lunes, 26 de abril de 2010

La (tercera) renuncia del primer ministro belga: divisiones lingüísticas y democracia parlamentaria

En la edición del 24 de abril de Página/12, Nicolás Nagle brinda un panorama de la coyuntura. Cabe aclarar que no es la segunda vez que Leterme (foto) debe renunciar sino la tercera, y en menos de dos años.


La primera vez fue efectivamente como menciona Nagle en julio del 2008, pero no por el escándalo del banco Fortis (llamado como podía esperarse "Fortisgate") sino, como ahora, por conflictos comunitarios entre los flamencos y los valones. La segunda fue efectivamente por el Fortisgate, en diciembre del mismo año. Herman van Rompuy lo reemplaza hasta que deja el puesto para ser presidente del Consejo Europeo.
La situación del pequeño reino luego de la renuncia forzada del primer ministro es extremadamente complicada,. La pelota pasa ahora a manos del rey y de los presidentes de los partidos, con los que Albert II iniciará una ronda de diálogo para intentar destrabar el conflicto. Las posibilidades son tres:
  1. Que el rey no le acepte la renuncia a Leterme. Imposible sin la incorporación de un nuevo partido a la coalición gobernante, ya que el primer ministro saliente no ya no cuenta con una mayoría parlamentaria, debido a que todo el resto de los partidos flamencos está ahora en la oposición y con sus socios francófonos (el PS, el liberal MR y el CDH, ex-Democracia Cristiana) no le alcanza. El primer partido en abandonar la coalición fue el independentista N-VA. El CD&V (la Democracia Cristiana flamenca, el partido de Leterme y van Rompuy) deslindan la responsabilidad de solucionar el problema en los liberales flamencos, quienes desencadenaron la crisis.

  2. Que el rey la acepte y se llamen a elecciones. La situación que casi nadie quiere salvo los más petardistas, en un contexto de crisis económica que requiere reacciones rápidas y de proximidad de la presidencia belga de la UE.

  3. Que los partidos flamencos no esperen y voten de manera unilateral en el parlamento federal la escisión del districto electoral Bruxelles-Hal-Vilvoorde, el conflicto causante de la crisis. Esto tendría como reacción inmediata la puesta en marcha del dispositivo conocido como "Alarma de emergencia", ("sonnette d'alarme"), que permite a un grupo lingüístico anular una ley que le cause un daño extremo, lo cual requiere un voto de tres cuartos de los parlamentarios de ese grupo. Hipótesis de crisis inaudita, que enfrentaría a un grupo lingüístico contra otra.
Uno de los factores que potencian la división flamencos y valones es que, incluso en las elecciones para el Parlamento Federal, siempre se vota según grupo lingüístico: los políticos sólo deben preocuparse por conseguir votantes del lado de la frontera lingüística que les corresponde. Aun en Bruselas, donde el votante debe elegir o una lista francófona o una flamenca. Este elemento establece una oposición de hecho entre las representaciones políticas de una y otra comunidad lingüística muy difícil de compensar.

El análisis de lo que sucede en Bélgica debería servir, por otra parte, para morigerar el entusiasmo de los que ven en la democracia parlamentaria la panacea contra todos los males y piensan que los problemas de un país se solucionarían mágicamente con un cambio de sistema político. Debería estar claro que todos los sistemas tienen defectos y virtudes. Si el presidencialismo implica personalismo, el régimen parlamentario tiene un tipo de inestabilidad que le es propia.Espero que estas aclaraciones sean de ayuda al informado y ávido lectorado.[Fuente de la imagen]


ACTUALIZACIÓN: El rey aceptó la renuncia de Leterme. Probables elecciones en junio, y mientras la economía en veremos. Ay.

4 comentarios:

Sujeto de la Historia dijo...

Comandante,
Siguiendo la hipótesis belga, ¿ en qué frontera lingüística debería ubicarse a un legislador alica-alicate ?

Pobre Saussure...

Un Abrazo

Comandante Cansado dijo...

Sujeto: bueno, en francés eso correspondería a lo que se llama "langue de bois" (literalmente "lengua de madera"), hablar para no decir nada...

Bob Row dijo...

El complemento del "empate permanente" parlamentario es el "show de la banalización" periodístico. Gordon Brown comenta en privado que una mujer le rompió las pelotas con sus reclamos en la calle, sin saber que tenía un micrófono en la solapa. Gran escándalo y pedido de disculpas.
Resultado: la realidad termina siendo puro simulacro y todos actúan como si creyeran en ella. Linda perspectiva para un aspirante a dictador.

Comandante Cansado dijo...

Hola, Bob. Sí, igual no estoy seguro de que sea el caso de la prensa belga. Habría que ver caso por caso. Una cosa buena de la prensa belga es que sus posiciones políticas suelen mostrarse claramente. Un abrazo.