domingo, 12 de septiembre de 2010

Descartes y Descartados



Hace unos días, en la Villa 31, fue asesinado Adams Ledesma, director de un canal de TV barrial y corresponsal en la 31 del diario Mundo Villa.Si bien aún no se ha determinado el móvil del crimen, es probable que sea obra de dealers de paco, ante la posibilidad que Ledesma los desenmascarara públicamente. Esta hipótesis es reforzada por amenazas que recibe su viuda presionándola para que abandonen la villa. Para completar los pocos datos de los que disponemos, el Sr. Ledesma era de nacionalidad boliviana y se había convertido en un referente social de su comunidad.

Seguramente nadie se sorprenderá cuando digamos que esta muerte ha pasado prácticamente desapercibida en los medios, a pesar de tratarse de alguien que ejercía el periodismo. Pero, ¿por qué, siendo la información sobre "la inseguridad" tan abundante, tan funcional en la creación de corrientes de opinión, justamente no haya prácticamente aparecido en ningún lado?

Y máxime, tratándose de un periodista, con la carga simbólica que tiene en esta momento. Sobre la cuestión de la inseguridad en sí, los remito al excelente post que hizo Ricardo de "Los Huevos y las Ideas", con una serie de datos muy interesantes, que vale la pena leer.

De la realidad, de lo que pasa, siempre se representa un recorte, un fragmento. Este recorte obedece a un determinado enfoque, es decir, qué se querrá decir a quien. Lo que nos interesa es tratar de pensar sobre aquellas cuestiones que quedan por fuera del recorte, aquello que se descarta.

La Nación, el diario de los Mitre, suele ser invalorablemente útil en estas cuestiones. Desde sus columnas se suele denunciar "la inseguridad" con encendida (e inflamable) retórica, mezclándola con clientelismo político (oficialista, se entiende), pero siempre enfocado hacia "su público", clase media/media alta, de tinte conservador. La Nación, pocos meses atrás, reaccionó airadamente ante un afiche en el cual aparecían "escrachados" algunos periodistas notoriamente afines a los partidos de la oposición y a los intereses de las empresarios de la comunicación más poderosos. Situémonos, se trataba de un afiche, que fue tomado, entre otras cosas, como una suerte a la incitación a la violencia, ya que se estaba en plena discusión por la Ley de Servicios Audiovisuales, ley que estos mismos periodistas, en una condición militante, llamaban invariablemente "ley K de control de medios", o "ley mordaza". Por supuesto, ninguno de los que figuraron en el afiche mencionado tuvo problema alguno. Pero rescatemos la reacción ante el afiche, al punto de que sus "víctimas" fueron recibidos solidariamente en el Congreso de la Nación por preocupados senadores...

Las víctimas de la inseguridad que leemos y vemos con tanta frecuencia y persistencia en los medios concentrados, son siempre personas de clase media o alta, nunca villeros. La mirada que dirige La Nación al mundo de las villas suele ser la mirada del egoísmo y el menosprecio xenófobo y clasista que la caracteriza. No hace falta aclararlo: es lo que esperan sus lectores.

La muerte de Adams Ledesma necesariamente formará parte de lo descartado de las primeras planas, de las pantallas, de las columnas: es la muerte de un extranjero en una villa, y además, referente social y comunicador alternativo en una comunidad. Reconocer la muerte de Ledesma es también reconocer la necesidad de existencia de la Ley de Medios por la que tanto se luchó: comenzar a dar voz a los silenciados, a los excluídos, a los desechados, a los que nunca serán la preocupación de los grandes medios.

Podríamos decir que lo que se descarta de las noticias son las personas que se descartan de la sociedad .

Los reclamos de los villeros, su cultura, su organización, su comunicación, en buena medida se encauzan con los medios que han construido. Apartados de la sociedad, estigmatizados, hacen su intento de integración, crean identidad, buscan el progreso. Necesitan, al igual que todos, una oportunidad. Diariamente miles de personas luchan dignamente por su subsistencia, educan a sus hijos, ayudan a construir el país con su trabajo. Diariamente son discriminados, excluídos, descartados. Hay una cadencia, una pulsación: en la medida en que los invisibilizan como personas, los visibilizan como peligro para los descartadores.

Pero no todo es ninguneo: en días muy cercanos al de la muerte de Ledesma, La Nación sí se ocupó de otras cuestiones ligadas a las villas.

Que cada uno saque sus propias conclusiones.

4 comentarios:

Eva Row dijo...

Hola Sujeto:
Me parece una tarea encomiable la de develar el discurso manipulador. Esta clase de manipulación es la de la segmentación de la realidad.

Estamos acostumbrados a entender la segmentación de la realidad como aquel descarte que permitiría una versión diferente o contraria a la vertida.

En este caso que nos mostrás, el descarte es por mero desprecio, por pura y abyecta discriminación. No contrariaría la versión sesgada sino la abonaría. Pero acá se trata de no dar entidad a ciertos individuos que son ellos lo realmente descartado, no su realidad.

Se sesga la realidad tanto para acallar la verdad como para hacer desaparecer de la realidad a un sector de la población que se aborrece.

Muy, pero muy bueno. Gracias por lo que hacés. Con esto crecemos todos.

Sujeto de la Historia dijo...

Hola Eva
Muchas gracias por tus palabras.
Realmente me tiene demasiado harto la hipocresía, la manipulación, el "doble fondo" de las cosas. Estoy muy cansado de discutir con gente que quiero mostrando ese doble discurso, apareciendo casi casi, como un talibán. Siempre, para bien o para mal, fui un tipo crítico, y hoy intento seguir siéndolo, la dificultad está en que enfrente tenemos tanta basura y tanta mediocridad cómplice que no es fácil hacerlo.
Un saludos con el afecto de siempre.

Rafa Hambra dijo...

No tenés idea de lo identificado que me siento Sujeto querido. Quizá por eso estoy tan pesado con la honestidad intelectual. Casi diría que estoy harto de pretender debatir con el vacío.

Abrazos binarios,

Sujeto de la Historia dijo...

Hola Rafa
Es así nomás, pero hay que buscarle la vuelta para sostener la propia honestidad sin agarrarte a piñas con el mundo. Te replico un fragmento de "El Arte de la Guerra", (Tzun Tsu, aprox. 500 A.C.) dice así: " las tácticas militares son como el agua: el curso natural del agua es correr. desde los lugares más altos y precipitarse hacia abajo. Así, en estrategia, el Tao es evitar lo que es fuerte y golpear lo que es débil. El agua da forma a su curso de acuerdo con la naturaleza del terreno sobre el que fluye. El estratega resuelve su victoria en relación al enemigo que está enfrentando. Así como en el agua no hay condiciones constantes, así en la estrategia no hay condiciones constantes. Quien puede modificar sus actitudes en relación a su oponente, triunfa a causa de ello".
Te confieso, a mí se me faclita un poco comprender esto porque desde hace años practico distintos estilos de kung fu, y uno de ellos es el Tai Chi Chuan, estilo taoísta por excelencia. Quizá llevado a términos más criollos: con mucha gente no vale la pena la discusión de ideas, el debate, porque no les interesa. Al odiador no le interesa ni tu razonamiento ni tu sentimiento, está demasiado ocupado odiando, allí es donde se debe evaluar qué estrategia utilizar...
Espero que te sirva en algo. A mí, a veces, sí. Al menos lo intento.
Te mando un fuerte Abrazo