Invito a leer, aunque más no sea porque hay que conocerlo, el texto de Unamuno, San Manuel Bueno
Algo que pone de manifiesto Unamuno, respecto del cristianismo, es la tensión entre la megaestructura vertical impuesta desde Constantino a fuerza de espada, y la presión minimalista, de dioses personales, pequeños y con historias casi minúsculas, movida desde las bases. La cúpula católica ofreció, históricamente, una vía de escape a esa tensión permitiendo el sincretismo religioso que dio origen a un panteón superpoblado de santos y vírgenes. Pero lo concreto es que la tensión se debe a que el catolicismo (excluyo a propósito otras manifestaciones más descentralizadas del cristianismo) es una estructura de poder.
De poder político, concretamente. Es el partido político más antiguo de la Historia.
Hace unos días tuve una agria discusión al respecto -porque mis discusiones sobre el tema suelen ser agrias- en el blog Mundo Perverso de Diego F.
El catolicismo es la prueba más acabada de lo que ocurre con un poder político cuando no está saneado por elecciones democráticas. Es inevitable que hacia la cúspide del poder asciendan los más corruptos y sedientos, precisamente, de poder. El control -moral, religioso, político- de esa cúspide es efectuado por los propios integrantes de la cúspide, lo cual vuelve lógico el alejamiento casi absurdo entre un Bergoglio que libra batallas angelicales y una multitud de laicos que sólo pretende de Dios que les permita vivir en paz.
O entre un Ratzinger que propicia la misa en latín (¡cinco siglos después de Lutero!) y personas que esperan de la divinidad apenas un acompañamiento cotidiano. Que aman, tal vez, a un cura que ven cercano a ellos más en vivencias que en credos.
Creo que ese alejamiento entre una masa de creyentes que siguen con laxa indiferencia y escasísimo respeto los ritos de la tradición católica, y la cúpula más y más cerrada sobre sí misma, volviendo en pleno siglo XXI a discusiones bizantinas que el resto de la sociedad superó hace décadas, da la medida cabal de que esta Iglesia necesita hacer crisis. El modelo de representatividad de esta Iglesia necesita una crisis interna si de verdad quiere formar parte orgánica -y no simplemente ad hoc- de esta sociedad. Sinceramente, no veo que esa crisis vaya a producirse a corto plazo.
Mientras tanto, en el terreno popular los dioses siempre han sido y siempre serán paganos. Flaubert, describiendo el desencantamiento de la sociedad griega, decía que superado el siglo V a.C., cuando la Tragedia les había permitido entender que los griegos eran mejores que sus dioses, y todavía no había llegado el cristianismo, hubo un período en el que el hombre estuvo solo. Yo especificaría: estuvo con dioses paganos. Personajes menores deificados. Porque en el terreno popular, nadie tiene ganas de adorar a un dios que es lo peor de nosotros. Si Dios no se compadece de los pobres, y está en contra de cualquier ampliación de derechos, si Dios es apenas un miserable policía cósmico, la religión popular adorará a una cantante o a un desertor. Seres más cercanos, menos poderosos pero más capaces de comprender las miserias con las que cada uno de nosotros debe convivir.
Finalmente, lo más asombroso, la medida de nuestra derrota -o, si se quiere, nuestra modestísima victoria- como sociedad, es seguir disputándole al catolicismo el poder sobre los cuerpos, como si no hubiera existido Nieztsche. Porque de eso se trata el catolicismo desde Constantino: Dios es el dueño de tu cuerpo. Si sos un sacerdote, Dios a través de su representante -contra, incluso, la propia Biblia- dictamina que no podés satisfacer una necesidad básica: la sexual. Si sos mujer, ni sueñes con tomar determinaciones sobre tu propio cuerpo. No es tuyo. Es de tu hombre (ni hablemos de tu mujer), a quien le ha sido dado en concesión. Por el representante de Dios, claro. Y si sos hombre, sólo podrás utilizar una libertad mínima y culposa. Y, por supuesto, "normal". De alguna manera, unos señores que representan la institución más asesina de la Historia saben y decretan qué es normal; incluso decretando una normalidad absolutamente incomprensible para la mayor parte de los mortales.
No me extiendo para evitar que este post se vuelva soporífero. Pero tiro una punta más: el modelo católico, de influencias celestiales, intercesiones, "cuñas" en el purgatorio, ¿no les recuerda al tráfico de influencias en política?. Seguramente sí. Y no es casual.
Para terminar, ahora sí, menciono cuatro textos maravillosos que tratan el tema religioso "desde el llano". "Ensayos sobre el infringimiento cristiano", de R. Sender (derrapa feo cuando habla de astronomía, pero es muy bueno cuando se atiene al tema religioso); "Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos", de Unamuno; "Tres ensayos sobre el cristianismo", de S. Freud; "Temor y temblor", de S. Kierkegaard.
Algo que pone de manifiesto Unamuno, respecto del cristianismo, es la tensión entre la megaestructura vertical impuesta desde Constantino a fuerza de espada, y la presión minimalista, de dioses personales, pequeños y con historias casi minúsculas, movida desde las bases. La cúpula católica ofreció, históricamente, una vía de escape a esa tensión permitiendo el sincretismo religioso que dio origen a un panteón superpoblado de santos y vírgenes. Pero lo concreto es que la tensión se debe a que el catolicismo (excluyo a propósito otras manifestaciones más descentralizadas del cristianismo) es una estructura de poder.
De poder político, concretamente. Es el partido político más antiguo de la Historia.
Hace unos días tuve una agria discusión al respecto -porque mis discusiones sobre el tema suelen ser agrias- en el blog Mundo Perverso de Diego F.
El catolicismo es la prueba más acabada de lo que ocurre con un poder político cuando no está saneado por elecciones democráticas. Es inevitable que hacia la cúspide del poder asciendan los más corruptos y sedientos, precisamente, de poder. El control -moral, religioso, político- de esa cúspide es efectuado por los propios integrantes de la cúspide, lo cual vuelve lógico el alejamiento casi absurdo entre un Bergoglio que libra batallas angelicales y una multitud de laicos que sólo pretende de Dios que les permita vivir en paz.
O entre un Ratzinger que propicia la misa en latín (¡cinco siglos después de Lutero!) y personas que esperan de la divinidad apenas un acompañamiento cotidiano. Que aman, tal vez, a un cura que ven cercano a ellos más en vivencias que en credos.
Creo que ese alejamiento entre una masa de creyentes que siguen con laxa indiferencia y escasísimo respeto los ritos de la tradición católica, y la cúpula más y más cerrada sobre sí misma, volviendo en pleno siglo XXI a discusiones bizantinas que el resto de la sociedad superó hace décadas, da la medida cabal de que esta Iglesia necesita hacer crisis. El modelo de representatividad de esta Iglesia necesita una crisis interna si de verdad quiere formar parte orgánica -y no simplemente ad hoc- de esta sociedad. Sinceramente, no veo que esa crisis vaya a producirse a corto plazo.
Mientras tanto, en el terreno popular los dioses siempre han sido y siempre serán paganos. Flaubert, describiendo el desencantamiento de la sociedad griega, decía que superado el siglo V a.C., cuando la Tragedia les había permitido entender que los griegos eran mejores que sus dioses, y todavía no había llegado el cristianismo, hubo un período en el que el hombre estuvo solo. Yo especificaría: estuvo con dioses paganos. Personajes menores deificados. Porque en el terreno popular, nadie tiene ganas de adorar a un dios que es lo peor de nosotros. Si Dios no se compadece de los pobres, y está en contra de cualquier ampliación de derechos, si Dios es apenas un miserable policía cósmico, la religión popular adorará a una cantante o a un desertor. Seres más cercanos, menos poderosos pero más capaces de comprender las miserias con las que cada uno de nosotros debe convivir.
Finalmente, lo más asombroso, la medida de nuestra derrota -o, si se quiere, nuestra modestísima victoria- como sociedad, es seguir disputándole al catolicismo el poder sobre los cuerpos, como si no hubiera existido Nieztsche. Porque de eso se trata el catolicismo desde Constantino: Dios es el dueño de tu cuerpo. Si sos un sacerdote, Dios a través de su representante -contra, incluso, la propia Biblia- dictamina que no podés satisfacer una necesidad básica: la sexual. Si sos mujer, ni sueñes con tomar determinaciones sobre tu propio cuerpo. No es tuyo. Es de tu hombre (ni hablemos de tu mujer), a quien le ha sido dado en concesión. Por el representante de Dios, claro. Y si sos hombre, sólo podrás utilizar una libertad mínima y culposa. Y, por supuesto, "normal". De alguna manera, unos señores que representan la institución más asesina de la Historia saben y decretan qué es normal; incluso decretando una normalidad absolutamente incomprensible para la mayor parte de los mortales.
No me extiendo para evitar que este post se vuelva soporífero. Pero tiro una punta más: el modelo católico, de influencias celestiales, intercesiones, "cuñas" en el purgatorio, ¿no les recuerda al tráfico de influencias en política?. Seguramente sí. Y no es casual.
Para terminar, ahora sí, menciono cuatro textos maravillosos que tratan el tema religioso "desde el llano". "Ensayos sobre el infringimiento cristiano", de R. Sender (derrapa feo cuando habla de astronomía, pero es muy bueno cuando se atiene al tema religioso); "Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos", de Unamuno; "Tres ensayos sobre el cristianismo", de S. Freud; "Temor y temblor", de S. Kierkegaard.
8 comentarios:
Mientas Chávez se apresta a tomar Globovisión, los periodistas de Clarín fueron a la peluquería ... a poner las barbas en remojo. Y a propósito hay q boicotear a Nick, el humorista de la derecha ... al q premiaron por un chiste en q hacía un juego de palabras entre "ley de medios K" y "miedos K" ... y apoyar a Kikito . ..... que es nacional y popular Te invito a conocerlo y a hacernos seguidores mutuos
Vaya si actúan como partido político!!! Y la presión se ejerce a través de la culpa... y ahí andamos (andaba, en tiempo pasado) golpeándonos el pecho, al ritmo de "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa"...
Tengo un amigo que dice que ni biem uno bautiza un crío, entra un cliente más al partido de la iglesia! mmmm...
Hola Diego
Muy buen trabajo, muy documentado y con una sólida estructura lógica.
Te felicito.
Néstor Dulce:
No te lo tomes a mal, pero me parece una falta de respeto que utilices el espacio destinado a efectuar comentarios sobre el escrito de un compañero para publicitar tu blog.
Saludos
Esther, cuando uno bautiza un crío, les permite más: ingresar un nombre en una lista interminable y jamás depurada.
Ahí tenés otro ejemplo. Ellos, los adalides de la moral, critican todo el tiempo la inmoralidad de la política. Sin embargo, entre partidos políticos aceptados como tal, es común cuestionar las listas de afiliados. Se puede, incluso, llamar a una reafiliación masiva, si la credibilidad de los padrones es nula.
Ellos, el partido político más antiguo de la historia, cuando piden subsidios muestran una lista de millones de bautizados. Muchos de los cuales no volvió a pisar una Iglesia. Otro tanto cambió de religión, y un porcentaje no menor se volvió ateo. O fue ateo de nacimiento, sólo que nadie le preguntó si quería ser católico.
Sujeto de la Historia, gracias, pero este trabajo es en buena medida heredero del post anterior, que hiciste sobre el tema.
En cuanto a lo de Néstor, la verdad es que preferí no responderlo.
Diego E,
Estoy maravillada de este post, que es el de un erudito. Lo leí varias veces y cada vez me entusiasma más.
Hay aquí grandes hallazgos que quisiera atesorar en frases seleccionadas (casi todo el post y lo restante vale tanto como la selección):
1)el cristianismo es la tensión entre la megaestructura vertical impuesta por Constantino a fuerza de espada, y la presión minimalista de dioses personales.
2) el catolicismo es una estructura de poder, de poder político; es el partido político más antiguo dela Historia.
3)es la prueba más acabada de lo que ocurre con un poder político cuando no está saneado por elecciones democráticas.
4)una masa de creyentes que siguen con laxa indiferencia y escasísimo respeto los ritos de la tradición, alejada de una cúpula más y más cerrada sobre sí misma, volviendo a discusiones bizantinas en pleno siglo XX, que el resto de la sociedad superó hace décadas.
5)en el terreno popular los dioses siempre han sido y serán paganos.
6)nadie tiene ganas de adorar a un dios que es lo peor de nosotros.
Y ESTO ES GRANDIOSO
7)Si Dios no se compadece de los pobres, y está en contra de cualquier ampliación de derechos, si Dios es apenas un miserable policía cósmico, la religión popular adorará a una cantante o a un desertor. Seres más cercanos, menos poderosos pero más capaces de comprender las miserias con las que cada uno de nosotros debe convivir.
8)lo más asombroso, la medida de nuestra derrota -o, si se quiere, nuestra modestísima victoria- como sociedad, es seguir disputándole al catolicismo el poder sobre los cuerpos, como si no hubiera existido Nieztsche. Porque de eso se trata el catolicismo desde Constantino: Dios es el dueño de tu cuerpo.
Eva, te agradezco. Es gratificante saber que alguien lee, casi, con lupa.
Sin embargo, el mérito es menos del texto que de la materia tratada, que es en sí misma apasionante.
Alguna vez, asombré a un amigo expresando que estoy a favor de la educación religiosa en los colegios. Lo que hay que aclarar, por supuesto, es que religión y catequismo no sólo no son sinónimos, sino que son casi antónimos.
Estoy a favor de que se estudie la historia que nos llevó al cristianismo. Que se estudie a los persas, a los egipcios. Que se estudien las primeras religiones matriarcales. Luego, sí, con esas herramientas intelectuales, puede verse con una perspectiva más clara (si se quiere seguir siendo creyente), en qué creemos.
Diego E
no quiero parecer aduladora, porque no lo soy, en realidad soy bastante jodida, como muchos acuerdan. No soy de entusiasmarme con cualquiera, me cuesta mucho encontrar a quien seguir el rumbo que traza, y eso estoy buscando tanto en Internet como en la vida siempre. Me encontré contigo muchas veces en lo de Diego. Que te hayas acercado por aquí (a mis pagos) me entusiasma, por tu erudición, tu cultura y tu capacidad analítico-criteriosa, que no es común, además de capacidad expositiva, de tu claridad. No te pierdas por ahí, mantenete en contacto. Acá tenés un espacio a tu disposición, igual que en mi blog, donde ya tenés un lugar especial. Tenenme al tanto de todo lo que escribas.
Un abrazo fraterno, y gracias por todo lo que me enseñaste en estos días.
Publicar un comentario