su indignación, ¿Habrá pensado alguna vez que esas épocas que añora, en las que podía viajar al exterior porque un peso era un dólar, esa fiesta es la que comenzó a pagarse en el 2001? ¿Se le habrá ocurrido que el "ramal que para, ramal que cierra" que tanta admiración le causó, decretó el fin del ferrocarril, y con él la muerte de innumerables pueblos y la migración forzada? Hubo de todo en cuanto a "opinión pública" respecto a este tema. De los xenófobos no vamos a hablar específicamente, pero están incluidos en el registro de los violentos, así no se hayan movido de su casa, sencillamente por su capacidad de generación de climas hostiles, de preparación del terreno que desemboque en un "¡haga patria, mate a un bolita!", nos interesa más pensar en otros casos, el de aquellas buenas personas, gente de trabajo, a la que, si bien no pasa grandes privaciones, tampoco está en una posición envidiable en la cadena del consumo: Una consecuencia de este falso "pobres contra pobres" que han pretendido instalar, tiene la sutileza de la injusticia: "a ellos, que ocupan, le van a dar una casa, y a mí, que alquilo desde hace xxx años, no me dan nada..." Se me ocurren algunas preguntas: más allá de los planes habitacionales que en CABA el gobierno vecinal no implementa, ¿No deberían los bancos otorgar créditos inmobiliarios a las personas que tienen un trabajo formal, y ocuparse el Estado de aquellas necesidades de los más desprotegidos? Hay un proyecto de ley de Reforma Financiera que ha hecho planteos en este sentido, pero no se ha visto mucho entusiasmo en apoyar su implementación; es decir, quizá haya que pensar también que cuando se cajonea una ley que puede reorientar el crédito existe algún grado de responsabilidad en llegar a este tipo de situaciones, o en el caso de los empleadores que pagan parte del salario en negro e impiden así calificar para un ya de por sí escaso posible crédito inmobiliario. ¿Cuántas de las voces condenatorias que escuchamos a diario colaboran activamente en la producción de estas realidades ?

La cuestión de la exclusión será un problema que llevará años revertir, y, en mi opinión, se hace prioritario hoy todo el asistencialismo posible del Estado para poder incorporarlos al sistema; no hay aquí otra posibilidad, y, mucho me temo, sus beneficios no se verificarían sino en los hijos de aquellos que han sido expulsados completamente del sistema. Pero requiere también que nosotros, ciudadanos, "vecinos", tratemos de comprender los fenómenos en su complejidad, y no seamos tan sólo las repetidoras del discurso del Amo.

Seguramente habrá muchas más cuestiones que están "por los alrededores" de temas como éste, cuestiones que quedan escondidas, ocultas, detrás de esas verdades enlatadas que nos venden por pack; en todo caso, lo importante es siempre recordar pegarse una vuelta por la periferia de los temas, porque allí se suelen encontrar algunos fragmentos de verdad, tesoro invaluable si los hay.

Repasando el propio archivo

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Hace casi un año, publicamos en Descubriendo los tesoros sumergidos en Internet la nota: Meditando acerca del pago de la deuda argentina.
Esta semana declaró la presidenta argentina: “Hace un año exactamente, en este mismo lugar, lanzábamos el tema del uso de las reservas. En ese momento teníamos 47.700 millones de dólares y hoy cerramos con 52.102 millones." Y leo en la prensa: "La iniciativa redundó en un acalorado debate que se extendió durante todo el verano. En ese momento la oposición y el establishment financiero pronosticaron una serie de riesgos cambiarios y monetarios que finalmente no se verificó. Superadas las trabas judiciales que esos grupos interpusieron, el Fondo de Desendeudamiento comenzó a funcionar en marzo de este año. A la fecha ya se abonó casi la totalidad de los 6.569 millones de dólares en vencimientos y las reservas crecieron en más de 4.600 millones."

La política que propugna el neoliberalismo imperante en el mundo, la que manda la banca y los organismos de crédito internacional, la que le imponen a Irlanda hoy y le impusieron a la República Argentina hace años atrás es el endeudamiento y la consecuente extracción de recursos presupuestarios vía pago de interses de deuda.

Debo decir que todo puede ser simplificado al extremo. Lamentablemente así se hace política en Argentina, y es la única manera en que funciona la chicana, ciertamente. Debo decir que no es exclusividad de nuestra patria, pero es la que me duele. El arco político argentino es bastante disímil como para que nos confundamos. Sin embargo sé que es más fácil cuestionar al otro si lo enredo con los "malos", pero la confusión no está en el otro: está en uno. Es tan evidente la diferencia en la mirada económica y social que plantea el llamado PJ Federal, con los conservador-liberales dentro del PRO, con el radicalismo en sus varias vertientes conservadoras y liberales, con la centro-izquierda en sus vertientes varias, con las varias izquierdas en todas sus intensidades, y con la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K: el actual gobierno, que no las voy a explicar, entiendo que todos deberían comprenderlas, y si las niegan o no las reconocen será porque así lo decidieron.

Hay que dejar claro que por ahora nadie con capacidad -en todos los sentidos del término- de gobernar se plantea abandonar el mundo y hacer la revolución definitiva. Nadie que gobierne en nuestra región lo plantea , por cierto, por eso están tan en sintonía en los últimos tiempos nuestros países hermanos, entre sí y con nosotros, porque en líneas generales compartimos una mirada, una lógica, y esa mirada y esa lógica implican seguir dentro de esto que llamamos mundo, pero con autonomía, y no permitiendo que nos impongan políticas, y gobiernos. Los organismos internacionales de crédito al servicio de la banca internacional, los gobiernos de los países que los representan, necesitan que nos endeudemos para poder controlarnos, por eso les molesta tanto nuestra actual autonomía. Así lo declaran mediante los medios de comunicación militantes de ese régimen que aún gobierna el mundo libre (libre de justicia). Como ya dije antes, necesitan extraernos recursos presupuestarios vía pago de intereses de la deuda. Todos estos señores no están nada contentos con la política de desendeudamiento y solidez, ya que los deja sin capacidad para imponer políticas, pierden una poderosa herramienta. Lo que les permitiría imponer políticas y/o gobiernos que las lleven a cabo es que nos endeudáramos más, así estaríamos a expensas de los organismos financieros y de crédito, o que rompamos con todo, nos declaremos en rebeldía, para ahogarnos con todo el poder del que disponen, y así como han hecho tantas veces en nuestro país, vía golpes de estados, de los militares y de los financieros, o incluso por nuestra propia estupidez, recuperar el control de nuestras decisiones políticas, y naturalmente económicas.
Y dentro de esto que llamamos mundo, lo más sensato es la actual política de desendeudamiento, que significa ni más ni menos que lo está sucediendo, es decir, que el peso de la deuda en el presupuesto sea cada vez menor, y esto, conjuntamente con la política de acumulación de reservas, facilita por ejemplo que nadie nos de un golpe de estado financiero como le hicieron a Alfonsín para imponernos la segunda y más infame de las décadas, la década neoliberal. Parece difícil de comprender, pero no lo es: la única manera de salir definitivamente es seguir aplicando políticas autónomas con criterios inclusivos y con el crecimiento del mercado argentino en el horizonte. Así se pudieron mejorar los índices sociales del país, y se podrán seguir mejorando para que lo que aún falta, que es mucho, y duele muchísimo, deje de faltar. Concretamente esta autonomía económica nos permite decidir el destino de los recursos según nuestras propias necesidades, nuestros propios intereses y nuestro propio criterio.

Claro que se puede simplificar y mezclarlo todo. Agradezco y respeto a aquellos que no están de acuerdo con las actuales políticas y enumeran hechos y datos que las cuestionan, o pueden ponernos en riesgo. Aún cuando la interpretación de estos datos pueda ser forzada, finalmente es una interpretación subjetiva como la que todos hacemos. Lo que no respeto es negar la realidad, o manipularla. Sé que es más cómodo cuando cremos que el otro hace y piensa lo que a uno le es más fácil encasillar como "el lado oscuro", pero el otro sigue ahí, con su verdad.
Y la verdad, es que lo que está escrito en el post de hace casi un año de este blog, y que los números anunciados de la evolución de las reservas, son tal y como están a la vista. Pese a que a la inmensa mayoría de los políticos de la oposición, los medios de comunicación que militan por el mundo libre y los infatigables expertos en economía que no se cansan de errar un pronostico tras otro, todos y cada uno de ellos anunciaron catástrofes y cataclismos a diestra y siniestra, sin embargo ahí están los números de la realidad, empecinados.

Hay demasiada gente que opina desde el fanatismo, sin atenerse ni a los datos, ni a los hechos, ni al tema del debate. Los hay en todos lados, es cierto, no se salva nadie, y más de una vez me encontrarán discutir acaloradamente, apasionadamente, con alguien con quien supuestamente podría estar de acuerdo por denostar al que piensa diferente y negar el debate de los hechos, de los datos. A los adjetivos y calificaciones personales acuden muchos sin distinción de banderas partidarias, ni de ideologías.

Personalmente tengo una larga lista de cosas que no se hacen bien según mi modestísima opinión, y una larguísima lista de cosas que se están haciendo bien. La mayoría, las que en mi opinión son las más trascendentes las he escrito. No sé si quienes nos gobiernan finalmente terminarán corrigiendo o no esa lista de cosas que según mi opinión aún faltan para llegar a donde todos en teoría queremos llegar, aunque a veces no lo parezca. A priori creo que sí, que éste es el camino y así lo declaro. Lo que sí sé es quienes no.
Las exégesis de las intenciones, las fábulas, y las anécdotas podrán llenar las páginas que quieran, pero los hechos y los datos siguen ahí, gusten o no.







Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Poema de Miguel Hernández.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Chau Sujeto de la Historia, hola Sujeto

2 comentarios:
Hola, quiero avisarles que he decidido modificar el nombre de autor, el cual a partir de ahora van a leer como "Sujeto", tanto en los escritos que publique como en los comentarios que efectúe.

La explicación es la siguiente: siendo psicólogo y psicoanalista, siempre he evitado escribir "desde" esos lugares conceptuales, porque en todo caso, también significaba limitarse a ellos.
Es decir, uno escribe desde la formación que ha tenido, pero eligiendo una libertad de mirada mucho más amplia.

Y el que escribe es siempre un Sujeto.

Por todo lo dicho anteriormente, había elegido no ser Sujeto del Inconsciente, ni Sujeto del Significante; sino que tomé el nombre "Sujeto de la Historia" sin necesidad de ceñirme rigurosamente al concepto hegeliano, tan sólo denotar que somos el entrecruzamiento de discursos, de hechos, de la historia individual, familiar, colectiva. Sujeto sujetado, determinado, pero en permanente lucha contra lo que lo determina, sujeto que "hace" historia.
Ahora, que he decidido comenzar a estudiar la carrera de Filosofía, sostener "Sujeto de la Historia" se hace imposible, por las razones de coherencia ya expuestas; por eso, a partir de ahora, chau Sujeto de la Historia, hola Sujeto.

Aprovecho para saludarlos, y agradecerles su paciencia y buenos aportes.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Otros Evangelios

2 comentarios:
Aquí, en dos partes de 3 capítulos cada una, la versión final - corregida y aumentada - de los "Otros Evangelios", abandonada por más de 4 años en la papelera de un servidor.

Ojalá les guste !


I
Umberto Eco

Sabida es la fascinación que los relatos herméticos ejercen sobre el imaginario de lectores poco entrenados, o mentalidades relativamente débiles. Consciente de tal circunstancia Umberto Eco pergeñó, a mediados de los '80 una novela que, montada sobre la universal repercusión que unos años antes había obtenido "El nombre de la rosa", fue uno de los acontecimientos editoriales más esperados del fin del cortísimo siglo XX.
"El péndulo de Foucault", de él hablamos, despertó en un servidor, aún antes de su salida a la luz, un irresistible afán por adquirirlo.
Así son los mortales, querido lector: se figuran que poseyendo un objeto se apropiarán, por alguna especie de mágica transubstanciación, de los saberes y poderes que en su esencia se compilan.
Naturalmente hube de leerlo, acometiendo la lectura con el afán de lucirme frente a una señora cuya atención me interesaba despertar por aquellos tiempos y a quién esperaba secretamente seducir con mis profundas reflexiones en torno a la obra del semiótico piamontés. Ya fue dicho, pero nunca está de más reiterarlo: son incontables las estupideces, empresas y actos heroicos que son capaces de realizar los hombres con el objeto de conseguir una cita con una mujer. Postula - incluso - una secta fundamentalista que " todo" lo que el hombre hace en su corta vida es con este objetivo. Dejaremos este punto librado a la conciencia de cada uno, no por esquivar el bulto - dios nos libre - sino por exceder los propósitos de este modesto artículo.
Emprendí, pues, la lectura del citado "péndulo.." con el doble deseo de encontrar placer en sus páginas, y generar las condiciones para obtenerlo con el concurso de otro, citando los mejores capítulos con verba florida, hondas consideraciones, y espíritu galante.

Pero nada es tan fácil en la vida, y la comprensión de ciertos pasajes, escritos en un latín nada perspicuo, se reveló infructuosa a las primeras lecturas. La trama, empero, mantenía su interés, más allá de ocasionales derivaciones.
El apropiado ambiente para una novela intelectual y sofisticada es - naturalmente - una editorial, lugar al que llegan exponentes de toda la gama de la inteligencia humana, que es limitada; y de la estulticia, que - se sabe - es infinita.
Por elevada y erudita que parezca la actividad editorial no deja de tener su costado crematístico, al cual no hay que descuidar, so pena de atentar contra la vida espiritual que discurre en estos ámbitos. No por conocido el viejo refrán pierde validez: "Bien me quieres, bien te quiero: no me toques el dinero". Es decir: amén de templo consagrado a la promoción de los más altos valores humanísticos y científicos una editorial es un negocio que debe manejarse según los irrefutables cánones que mandan obtener beneficios materiales (el máximo posible, agrego, recordando viejas lecturas).
Así las cosas, en la editorial que Eco nos presenta creen firmemente que lo único imprescindible son los autores. Los hipotéticos lectores son vistos como un agregado simpático, pero cuya existencia no es crucial para la continuidad de la empresa. A los fines de obtener la indispensable rentabilidad se debe, pues, contar con una permanente afluencia de autores ansiosos de ver su obra en letra de molde. Deseo, por otra parte, muy humano y comprensible, y cuya potencia es tal que los futuros editados, paladeando ya las mieles de la fama - módica, de aldea - aceptarán participar en los costes de producción de la primera tirada, en un porcentaje apenas superior al ciento por ciento. Por supuesto, para lograr esta disposición de espíritu la editorial habrá de incurrir en ciertos gastos de representación que deslumbren a los futuros clientes, digo, autores. Una de estas inversiones en relaciones públicas es el otorgamiento de un premio anual a la creación literaria, un año en verso y otro en prosa. Y aquí llegamos a la causa de estas líneas: el premio en cuestión llevaba el nombre de "Petruccelli della Gattina", al que - en mi ignorancia - atribuí un origen fantástico. Entiéndaseme bien: creí que Umberto Eco ponía allí ese nombre como quién escribe, qué sé yo, Juan Pérez o John Doe. En el contexto parecía verosímil mi conjetura. Pero las cosas, querido lector, son siempre más complejas de lo que uno supone.

II

Udi
Unos años después, cuando ya el semiólogo devenido novelista de fama universal había publicado - y un servidor comprado y leído - un indigesto mamotreto al que tituló - algo pomposamente, opino - "La isla del día de antes", me ocurrió un acontecimiento singularísimo. A la búsqueda de un viejo tratado sobre la incidencia de las enfermedades venéreas en la moral de las tropas fascistas durante la guerra civil española. (Parece que las cuatro columnas que al final entraron a Madrid, a encontrarse con la quinta, estaban estragadas por la sífilis, que también Franco habría padecido).

Encontré, decía, en el fondo de un estante casi carcomido por la polilla un volumen amarillento, de tapas resquebrajadas cuyo título, apenas legible, era "Memorias de Judas". Vaya a saber por qué - no se me conoce por mi apego a los evangelios, canónicos o apócrifos, precisamente - decidí abrirlo.
Si tú, querido lector que me conoces y frecuentas, te muestras sorprendido, permíteme expresarte que mi asombro en ese momento fue aún mayor. El autor de esa obra era, habrás adivinado, Petruccelli della Gattina, que encima cargaba con el poco eufónico nombre de pila de Ferdinando.
Me creí dentro de una novela: yo era un personaje de Eco, que en realidad es un personaje de Petruccelli della Gattina. Como en un juego de espejos enfrentados llegué a pensar que el único real en esa historia era Petruccelli, que imaginó un novelista, que postuló un lector: un servidor.


Tuve un leve acceso de pánico, que llegó y pasó, pero dejó un sedimento importante.
En efecto: ¿Quién fue Petruccelli della Gattina? El libro en cuestión poco explicaba. Una edición española de 1937, papel de baja calidad, pie de imprenta cuanto menos dudoso, traductor ignoto y datos del autor lacónicos que excitaron mi curiosidad sin satisfacerla, como divisar desde la acera a través de una ventana un destello de seda que descubre una pierna. Un giro y un frú-frú de cortinas que caen. Conocemos la calle y el número. Pero, ¿Quién es esa belleza entrevista?
En ese estado de ánimo acudí al propietario del mohoso establecimiento, viejo librero catalán, reliquia de la guerra civil anclado para siempre a la vera del Paraná. A fuer de conocer su mercadería el viejo refugiado debería poder informarme sobre ese libro y su autor.
Algo sabía el veterano anarquista, y tal como me lo dijo, sin quitar ni poner una coma, es que ahora lo transmito a Ustedes, mis respetables, pacientes, y - lamentablemente - escasos lectores. No por ello menos apreciados, por supuesto.

III
Petruccelli della Gattina
Italia, a mediados del siglo XIX, era un conglomerado de pequeñas formaciones políticas, herederas de la restauración monárquica y clerical de 1815. Los Borbones, la Casa de Savoia y otras familias igualmente honestas y tolerantes se repartían el territorio peninsular, salvo aquellas comarcas regidas por la férula papal. Es en este contexto en el que se desenvuelve nuestro hasta ahora ignoto autor. Petruccelli nace en 1815, de familia noble. Padre y tío masones; a instancias de una abuela pía y piadosa es educado en conventos y seminarios, de los cuales fue invariablemente echado por irreverente. Estudia medicina en Nápoles. Y se convierte en un periodista, escritor y militante político que en 1848, año de la primer comuna, se juega la cabeza en la revolución liberal napolitana. Casi la pierde, dado que la policía borbónica le pone precio. Huye a Francia. Va y viene intermitentemente a Inglaterra. Es expulsado de Francia, en 1852...y en 1859...y en 1871, después de intervenir activamente durante la primavera de la comuna, antes que las tropas de la aristocracia alemana intervengan para salvar a la burguesía francesa.
Durante estos años participa de la unificación italiana, es electo diputado, combate a la iglesia y es expulsado nuevamente. En 1868 escribe su obra máxima: "Memorias de Judas", en francés. Esto no le reporta mayores simpatías de parte del partido clerical, pero a esta altura de su vida podemos conjeturar que no le debe haber importado en demasía. Petruccelli della Gattina muere, siendo diputado y ya menos jacobino, en 1890, ciego, paralítico y condenado al olvido. Como dijera Cervantes tres siglos antes, no es recomendable toparse con la iglesia, sus odios son longevos.
Este es, pues, el autor del poco explícito volumen que había caído en mis manos. La información proporcionada por mi ácrata librero no moderó mi curiosidad, antes bien la exacerbó. Me propuse leer la obra de un tirón, postergando otras lecturas más urgentes pero menos necesarias, decidiendo no dar importancia al estilo farragoso que, anticipé, correspondería a la época y al canon decimonónico.

Continuará...

domingo, 5 de diciembre de 2010

De identidades, fábulas, anécdotas y realidades (nada personal)

4 comentarios:
Me parece simpático, y revelador, como nos quedamos de una película de 90' con 4 ó 5 fotogramas que nos permiten hacer una lectura que más o menos encaje con nuestra visión. Incluso cuando esa lectura es algo forzada, cuando requiere imaginación. No sólo cuando de política hablamos, ciertamente. Pero el tema es ahora la política.

Últimamente sucede mucho menos, debo decirlo, pero aún así es muy cristalino como algunos amigos que detestan a la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K abusan de las miradas sesgadas. A veces me parece que la cerradura es cada día menos translúcida. Pareciera que si la película nos agobia con una trama que no es como esperamos, nos escondemos detrás de nuestras fábulas, de nuestras sesgadas interpretaciones de lo que realmente representa la historia, o de lo que en verdad quiso decir el director, y de si su historia condena o no a los actores. Pero nos olvidamos de lo que nos convoca, que es la película misma.

También debo decir que me parece interesante el hecho de que ésta es la segunda etapa política de nuestro país -que yo tenga memoria- que tiene al grueso de los intelectuales y de los artistas con una mirada muy próxima al oficialismo. La anterior fue en el inicio de la gestión al frente del gobierno de Don Raúl Alfonsín. Un par de años después la realidad demostró que ése no era el camino. Ahora, en cambio, dato ya de por sí revelador, es al final del segundo mandato de la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K.

Entre mis amigos/parientes hay de todo: amor, odio y distintos grados de indiferencia y de aceptación respecto de quien conduce los destinos de nuestra patria. Pero los relatos de la vida cotidiana de todos y cada uno, de sus realidades económicas personales, coinciden claramente con los números que los diarios económicos internacionales, el Banco Mundial, las Naciones Unidas, y otras fuentes de diferentes niveles de credibilidad y prestigio me informan. También hablan muy bien de mi entorno personal y familiar, debo decirlo; hay de todo, claro, pero básicamente es gente honesta que no miente sobre su realidad para ajustarla a la realidad que cree existe extramuros.
Supongo que lo que leí esta semana en un periódico español tendrá que ver con esos datos: de los 110.000 españoles que se fueron desde que estalló la crisis, 33.000 eligieron como destino la Argentina. También he leído en el periódico más prestigioso de Galicia, que el 40% de los 29.000 gallegos que emigraron desde el inicio de la crisis eligieron Argentina. Y es una emigración cualificada, hablamos de gente con formación. Y si sumo eso a que además el 84% de los argentinos que emigraron a España volvieron, parece que son muchos los que desde otros lugares, con otros contextos mediáticos, con diferentes accesos a la información, de la buena y de la mala, entienden los mismos números con claridad.

Cuando era un pibe sólo me servía la perfección, y no me conformaba con menos que con la revolución. Ahora, quizá debido a que la edad me nubla la capacidad de desear, me conformo con que objetivamente la cosa vaya mejorando. Y que eso sucede es evidente para cualquiera. Incluso para las Naciones Unidas y para el Banco Mundial. Sé que no son fuentes válidas para algunos. Ya harán cerraduras más amplias.

Insisto con lo que reclamo una y otra vez: datos no adjetivos, hechos no fábulas o anécdotas. Sé que es una ventaja ni amar ni odiar a nadie, así es más fácil analizar hechos y datos, y no mezclar. A mí lo actores políticos me dan igual. No me interesan, no me interesa el gobierno, y no me interesa la oposición. Nunca estuve cerca ideológicamente de ninguno de ellos, pero tengo la capacidad, quizá la amplitud, de acercarme a uno o a otro con un sentido táctico. Lo que sí me interesan son los hechos y los datos estadísticos. Y la claridad y la contundencia de los números contrasta con lo que una vez más se confirma: sólo sabemos atacar blandiendo letras en función adjetiva, quizá en un desesperado intento de tapar el Sol con las manos. Así los empíricos, los que analizamos a partir de la realidad, no modificamos nuestra percepción, más bien la reafirmamos.

Los políticos argentinos son todos un desastre, puedo adherir a esa declamación. Pero no es casualidad, estos vienen de nosotros mismos: no son marcianos que depositó una nave espacial. Debo confesar que no hay ni uno que me de alegría votarlo, salvo Jorge Rivas. En el gobierno hay políticos tranceros y corruptos, sí, evidentemente. Pero en la oposición todavía mucho más; y cualquiera de los que nos pueda, muy hipotéticamente claro, llegar a gobernar, tanto o más. Y no son sólo sospechas, lo han demostrado, todos. Son impresentables, todos. Todos ellos son los mismos que siempre estuvieron, porque no se ha ido ninguno. Pero debe quedar claro que fue la sociedad argentina, fuimos nosotros como pueblo quienes demostramos ser incapaces de generar una nueva dirigencia política que supere la funesta que padecemos. Es nuestra triste realidad.

Dicho esto, vayamos a los hechos, los números de la economía real, que es lo que me importa -a mí-:
En el 2001 la pobreza estaba en el orden del 44% y la indigencia en el 14%, según datos de las Naciones Unidas. La Cepal, organismo dependiente de la ONU, acaba de informar que a fines del 2009 la pobreza era del 11,3% y la indigencia del 3,1%. Es razonable pensar que con un año de AUH haya mejorado ese índice aún más a fines del 2010. Es interesante también como dato que no parece anecdótico, que las Naciones Unidas mediante las FAO -la organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación que conduce las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre- ha distinguido a la presidenta Cristina Fernández con la medalla Ceres, sumándola a una lista en la que se encuentran La Madre Teresa, Michelle Bachelete, Indira Gandhi o la Reina Sofía.
A principios de 2003, lo recordamos todos perfectamente, había más del 24% de desocupación, hoy menos del 8%. Abro Clarín clasificados y no puedo menos que asombrarme de la demanda que hay.
En los diarios económicos españoles he leído que, según el Banco Mundial, Argentina es desde 2009 el país con PBI per cápita más alto de la región. También en estos periódicos económicos los analistas estiman que dada la solidez del crecimiento del país, muy superior a quienes están disputando este privilegio, Chile y México, consolidará esta situación.
Hay mucho más. Muchos más datos, como la política de desendeudamiento, por la que están sorprendidos todos, incluido yo, que daban a Argentina por muerta, definitivamente aplastada por el peso de la deuda externa. La mejora innegable de la situación de los jubilados desde la catacumbas en donde quedaron con el PJ de Menem y la UCR de De La Rua y cía. La política de acumulación de reservas, y la solidez que esto le genera a la economía. La promoción de la industria, lenta pero consistente. El plan raíces, que es una gran declaración de intenciones. La integración económica regional. Que en el 2003 el peso de la deuda representara un 6% del presupuesto y la educación un 2%, y hoy se hayan invertido esos parámetros. Los niveles de inversión en términos del PBI registran máximos históricos, y este es un dato tan relevante como revelador. Y un largo etcétera. Alguien llegó a decirme en un debate sobre esto, a modo de defensa de su posición contraria a la mía, que lo único que funciona bien en Argentina es la economía. Casi nada.

Hay problemas, sí claro, claro que los hay.
Inflación: no es grave, pero es real, y recién ahora el gobierno se desenreda de la política y acepta la realidad, algo que debió haber hecho antes. La inseguridad es un problema, qué duda cabe. En Argentina, en EEUU, en Europa y en la mayoría de nuestros países insertados, qué remedio, en el mágico mundo capitalista. De eso le habla Sarkozy a su electorado cuando le dan ataques fascistas. A eso se refieren Rajoy y Berlusconi cuando aplauden a su amigo dándole la razón. Y es inversamente proporcional a la inclusión y el nivel de distribución del ingreso sumado al nivel de protección social que los estados son capaces de proporcionar. Basta un rápido análisis de los números globales de diversos países para comprenderlo. Esto lo sabe todo el mundo. Algunos están obligados. La década del '90 nos dejó un país marginalizado, los números objetivos indican mejoras, claras pero insuficientes -tasa de homicidios, como se mide en el resto del mundo-. Por lo que debemos decir que es un tema que hay que tomárselo más en serio, de parte del gobierno, son quienes tienen la responsabilidad, pero también de parte de la oposición que lo banaliza simplificándolo. Estamos muy lejos del terror, es verdad, pero también muy lejos del paraíso, y hay que aspirar al paraíso.
Aunque pueda resultar paradójico, entre los datos positivos hay datos que aún son claramente insuficientes, ya que si bien es cierto que la pobreza y la indigencia se ha reducido claramente, aún duele, y mucho, y exige aún más esfuerzos inclusivos. No equivale esto a decir que no se está haciendo, lo que digo es que hay que hacer más. Y la tasa de desocupación que ha bajado dramáticamente, cuando en el mundo desarrollado ha aumentado con el mismo dramatismo, debe bajar aún más para poder mejorar el poder adquisitivo de los salarios. Falta, por cierto siempre falta, pero lo que hay que tener claro es el camino: de dónde venimos, dónde estamos, y cuál de los posibles bifurcaciones que tenemos frente a nosotros nos conduce donde en verdad queremos.
Se preguntó usted, lector, dónde quiere llegar, y qué cosas faltan para eso.

Pero también hay otro problema, en mi opinión muy importante, que muy pocos mencionan en la prensa argentina, y que es el esquema tributario. Argentina en el 2002 recaudaba menos del 18% del PBI. Ahora recauda casi el 27%. Pero esto, además de ser claramente insuficiente -aunque hay que reconocer que mejoró-, está basado en un esquema aún regresivo. No hemos casi modificado el paradigma de la década neoliberal, la segunda y más infame de las décadas, y la recaudación, que es aún escasa, se basa en los sectores de menores recursos vía impuestos al consumo y ganancias. Los sectores que más ganan aún siguen eludiendo y evadiendo ante la escasa eficacia en el tema de quienes nos gobiernan, pero sobre todo ante la alegría de una parte de la población que insólitamente parece defender los intereses de estos sectores concentrados de la economía.

Ahora, hay que decir que este gobierno es el responsable de lo bueno y de lo malo. Digo esto porque no me imagino a ninguno de los impresentables de la oposición llevando adelante estas políticas, las que han logrado estas innegables mejoras en nuestra realidad durante estos últimos 7 -siete- años, básicamente porque las cuestionan, sin más. Y no me imagino a ninguno de esos hombre y mujeres solucionando los problemas, los graves, los menos graves, y los banales, que aún hay, porque sólo los escucho declamar. Casi ninguno propone cosas concretas, y esas escasas propuestas, cuando las hay, suelen ser contradictorias entre sí. Y no sólo, también con los discursos de quienes las apoyan. Y evidentemente, nadie en esta oposición plantea ni se toma en serio el tema tributario, que para mí es central. Es más, incluso he escuchado a insensatos diciendo que en Argentina el estado agobia con los impuestos, que sobran recursos, negando neciamente los datos objetivos, ya que aún debería crecer la recaudación un 33% más para igualar a Brasil, por no hablar de países desarrollados.

Entonces es también evidente que en lo que falta, debemos incluir mejorar en educación, en salud, en justicia, en infraestructuras. Pero es imposible que un país que sólo recauda un 27% pueda mejorar mucho más de lo que lo está haciendo en los servicios básicos. Quien diga que estamos bien miente, o niega la realidad. Pero también mienten infamemente quienes critican esta realidad, livianamente, no diciendo por qué sucede. Por eso tenemos los políticos nefastos que tenemos. Por eso tenemos la sucesión inagotable de gobiernos malos, regulares y gobiernos malísimos. De los que eligió el pueblo con el poder del voto, entonces democráticos, y de los otros, los nefastos y aún mucho más corruptos, elegidos por los otros, los que tienen el poder del dinero. Porque como sociedad nos quedamos en los detalles, en la queja, y nunca vamos al fondo. Y debemos tener claro que es materialmente imposible tener los servicios públicos y las políticas sociales que hay en los países desarrollados sin el esquema tributario de estos. No es serio, es más, es perverso, decir que funciona mal la educación, la salud, la justicia, y no decir que Brasil recauda el 36% del PIB, que España el 42%, que Francia y Alemania el 45%, que el paraíso del capitalismo que es Suecia más del 50% del PBI, y nosotros, incluso luego de mejorar, como lo hemos hecho, en un 50% en los últimos 7 años, aún estamos en un pobre 27%.

Seamos serios, por nuestro propio bien no hagamos politiquería, que ya bastante con los políticos berretas que tenemos. Con chicanas baratas es imposible entender cómo y por qué, algo que es muy necesario para poder elegir bien nuestro camino hacia el futuro, para no actuar neciamente.
¿O acaso creemos estar en condiciones objetivas de volver a perder otra oportunidad?


La foto que ilustra la entrada es una gentileza del fotógrafo entrerriano Gustavo Germán Cabral






viernes, 3 de diciembre de 2010

Transformaciones y Equilibrios

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Si no creyera en la balanza, en la razón del equilibrio
Si no creyera en el delirio,
Si no creyera en la esperanza...


La Maza, Silvio Rodríguez

Hace siete años, cuando un ignoto patagónico, flaco, desgarbado y con la suficiente mezcla de calidez y torpeza como para meterse entre la gente y lastimarse con una cámara (qué anticipo de lo que vendría: lastimarse con una cámara...) asumía la presidencia de la Nación, creo que nadie se imaginaba de qué modo transformaría el país.

No creemos necesario, a esta altura, la enumeración de las medidas de gobierno que han promovido la transformación social, política, económica y cultural que está en marcha en Argentina; más bien quisiéramos detenernos brevemente en algunos puntos nodales de -creemos- toda la praxis kirchnerista, que lo han llevado a la posición en que se encuentra.

Concebir la política como el ámbito por excelencia de la resolución de conflictos, es absolutamente solidario con la convicción de no criminalizar la protesta social. Si recordamos los gobiernos anteriores (Menem, Duhalde, De la Rúa) en los que la política era simplemente el brazo ejecutor del poder económico, la criminalización de la protesta social era norma: dado un discurso único, el del mercado, aquello que se resistiera era pasible de represión, sea ésta la diabólica del "ramal que para, ramal que cierra", o la más burda, la del palito de abollar ideologías. Creo innecesario destacar que no estamos hablando de meras disputas ideológicas, sino de exclusión, desempleo, violencia, muerte, hambre. Reales, concretas, brutales.

Ahora bien, ¿cómo encarar la dimensión del Conflicto ? (motor de toda transformación posible) : apelando al Equilibrio. A grandes rasgos, y a riesgo de ejemplificar groseramente: los trabajadores discuten con los empresarios sus ingresos en negociaciones paritarias, pero a su vez, el Estado ofrece a las empresas diversos beneficios: medidas antidumping, fomento al consumo, etc, en un círculo que relanza el circuito económico. El Estado, pues, en un rol de injerencia activa en la vida económica, pero tendiendo a una mayor equidad en el reparto de la riqueza. ¿Que falta mucho? Sí, indudablemente. Pero, que ya se comenzó, sí, también. ¿Un mejor ejemplo de equilibrio? la Asignación Universal por Hijo (AUH) no es -como pretenden sus detractores-una dádiva, sino una ayuda económica a los más necesitados, con una condición: la de la obligatoriedad de la vacunación y la escolaridad; esto es, la condición sine qua non para recibirla es la de utilizar las herramientas universalmente válidas para salir del estado de exclusión: salud y educación, brillante síntesis de la dialéctica entre derechos y obligaciones, y de solidaridad intergeneracional: el beneficio, condicionado por la obligación mencionada, de que las futuras generaciones tendrán más y mejor preparación para afrontar los desafíos de la vida: corte del círculo vicioso de la marginalidad, ni más, ni menos.

Por supuesto, si quisiéramos trasladar esta pequeño bagaje de conceptos (equilibrio, conflicto, solidaridad, tolerancia) a otros campos, lo haríamos fácilmente: desde los Derechos Humanos a la emergencia de las problemáticas como la democratización de la comunicación audiovisual, o desde el histórico logro del matrimonio homosexual a la ya indiscutiblemente imprescindible despenalización del aborto; muchas son las cuestiones en que han caído paradigmas con fuerte pregnancia. El kirchnerismo ha desatado fuerzas y dinámicas sociales que van mucho más allá de su posibilidad de manejo, hay un plus que se agrega: la irrupción de la juventud tomando su papel en la historia, después de un letargo inducido por los adormecedores de conciencias . No es un dato menor, en absoluto, y se ha intensificado notablemente por la -siempre a destiempo- muerte de Néstor Kirchner: su legado ha sido el de ejercer la militancia, el de no llegar al poder para olvidar los ideales.


Es entonces en este contexto, y con la numérica necesidad de sumar, que me pregunto, no sin cierta angustia, por el inquietante poco eco que han tenido las trágicas muertes de un ciudadano qom ( o toba) y un policía, en un conflicto por "propiedad privada" donde se han unido los intereses del poder político provincial, el poder judicial, la institución policial y el poder e influencia de terratenientes. El mencionado "poco eco" ha sido exhibido tanto desde el Gobierno Nacional, como de lo las distintas agrupaciones que participan del kirchnerismo, y paradójiamente han tenido en nuestros denostados blogs algunas de las condenas más explícitas, como -aclaro: entre muchos otros interesantes análisis blogueros- pueden leerse en el blog del amigo Daniel Mancuso, o en el de Guillermo (Todo con Alambre), que creo tocan puntos muy similares a los que estamos planteando aquí.

Estamos a las puertas de un año electoral, más aún, de elección del Poder Ejecutivo Nacional.

Es más que clara la necesidad del kirchnerismo, encarnado en la conducción de Cristina Fernández, de articular una política frentista, en la cual, como es obvio por la heterogeneidad de pertenencias ideológicas y partidarias, el armado no es cosa sencilla. Podría decirse que desde cada procedencia del frente, habrá "sapos"por tragar, lo cual es, ni más ni menos, que el precio de la diversidad, pero confío en el criterio de nuestros gobernantes para sostener este delicado equilibrio.

Ahora bien, alejado de todo "purismo" (en el que jamás podríamos competir con algunos amigos de una izquierda de pensamiento inflexible), se nos impone la pregunta acerca de los Límites que debe tener el espacio, porque en el proceso mismo de suma para acumulación de poder, se van empoderando también, o al menos , preservándolo si ya lo tenían, los Insfran, su justicia ladera, los intereses comunes con los dueños de la tierra. En fin, la negación de lo que solemos sostener. Dicho con la mayor claridad que nos sea posible: intuímos más que sabemos de las enormes dificultades y complejidades para gobernar, pero también, con humildad, peticionamos para que tipos como Insfran no formen parte de este proyecto; podríamos tranquilamente perder algunos votos, pero lo que no podemos, ni debemos, es dejar afuera nuestras convicciones: inclusión, equilibrio, dignidad, equidad. Acá hablamos de represión y muerte, no de simpatías políticas, y además, tenemos una enorme obligación con los jóvenes que tomarán la posta mañana: un capital que vale mucho más que el del poroteo: el de seguir creyendo que la política es la condición necesaria para la liberación, y el de sentir este compromiso ético con la vida, que los hizo acercarse.