martes, 9 de junio de 2009

Presentación...

Primer post, me presento, soy Carlos Balmaceda y mi "especialidad" por decirlo de algún modo, son los cortometrajes. Ahora, gracias a las constantes mejoras que se efectúan en la red, podemos ver cosas grabadas al otro lado del mundo en calidad de alta definición... una imagen increíble, sonido inmejorable, solo podemos tener un problema... necesitamos, para verlos, una buena conexión a Internet, de al menos de dos megas. (una conexión telefónica de 56k tardaría horas en cargar codecs y estabilizadores de imagen, y otras horas mas para ver el video...) De cualquier forma, si tienen la conexión lenta o un poco ocupada (descargas o programas de P2P) solo deben clicar en el logo HQ de los reproductores, cuando este presente. Esto cambia la reproducción a calidad normal... cuando haga falta.


Entremos en tema: Podemos definir un cortometraje como una película. Es mas, muchas veces un pequeño film de 3 minutos nos deja mas cosas dentro que muchas películas de 2 horas en el cine... ya verán que en un tiempo me darán la razón...

Prometo todas las semanas un corto como este que les muestro hoy, para romper el hielo. Como se dice, para muestra, ahora, basta un boton...

18 segundos




Sean felices y comerán perdices

Saludos cordiales

8 comentarios:

Eva Row dijo...

Hola Carlos, bienvenido. Me costó empezar con un formalismo. Acabo de ver la película y por supuesto estoy conmovida. Es un gran corto. De una gran calidad, sobre todo porque las escenas fuertes no están puestas en vano, sino en el marco de una reflexión conmocionante sobre la vida humana, sobre la vida urbana. Gracias por ésto. Y espero ansiosa el próximo corto.

El tanque dijo...

Me gustó la estética, el ambiente de soledad y gran ciudad están re bien logrado. El argumento me pareció medio poronga, artificial, vacío.

Quedé como Sanfilippo el día que se la agarró con el goyco, perdón, espero a la que viene.

Eva Row dijo...

El argumento es redondo, redondito. Es un cuento perfecto con desarrollo y final. El desarrollo está relatado en juego de paralelos que no se cruzan, luego se alienta la idea del posible encuentro, con lo que comienza el suspenso y sube la adrenalina. Pero un final abrupto destroza las ilusiones de salida feliz. Y vuelve el relato a la tristeza original agravada por la muerte, como castigo a haberse salido 18 segundos de la normalidad robótica.
El final es una sentencia impiadosa y castigadora ejemplar, contra los que intenten rebelarse en el más mínimo de los detalles de un orden establecido sobre la alienación absoluta del individuo.
No es difícil pensar que el encuadre ideológico esté en la crítica al sistema capitalista.

El tanque dijo...

Me gusta tu interpretación, pero encontrando el amor predeterminado por la igualdad temporal exacta de rutinas me cuesta ingerirlo.
Igualmente creo que estás acertada, porque qué otra cosa no es la entrega del tiempo sino el anclaje de la explotación, y qué otra cosa no es el tiempo no laboral rutinizado sino el derrame de la lógica fabril a la vida toda.
Che, ¡me está gustando el corto!

Eva Row dijo...

Por supuesto, es muy bueno. El paralelo de vidas exactamente iguales no es una ilusión sino una realidad absoluta y aterradora. Basta solamente con pararse a las 5 de la tarde en la Estación del Ferrocarril Central de Nueva York. A las 5 menos un minuto, la estación está vacía. A las 5 en punto, empiezan a bajar por las escaleras ríos humanos que corren para tomar el tren. Son hormigas de un hormiguero colosal, metido en el ombligo del mundo. Suben al tren, bajan en su estación, se suben a su coche que está guardado en el estacionamiento y van unas diez o veinte cuadras adentro hasta llegar a la casa en las afueras. Se sientan, encienden el televisor, cenan y enseguida van a dormir para levantarse al otro día bien temprano y hacer la ruta contraria, todos los días de su vida. Calculado segundo por segundo su rutina. Salirse de la rutina puede resultar una catástrofe. Lo interesante es que acá parece que va a servir para juntar a dos personas que están solas. Pero el final las alecciona por haber querido salirse de la estricta regla que domina sus vidas. El autor del cuento manda un mensaje de alerta. O tal vez un mensaje de que todo está perdido. Depende, depende de lo que puedas hacer con tu vida, de si todavía estás a tiempo de saber decir que no a la entrega de tu libertad.
La sociedad no era así hace unos años para todos, sí lo era para los obreros de las fábricas y los asalariados en general, más que nada cuando no había leyes sociales. Algunos pudimos zafar y hacer actividades independientes. Pero cada vez es más difícil. Hay que encontrar desesperadamente la forma de no ser un robot.

El tanque dijo...

¡Quien pudiera no necesitar dormir!

Eva Row dijo...

Si no necesitaramos dormir, estaríamos trabajando, y la mayoría de la población mundial, superexplotada hasta el último segundo. El caso interesante es que estos superexplotados son burgueses, tal vez con buenísimos sueldos. Nuevos escenarios del capitalismo, que Marx no pudo llegar a ver en su tiempo.

El tanque dijo...

No sé, no estaría tan seguro. Si por esas cosas de la naturaleza el humano fuese una especie sin necesidad de dormir, eso determinaría, creo una subjetividad muy distinta. Yo creo que el hecho de tener que dormir nos da noción de tiempo; si nunca durmiéramos la vida sería un largo día.