domingo, 19 de diciembre de 2010

Repasando el propio archivo

Hace casi un año, publicamos en Descubriendo los tesoros sumergidos en Internet la nota: Meditando acerca del pago de la deuda argentina.
Esta semana declaró la presidenta argentina: “Hace un año exactamente, en este mismo lugar, lanzábamos el tema del uso de las reservas. En ese momento teníamos 47.700 millones de dólares y hoy cerramos con 52.102 millones." Y leo en la prensa: "La iniciativa redundó en un acalorado debate que se extendió durante todo el verano. En ese momento la oposición y el establishment financiero pronosticaron una serie de riesgos cambiarios y monetarios que finalmente no se verificó. Superadas las trabas judiciales que esos grupos interpusieron, el Fondo de Desendeudamiento comenzó a funcionar en marzo de este año. A la fecha ya se abonó casi la totalidad de los 6.569 millones de dólares en vencimientos y las reservas crecieron en más de 4.600 millones."

La política que propugna el neoliberalismo imperante en el mundo, la que manda la banca y los organismos de crédito internacional, la que le imponen a Irlanda hoy y le impusieron a la República Argentina hace años atrás es el endeudamiento y la consecuente extracción de recursos presupuestarios vía pago de interses de deuda.

Debo decir que todo puede ser simplificado al extremo. Lamentablemente así se hace política en Argentina, y es la única manera en que funciona la chicana, ciertamente. Debo decir que no es exclusividad de nuestra patria, pero es la que me duele. El arco político argentino es bastante disímil como para que nos confundamos. Sin embargo sé que es más fácil cuestionar al otro si lo enredo con los "malos", pero la confusión no está en el otro: está en uno. Es tan evidente la diferencia en la mirada económica y social que plantea el llamado PJ Federal, con los conservador-liberales dentro del PRO, con el radicalismo en sus varias vertientes conservadoras y liberales, con la centro-izquierda en sus vertientes varias, con las varias izquierdas en todas sus intensidades, y con la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K: el actual gobierno, que no las voy a explicar, entiendo que todos deberían comprenderlas, y si las niegan o no las reconocen será porque así lo decidieron.

Hay que dejar claro que por ahora nadie con capacidad -en todos los sentidos del término- de gobernar se plantea abandonar el mundo y hacer la revolución definitiva. Nadie que gobierne en nuestra región lo plantea , por cierto, por eso están tan en sintonía en los últimos tiempos nuestros países hermanos, entre sí y con nosotros, porque en líneas generales compartimos una mirada, una lógica, y esa mirada y esa lógica implican seguir dentro de esto que llamamos mundo, pero con autonomía, y no permitiendo que nos impongan políticas, y gobiernos. Los organismos internacionales de crédito al servicio de la banca internacional, los gobiernos de los países que los representan, necesitan que nos endeudemos para poder controlarnos, por eso les molesta tanto nuestra actual autonomía. Así lo declaran mediante los medios de comunicación militantes de ese régimen que aún gobierna el mundo libre (libre de justicia). Como ya dije antes, necesitan extraernos recursos presupuestarios vía pago de intereses de la deuda. Todos estos señores no están nada contentos con la política de desendeudamiento y solidez, ya que los deja sin capacidad para imponer políticas, pierden una poderosa herramienta. Lo que les permitiría imponer políticas y/o gobiernos que las lleven a cabo es que nos endeudáramos más, así estaríamos a expensas de los organismos financieros y de crédito, o que rompamos con todo, nos declaremos en rebeldía, para ahogarnos con todo el poder del que disponen, y así como han hecho tantas veces en nuestro país, vía golpes de estados, de los militares y de los financieros, o incluso por nuestra propia estupidez, recuperar el control de nuestras decisiones políticas, y naturalmente económicas.
Y dentro de esto que llamamos mundo, lo más sensato es la actual política de desendeudamiento, que significa ni más ni menos que lo está sucediendo, es decir, que el peso de la deuda en el presupuesto sea cada vez menor, y esto, conjuntamente con la política de acumulación de reservas, facilita por ejemplo que nadie nos de un golpe de estado financiero como le hicieron a Alfonsín para imponernos la segunda y más infame de las décadas, la década neoliberal. Parece difícil de comprender, pero no lo es: la única manera de salir definitivamente es seguir aplicando políticas autónomas con criterios inclusivos y con el crecimiento del mercado argentino en el horizonte. Así se pudieron mejorar los índices sociales del país, y se podrán seguir mejorando para que lo que aún falta, que es mucho, y duele muchísimo, deje de faltar. Concretamente esta autonomía económica nos permite decidir el destino de los recursos según nuestras propias necesidades, nuestros propios intereses y nuestro propio criterio.

Claro que se puede simplificar y mezclarlo todo. Agradezco y respeto a aquellos que no están de acuerdo con las actuales políticas y enumeran hechos y datos que las cuestionan, o pueden ponernos en riesgo. Aún cuando la interpretación de estos datos pueda ser forzada, finalmente es una interpretación subjetiva como la que todos hacemos. Lo que no respeto es negar la realidad, o manipularla. Sé que es más cómodo cuando cremos que el otro hace y piensa lo que a uno le es más fácil encasillar como "el lado oscuro", pero el otro sigue ahí, con su verdad.
Y la verdad, es que lo que está escrito en el post de hace casi un año de este blog, y que los números anunciados de la evolución de las reservas, son tal y como están a la vista. Pese a que a la inmensa mayoría de los políticos de la oposición, los medios de comunicación que militan por el mundo libre y los infatigables expertos en economía que no se cansan de errar un pronostico tras otro, todos y cada uno de ellos anunciaron catástrofes y cataclismos a diestra y siniestra, sin embargo ahí están los números de la realidad, empecinados.

Hay demasiada gente que opina desde el fanatismo, sin atenerse ni a los datos, ni a los hechos, ni al tema del debate. Los hay en todos lados, es cierto, no se salva nadie, y más de una vez me encontrarán discutir acaloradamente, apasionadamente, con alguien con quien supuestamente podría estar de acuerdo por denostar al que piensa diferente y negar el debate de los hechos, de los datos. A los adjetivos y calificaciones personales acuden muchos sin distinción de banderas partidarias, ni de ideologías.

Personalmente tengo una larga lista de cosas que no se hacen bien según mi modestísima opinión, y una larguísima lista de cosas que se están haciendo bien. La mayoría, las que en mi opinión son las más trascendentes las he escrito. No sé si quienes nos gobiernan finalmente terminarán corrigiendo o no esa lista de cosas que según mi opinión aún faltan para llegar a donde todos en teoría queremos llegar, aunque a veces no lo parezca. A priori creo que sí, que éste es el camino y así lo declaro. Lo que sí sé es quienes no.
Las exégesis de las intenciones, las fábulas, y las anécdotas podrán llenar las páginas que quieran, pero los hechos y los datos siguen ahí, gusten o no.







Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Poema de Miguel Hernández.

1 comentario:

Eva Row dijo...

Rafa
muy bueno el post, y mi ídolo Edmundo Rivero, gracias por esto.
Respecto al motivo por el cual quieren que estemos endeudados, está bien la explicación de que quieren dominarnos con políticas que les convengan. Pero además, el capitalismo tiene en el deudor que no paga, una forma muy útil de quemar dinero. Parece absurdo que quieran prestarle a quien no puede pagar. Eso no ocurre en la vida ordinaria. Un banco no le presta a un insolvente. Pero en la economía global del capitalismo SE NECESITA a quien no pueda pagar para reciclarle intereses, no importa que sigan siendo impagables, o cada vez más impagables. Mientras se les pueda reciclar la deuda, sigue el juego financiero su rueda loca. Tampoco disgusta al sistema que el deudor se declare en quiebra. Porque es una forma muy útil de quemar dinero circulante que cuando aumenta demasiado trae una crisis por falta de posibilidades de ser invertido. Entonces, cuando el acreedor hace una quita para poder cobrar, están quemando sobrante de dinero. ¿Quién pierde? Los bancos no, pierden los que prestaron por consejo de los Bancos. Como los jubilados italianos que le prestaron a la Argentina según consejo del FMI.