viernes, 20 de agosto de 2010

Ecos del pensamiento crítico

Litografía “Relatividad”, del artista holandés M. C. Escher, cuya obra ha interesado a muchos matemáticos.
¿Qué es arriba, qué es abajo, qué sube, qué baja?



A mí me anima polemizar, me apasiona contrastar con otros mi visión, la que suelo defender con pasión. Algo que me genera interrogantes permanentemente es por qué tanta gente compra opiniones enlatadas. Es verdad que podemos responder que es más fácil repetir lo que otros han pensado, pese a no estar condenado por ningún dios, porque elaborar tu propia opinión requiere primero un pequeño esfuerzo de recopilación de información, cruzamiento de datos y luego análisis.

El último correo que he recibido narraba la historia de un supuesto funcionario público, y que incluía hasta su DNI para darle credibilidad, en el que se hablaba de terribles negociados y de las miríadas de dólares que se volcarían sobre el congreso para no eliminar las retenciones. En sólo 5' lo respondí con enlaces que demostraban que sólo era Spam, y que además de que todo lo que allí se decía era absolutamente inverosímil, y a poco de leerlo era imposible creer que aquello podía ser cierto, con un mínimo esfuerzo de búsqueda, Google mediante, uno encontraba que eso era falso de falsedad total, y que hasta el dominio del supuesto correo del trancero arrepentido era falso.
La parte negativa de esto, es que lamentablemente son muchos, pero muchos los que prefieren que otros se equivoquen por ellos. Decidir por uno mismo implica quedarte sin nadie a quien echarle la culpa. Y esto pasa mucho en política, que es finalmente de lo que estamos hablando: hay mucha gente que se acomoda en el escepticismo, porque es algo que les garantiza no equivocarse. Les garantiza que siempre la culpa será de otro.

A lo que voy: me parece evidente que en un país que recauda un 23% de su PIB (cierto que hace 7 años recaudaba un 18%), muy por debajo de, por ejemplo, Brasil que recauda en el orden del 35%, para no hablar de los países serios a los que refiere Capusotto en su parodia de los programas de radio que ya son en sí mismos una parodia, es lógico concluir que como consecuencia de esta escasa recaudación fiscal, tiene un paupérrimo nivel de gasto público, que si mal no recuerdo esta en el orden del 14% antes del pago de la deuda, y que contrastado con los de aquellos países serios, de los que los “pobres” superan el 40%, da pena, y hace evidente que tanto el nivel de infraestructuras, como el de servicios de los que dispone hoy Argentina tiene que ser forzosamente aún muy malo. También es evidente, humildemente creo, que con este nivel de recaudación que permite este nivel de gasto, no es posible dotar de recursos, tanto humanos como técnicos, al estado nacional para combatir el delito económico que, por ejemplo, genera empleo en negro. Como tampoco el necesario nivel de inversiones públicas en aquellas infraestructuras que permitan darle más vivacidad al desarrollo económico.
Y esto es lo interesante de intentar asumir una visión propia, alejada de los maniqueísmos; que nos permite ver que al actual gobierno argentino, al que no me une el amor sino el espanto, cuando lo critican en los medios de las empresas dedicadas al negocio de la información siempre es por lo que hace bien y nunca por todo lo que no hace, o hace mal.

Una oportunidad perdida fue el tratamiento de la ley de retenciones en 2008, sobre todo porque se perdió la oportunidad (la sociedad y las fuerzas políticas que siguen creyendo sinceramente en un país mejor, en donde incluyo a buena parte del oficialismo y de la oposición), de discutir lo más importante que necesita mejorar el país, que es precisamente el tema fiscal, la madre de todas las batallas, si es que nos interesa francamente, sin hipocresías, resolver las deficiencias reales, e innegables, en educación, justicia, sanidad y seguridad. Ahora tenemos nuevamente una enorme oportunidad, que me parece se volverá a perder con el tema del 82% en las jubilaciones. Para que sea un paso hacia adelante y no perjudique, incluidos los propios jubilados, se necesita encarar este tema con seriedad, y franqueza. Al comienzo del tema me pareció que la cosa iba por el buen camino, parecía que se podía plantear la fuente del financiamiento para que no salgan los fondos del ya escasísimo presupuesto nacional, incluso se planteó recuperar los aportes patronales, fondos regalados a las empresas por Cavallo, fondos que, no olvidemos, salieron del aumento del IVA, pero parece que todo queda en la chicana vacía.

Si me permiten un inciso más subjetivo, más anclado en la política, nunca estuvo tan claro como ahora que no hay que ser justicialista. Me gusta este gobierno cuando no es justicialista, me siento muy cómodo con sus enemigos. Pero cuando necesita ser justicialista por el escasísimo poder que nuestro pueblo le ha dado, tiemblo, porque suele aparecer lo peor. Si me lo permiten, lo que hay que ser es buena gente. Lo que nos permitirá ser mejor país, es que seamos mejores personas. Y lo que me parece más necesario: ser honestos, pero sobre todo, honestos intelectualmente, que es la honestidad más valiosa, y quizá la más escasa.
Siempre digo, analizenlo y quizá coincidirán conmigo, que este gobierno está intentando hacer lo que Don Raúl Alfonsín intentó, cuando quiso ser lo que de verdad era (hasta que se asustó y fue radical), pero no pudo porque el justicialismo se lo impidió, y sería una enorme ironía que ahora el radicalismo se una al justicialismo para impedirlo nuevamente.
También me parece que quienes desde la izquierda no apoyan críticamente al actual gobierno, lo hacen porque tienen miedo a ser pragmáticos; barrunto que la pureza intelectual es el refugio de los cobardes.
Con los años, tengo algunos, fui dejando los principios para el análisis, pero a la hora de decidir me fui volviendo pragmático. Con esto quiero decir que el modelo económico de país puede ser cualquiera, siempre que decidamos entre todos lo mejor para el conjunto. Porque si no nos ponemos al frente de la decisión, deciden otros, pensando en otros intereses. Y ahí ningún gobierno se salva: incluido éste, todos decidirán defender el poder. O se lo damos "nosotros", o se lo dan "ellos".

Lo muy malo de la situación política actual, es que tenemos un gobierno muy mejorable, pero no tenemos quién lo mejore: me aterroriza la mayoría de la oposición, es tan patética como previsible y recursiva. Además de unas empresas dedicadas al negocio de la información que no permiten el fácil acceso a esta información para el debate franco, y el librepensamiento soñado.




Como la cigarra
María Elena Walsh

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aqui
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

"Como la cigarra", 1972


5 comentarios:

Sujeto dijo...

Hola Rafa
Muy profundo tu planteo. Me gusta cómo jugás tu subjetividad en el escrito: es de lo más valioso que tenés, de lo más tuyo.
Posiblemente haga comentarios sobre tu escrito "de a cachos", y te propongo reflexionar sobre este "de a cachos". En realidad, yo agradezco que hayamos tenido el conflicto por las retenciones, porque eso le dio la identidad a nuestro gobierno. ¿Se tratará de la lógica del "no hay mal que por bien no venga"? No lo sé. Pero vino a ser lo que a Julio César tomar la decisión de cruzar el Rubicón: o conquistás Roma, o la nada.
Tamaña apuesta no es para tibios;
la excesiva apertura del arco justicialista a mí también me genera dudas (o certezas), pero también las mismas con signo invertido, también el "sin".
Creo que se abre una posibilidad, un paréntesis, como si esto fuera el ying-yang, los opuestos/complementarios.
Seguramente la seguiremos, me gustó mucho tu escrito.
Un abrazo

Eva Row dijo...

Hola Rafa,

una alegría enorme poder leerte de nuevo. Me encantó tu post, estoy de acuerdo. Como dijo Sujeto de la Historia, hay muchos hilos tirados para profundizar en el análisis, y me gustaría poder sacarle el jugo a cada cosa que decís acá. Me quedó picando lo de que hay que ser buenas gente. Me gustaría que ahondáramos sobre eso. Parece superfluo pero no lo es. La religión se ocupa de decir claramente lo que es una buena persona, pero en el laicismo nos que damos un poco vacíos de directivas al respecto, salvo cuando repetimos los conceptos de la religión. Podríamos decir que hay valores humanísticos. ¿Pero de dónde provienen los valores humanísticos?
Hace mucho, un cliente mío (yo era muy joven) me dijo algo que me paralizó, porque nunca creí que alguien pudiera decir algo semejante: "¿Y por qué tengo que ocuparme yo del pobre? Que el pobre se ocupe de sí mismo como yo me preocupo de mí mismo."
Habría que contestar esta pregunta también. No lo hacemos porque nos repugna la idea de que haya necesidad de contestarla.

Rafa Hambra dijo...

Gracias chicos por sus sus comentarios.
Debatamos y profundicemos, hasta donde mis escasas neuronas lo soporten; como intenté decir aquí, sin debate no sé pensar.
Lo de ser buenas personas, se refiere a eso, a lo que todos entendemos por ser buenas personas en nuestra vida cotidiana, y que no necesita ser expliacado, sin tantas elaboraciones. Me surgió en un mini debate con gomías de otros tiempos recuperados feisbuk mediante, donde exageraban, para mi gusto, acerca de la necesidad (la de ellos) de ser justicialista. Y me pareció que lo que surgía de tanta reivindicación de pertenencia, era la realidad de que si un enemigo temible tiene este gobierno es el justicialismo. Y que lo que nos permitirá ser mejor país, es que seamos mejores personas. Las de toda la vida, en el barrio, yo que soy de ciuidad, o en el pueblo, nunca necesitamos explicar porqué éste o aquel eran buenas o malas personas. Pues lo mismo, pero en pólítica. Y lo que me acabo de dar cuenta que no expliqué, que me parece necesario: ser honestos, pero sobre todo, honestos intelectualmente, que es la honestidad más valiosa, y quizá la más escasa.
Abrazos y besos, allende los enormes mres binarios,

Diego E. dijo...

Bueno, como ya te señalaron, el post tiene varias puntas. Aunque suelo ser crítico en eso: cuando el post aborda muchos temas, por lo general uno no sabe por dónde agarrarlo, y la discusión termina dispersándose bastante.

De todos modos:

1) Sobre la repetición de noticias basura, te respondí (también desordenadamente) en el post anterior. El problema es que no tengo suficientemente claras las ideas al respecto para ordenarlas un poco.

2) No sé si el tratamiento de las retenciones fue una oportunidad perdida. Porque vos estás suponiendo que todos los actores sociales están interesados en discutir un modelo de país. A mí, esa discusión me resultó un parteaguas. Quedó más claro que nunca de qué lado y con qué intereses estaba cada uno. Es un avance. En 1955 hizo falta un bombardeo a la Plaza para que se cayeran las máscaras. Esta vez, alcanzó con un lockout.

3) Entiendo el concepto detrás de "no hay que ser justicialista". Es la misma idea que lleva a Feinmann a decir que Kirchner no debió ser presidente del PJ. Feinmann, en su momento, era el más ferviente defensor de la transversalidad. La realidad, como suele ocurrir, nos dio a todos una patada en el trasero.

El hecho es que el Justicialismo es un aparato, lo cual puede repetirse despectivamente mil veces, pero en la práctica no hay posibilidad de cambio social sin aparato. Concedo todos los argumentos en contra: da asco, es corrupto, es clientelar, es una bolsa de gatos, responde a la suma de intereses particulares de sus principales figuras y la lista sigue...

Pero la realidad es menos como quisiéramos que como, simplemente, es. Sin el Peronismo no gobierna nadie. La historia también pasa factura, y la fuerza de ese aparato está construida sobre los golpes de los antiperonistas. Es falsa la idea de que De la Rúa o Alfonsín cayeron por el aparato peronista. Cayeron porque gobernaron en contra de ese aparato que -guste o no guste- es el que media entre las clases más necesitadas y la idolatrada institucionalidad.

4) Pero acepto que tenemos un gobierno muy mejorable, pero no tenemos quién lo mejore. Una de las características de la política actual que me quita el sueño, es la falta de cuadros kirchneristas (o de algo mejor). No deja de ser preocupante que toda la política social dependa de dos personas. Porque el hecho es que, sin uno de los Kirchner en el poder, no veo quién podría seguir por este rumbo sin capitular -una vez más- cada una de las banderas históricas que, casi milagrosamente, volvieron a alzarse en Argentina.

Rafa Hambra dijo...

Diego,

Cuando digo que no hay que ser justicialista, realmente lo digo de puro provocador que soy. Hablo de esa política sucia, que posiblemente se encarne en el justicialismo como en ninún otro aparato. Está claro que sin el aparato no se puede, sobre todo cuando, como aclaro en el post, nuestro confuso pueblo no le otorga más poder al gobierno. Poder, que de tenerlo, quizá podría jugar sus cartas más libremente.
Alfonsín cayó porque se traicionó a sí mismo, fue cuando el aparato justicialista pudo voltearlo, golpe de estado financiero mediante, y nos impusieron la finalización de la obra de Martínez de Hoz y sus amigos.
De la Rua cayó porque pretendió un poder que no tenía, cuya base no estaba en él, sino que estaba en una idea de país que nació en el Grupo de los 8, con Germán Abdala, Cacho Álvarez, etc., y ahí fue cuando el Justicialismo declarándose ganador de las elecciones de octubre de 2001 pese a perderlas tanto como La Alianza, pudo concretar lo que anunció cuando instaló en la línea de sucesión parlamentaria a un justicialista, y que anticipé en la revista que editaba en internet en aquellos años.
Este gobierno, afortunadamente no se traicionó, pero los mismos actores, y las mismas ideas que voltearon a Alfonsín desean voltearlo en cuanto pierda el rumbo.
Reconozco que soy injusto y exagerado cuando digo que no hay quien lo mejore, acabo de leer el discurso de Rossi en el tratamiento de la ley del 82% y la claridad conceptual de este muchacho es maravillosa.

Sigo creyendo que fue una oportunidad perdida, y ésta también, porque la cuestión fiscal me parece, a mí, una cuestión central. Para poder construir un país mejor necesitamos un estado fuerte, que actué, y pare eso es fundamental que la sociedad entienda que en el estado no hay dinero. Mucha gente repite, como condenada, que la guita está, mucha gente cree que la corrupción se lleva la guita de las jubilaciones, muchos siguen creyendo que el problema del gobierno de Menem y sus amigos fue la corrupción, y me parece que estos debates, hay que aprovecharlos para que quede claro que el problema básico, de estructura, en nuestra patria, es que el estado es escuálido, que el nivel del gasto público es la tercera parte que países pobres como Portugal, y que como si eso fuera poco malo eso básicamente se recauda de los sectores populares. Si la gente, la gran mayoría, no incorpora, no internaliza que la verdad es que no hay sociedad que funcione en el mundo si los que gana mucho no pagan muchos más impuestos que los que ganamos poco, estamos perdidos.
No sé por qué, pero siempre termino escribiendo de lo mismo.

Abrazos allende los enormes mares binarios,