martes, 31 de agosto de 2010

El papel de la prensa sobre Papel prensa

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Escuché por tercera vez lo que Jorge Lanata dijo en su programa de televisión, y leí por tercera vez también lo que él mismo escribió hace unos años sobre el mismo tema.
Francamente estoy exhausto.

Lanata tiene derecho a hacer con su reputación lo que quiera, puede hacer como efectivamente hizo, tomar algo que escribió él mismo hace años y cambiarlo, o llenarlo de medias verdades e imprecisiones para cambiarle el sentido, porque su subjetividad ha cambiado muchísimo. Éticamente no están bien estos refritos periodísticos, pero sólo está usando su derecho que usa como libremente quiera.

Lo que no le concedo, lo que no está autorizado, ni él ni nadie, es a poner en duda la integridad de los miembros de las organizaciones de derechos humanos argentinas. Hay que ser muy crápula, muy cretino, hay que tener muy poca dignidad, para llegar a semejante bajeza porque su crítica lo requiere para ser contundente. Quienes arriesgaron su vida en los momentos más duros cuando todos estábamos escondidos bajo nuestras camas, no merecen semejante falta de respeto.


Aquí pueden ver el editorial del programa de marras de Lanata: “No le creo a este Gobierno, y más sobre Papel Prensa”: Enlace a Youtube


Ésta, es la nota escrita también por Jorge Lanata y que fuera publicada en “Critica de la Argentina” el 13 de abril de 2008: http://memoriasanpedro.blogspot.com/2009/03/la-historia-se-escribe-en-papel-por.html en donce dice: "En esta historia el “periodismo independiente” se hace trizas, la libertad se vuelve una broma pesada y el doble discurso reina y se multiplica, en un eterno juego de espejos", y no sabemos si hablaba de él mismo.


¿Cuándo mentía: antes o ahora? ¿O con tal de estar en contra de la atroz dictadura totalitaria de los malignos hombres K somos capaces de olvidarnos de lo que pasó durante la dictadura? ¿Tan mala memoria tenemos? ¿Tan mal está mi patria?
No necesito que me respondan, lo sé: mentía antes, el de verdad es el de ahora. Ahora no miente, es quien él realmente es. Ahora sí lo puedo escuchar porque su subjetividad está aclarada.


Hepatalgina no conseguí, me tomaré un boldo... mi hígado está destrozado...


lunes, 30 de agosto de 2010

Prender y Apagar la Luz

9 comentarios:

Desde hace un tiempo me ronda la idea de escribir algo sobre un programa del canal TN, “Prende y apaga la luz”.

Seguramente el blogueraje extrañao mirará sin comprender; y algo de razón tendrá, habiendo tantos otros programas, dedicarse a éste. Pero no puedo dejar de considerar algunas cuestiones:

La primera de ellas, es que, dentro de la programación del canal mencionado, éste es el programa amigable, amable. Algo así como la contracara de la crispación. Es decir, se ofrece como un oasis en medio del desierto de inseguridad, matrimonios presidenciales corruptos e hiper ambiciosos, polémicos subsecretarios que maltratan a virginales empresarios y abogados de virginales empresarios, según denuncian indignados los legisladores guardianes de la república perdida y de la plata de los jubilados. Empresarios azorados ven cómo sus negocios, si no van a la ruina, marchan hacia la expropiación. Vienen por todo.

Nada más “friendly” que prender y apagar la luz, demostrarle al canal de la gente que lo querés, que estás con ellos. Porque no es sólo Todo Noticias, no, también es Todos Nosotros, ese que puede desaparecer, por la ley ésa de control de medios K, ¿viste? Y, ¿Cómo no vas a apoyarlo, si somos nosotros mismos? ¿No ves que nos vemos ahí, no me viste saludando?

Prender y apagar la luz, seguir la consigna de la cara “amable”, “humana” del multimedios, esa que hace gestos ante cada noticia. ¿Cómo podría mentirte ese buen pibe, el que te invita a prender y apagar la luz? ¿No ves cómo sufre cuando da las malas noticias, las únicas que pueden existir en esta tierra olvidada por Dios?

Se le nota lo mal que le hace, con las caras que pone, pero se lo banca el pibe. Después de todo eso que tuvo que pasar, nos hace prender y apagar la luz…

Quizá prender y apagar la luz permita ocultar, en parte, el terror de lo que se trata.

Porque justamente la intermitencia de la luz no permite ver claramente. ¿O esa mancha roja en el papel es sangre?

Y ya se sabe, no hay peor ciego que el que prende y apaga la luz para no pensar.

Prender y apagar la luz, acaso, termine siendo metáfora de la alternancia mentira/verdad: sostenerse como periodismo independiente. Sí, del estado, no del verdadero poder, del que forma parte, con el que moldea. Jactarse de invitar a algún programa político a alguna figura que no sea de su agrado, para compartir un “debate” con 4 o 5 de sus incondicionales, que salen a cazar en manada. Eso es democrático. Es libertad de expresión. Y temporada de caza.

Prender y apagar la luz, es posible remita a los gobiernos que han hecho subir y bajar, a quienes impulsaron y a quienes hundieron. A quienes “activan” cuando necesitan y “desactivan” cuando no conviene. (¿Qué fue de la vida de Blumberg, y de la de Antonini Wilson, cómo anda Sadous, dónde está Isidoro Graiver?)

Prender y apagar la luz, musicalizado por un ex senador de la Nación, ex gobernador de una provincia, ex actor de películas en las que disfrutaba lucir uniforme y botas militares. Ex candidato e vicepresidente.

Él tiene ese trabajo en el medio. Otros, son corresponsales en el Congreso. Especializados en darse notas a sí mismos, también su cadencia está marcada por el prende y apaga la luz al que juega el CEO, que es el amo de las perillas.

Porque el amo prenderá la luz, haciendo visible, a los corresponsales eficientes.

Y apagará la luz, invisibilizará, a aquellos tibios, irresolutos, que no estén a la altura.

En fin, volvió a perder el Rojo y estoy cansado.

Que el último apague la luz.

domingo, 29 de agosto de 2010

Pensar desde el debate

2 comentarios:
Francamente, una de las pocas cosas que aprendí con los años (al menos aprendí algo) fue que uno no trabaja con la realidad como le gustaría que fuera, debe trabajar con ella tal y como es. Platón es muy bonito en nuestras cabezas, pero en la vida diaria, si no encaramos el tema desde la realidad no llegaremos a ningún lado. Lo perfecto seguramente lo imaginamos muy diferente, pero esto es lo que hay, y sobre eso debemos sacar nuestras propias conclusiones, en nuestra búsqueda honesta de la verdad, si alguna existe; o si pretendemos al menos acercarnos a la nuestra.

Cuando tenía la mitad de la edad que ahora tengo, encaraba inexorablemente mis análisis desde el ideal. Como los filósofos más obtusos, miraba a la sociedad creyendo que era como yo pensaba que era y no como realmente era. Y algunos amigos, lamentablemente, se empeñan en continuar por ese camino. Algunos, sé que desde la buena leche, son recontra-opositores a la atroz dictadura totalitaria y recontra-maligna de los hombres K. Otros, por supuesto también desde la buena leche, me dicen que todos los críticos de nuestro gobierno son idiotas útiles, o llanamente lacayos de "Los dueños de Argentina".
Siempre digo que, desde mi humilde verdad, apoyaré, incluso defenderé con entusiasmo todo lo que sé que está bien, incluso si los que lo hacen están gobernando. Y criticaré, incluso con dureza todo lo que sé que está mal. No temo que los “bien pensantes” me acusen de oficialista, o de lo contrario, porque a veces tengo suerte, me preguntan por qué, y disfruto de su asombro al escuchar argumentos. Incluso a veces me responden con argumentos, y entonces lo disfruto aún más.

Intento que las palabras que uso sean mías, y también haberme ganado con esfuerzo la subjetividad desde donde las pronuncio. No debemos comprar opiniones enlatadas. Los que te prestan sus palabras son como los que captan nuevos clientes para su droga, la primera te la regalan y la segunda te la venden. Eco repetía palabras de otros porque estaba condenada por un dios a no tener propias, parafraseando a Galeano, hoy la costumbre lo ha convertido en virtud. No sé pensar si no es desde el debate. Sostengo con convicción que pensar la sociedad no debe ser una construcción individual, para que sea útil, válida, y tenga razón de ser, debe ser colectiva.

No es fácil con el ritmo de vida moderna hacerse un tiempo para escuchar todas las voces, las honestas y las interesadas, pero hay que intentarlo. Es muy necesario contrastar con el resto de los medios de información lo que uno lee, abrevar en los del “interior”, no sólo en los de Buenos Aires, y sobre todo, hacer un esfuerzo para luego contrastar las informaciones recibidas con la realidad. La acumulación y repetición de una sentencia no la convierte en verdad, y mucho menos en realidad. Y no siempre el papel de la prensa es el que deseamos.

Digo todo esto porque el gobierno argentino acaba de cruzar El Rubicón, y política y retóricamente, las dos orillas del Rubicón, separadas por un estrecho caudal muy fácil de cruzar, representan la seguridad de la pertenencia a la tiranía y la peligrosa libertad. Y como dijo Julio César: Alea iacta est, la suerte está echada…




"Air" Suite orquestal N° 3 en Re Mayor de J.S. Bach interpretadas mágicamente por Yo-Yo Ma y Bobby McFerrin


Crece desde el pie, musiquita,
crece desde el pie
uno dos y tres, derechita,
crece desde el pie.

Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.

Crece desde el pie, musiquita,
crece desde el pie
uno dos y tres, derechita,
crece desde el pie.

Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.

Dentro de su lata la mata
crece desde el pie,
crece desde el pie la fogata
crece desde el pie.

Crecen los mejores amores
crecen desde el pie,
para sus colores, las flores
crecen desde el pie.

Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie,
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.

Cantan para usted los cantores
crecen desde el pie
un poco de fe y los tambores
pueden florecer.

Crece desde el pie la mañana
crece desde el pie
el sonido de la campana
crece desde el pie.

Crece desde el pie la semana
crece desde el pie
no hay revoluciones tempranas
crecen desde el pie.

No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.

Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.

No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.

Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.


Crece desde el pie
de Alfredo Zitarrosa
(1984)



miércoles, 25 de agosto de 2010

Reencuentros

6 comentarios:
(Escrito el 24/08/10, día de la denuncia sobre Papel Prensa)

Hoy, leyendo un post en “La Cosa y la Causa”, uno de esos blogs de lectura imprescindible, vinieron a mí recuerdos de algunos de los momentos más felices de mi ya muy lejana infancia.

Corrían los años 60 en la tranquila vida de Villa Dominico, un barrio de Avellaneda donde la enorme mayoría éramos hinchas del Rojo… y aún lo seguimos siendo.

Mi abuelo, un personaje si los había en el barrio, era a quien siempre le pedía plata para ir al kiosco y comprar esas tres revistas que alimentaban mi alma: El Tony, D’artagnan y Fantasía.

Casi podría decirse que con ellas aprendí a leer. Y con certeza afirmo, ellas me hicieron amar la historia, me introdujeron a un mundo donde había bien y mal, héroes y villanos, justos e injustos.

Y había personajes de toda índole: desde soldados criollos como el Cabo Sabino y Martín Toro, monjes budistas blancos como Harry White, inmortales como Gilgamesh, guerreros sumerios como Nippur de Lagash o tebanos como Argón el Justiciero.

La historieta no es un tema menor: es la historia contada de otra manera, es la palabra y el trazo del dibujante, es la múltiple sugerencia de significación fecundada por la palabra y la imagen.

La historieta acaso tenga en común con la historia esa artificial división del “cuadro a cuadro”; artificial porque funciona para quien lo crea, pero natural para quien lo recibe. ¿Quién repara que en una historieta hay cuadros?

Tenía un fuerte con innumerables soldaditos plásticos, y con ellos llevaba a cabo las aventuras que leía en las revistas, reproducía esa lucha de terceros excluidos entre lo que representaba el bien y lo propio del mal.

Junto a los valores que uno fue aprendiendo en la casa y en la escuela, también se iba nutriendo de lo que leía en esas maravillosas y coloridas historietas. Entre todas esas cosas, descubría el valor de esos relatos en los que el héroe tenía que jugarse el todo por el todo, donde la propia vida, ofrecida con generosidad, se decidía en un acto, y por una causa justa.

La fecha de vencimiento de la infancia llegó ese día que, -rito de pasaje, si los hay- entregué ese fuerte, y sus soldados al hermanito menor de un amigo. Toda una rendición ante la adolescencia, todo un sacrificio, donde junto a sus soldaditos se rindió el carácter épico, “la causa”.

A esta altura, quien discuta a Freud en cuanto a la impronta de lo infantil sobre lo adulto, es sencillamente un negador. O un ignorante de sí mismo.

Y uno hizo su secundaria, conoció a su amor, a su compañera para toda la vida, la universidad, los hijos, el posgrado. Comprendió en sentido pleno que su trabajo era un sostén muy importante para su familia, una base que permita desplegar alas.

¿Qué se habrá hecho de ese impulso a lo épico, a lo heroico, que se tuvo a temprana edad?

¿Se perdió irremediablemente, o sólo está oculto entre los pliegues de la vida?

¿Será que lo simbólico ya se ha rendido incondicionalmente ante lo real, o que está allí, latente, en espera de reactivación?

Hoy fue un día que tuvo algo distinto. Lo distinto tuvo forma de reencuentro.

Mi adolescencia, ese lapso arbitrariamente designado entre la niñez y la adultez, transcurrió con ruido de botas; mis heroicos soldaditos se habían convertido en secuestradores, torturadores, violadores, ladrones, apropiadores, asesinos. El fuerte se convirtió en campo de concentración clandestino.

A esos soldaditos ya los manejaban otras manos; manos de titiriteros expertos que actuaban en las sombras. Los soldaditos perdieron toda dimensión heroica, todo carácter de justicia. Ya no defendían a los débiles, ya no protegían a su pueblo. Simplemente obedecían órdenes, debían promover una rendición tan incondicional como la de mi infancia.

Hoy fue un día que tuvo algo distinto. Lo distinto tuvo forma de reencuentro.

Hoy se denuncia ante la justicia que un imperio económico se edificó sobre sangre. Esa sangre, y la de muchos –demasiados- otros, consolidaron fortunas obscenas y pobrezas extremas.

Hoy se denuncia ante la justicia para que quienes fueron los titiriteros corran la misma suerte que sus propios títeres. Amos de los que fueron amos, ensangrentados todos, merecen compartir su destino, y nosotros merecemos que ellos lo compartan.

Hoy se ha jugado una carta muy brava contra un poder inmenso. De esas donde se juega todo a un acto, como en mis historietas infantiles. La causa judicial se llamará, seguramente, “Papel Prensa”, también podría llamarse “ilusiones recuperadas”.

Tengo que agradecer, por lo tanto, estar viviendo este momento histórico, momento donde volvemos a reencontrarnos con ciertas épicas que, latentes, quizá habíamos dado por perdidas.

Tengo que agradecer, entonces, haber recuperado, en algún punto, ese hermoso tesoro caído en el olvido. Queda como consuelo, en todo caso, que si bien la infancia irremediablemente se ha perdido, ciertas ilusiones se recuperan.

Al cabo, este reencuentro con los valores de la propia infancia, quizá no sea más que comenzar a bosquejar el dibujo de la historia que estamos legando a nuestros hijos.

Un recuerdo de los 80: Informe sobre la Situación, Víctor Heredia



viernes, 20 de agosto de 2010

Ecos del pensamiento crítico

5 comentarios:
Litografía “Relatividad”, del artista holandés M. C. Escher, cuya obra ha interesado a muchos matemáticos.
¿Qué es arriba, qué es abajo, qué sube, qué baja?



A mí me anima polemizar, me apasiona contrastar con otros mi visión, la que suelo defender con pasión. Algo que me genera interrogantes permanentemente es por qué tanta gente compra opiniones enlatadas. Es verdad que podemos responder que es más fácil repetir lo que otros han pensado, pese a no estar condenado por ningún dios, porque elaborar tu propia opinión requiere primero un pequeño esfuerzo de recopilación de información, cruzamiento de datos y luego análisis.

El último correo que he recibido narraba la historia de un supuesto funcionario público, y que incluía hasta su DNI para darle credibilidad, en el que se hablaba de terribles negociados y de las miríadas de dólares que se volcarían sobre el congreso para no eliminar las retenciones. En sólo 5' lo respondí con enlaces que demostraban que sólo era Spam, y que además de que todo lo que allí se decía era absolutamente inverosímil, y a poco de leerlo era imposible creer que aquello podía ser cierto, con un mínimo esfuerzo de búsqueda, Google mediante, uno encontraba que eso era falso de falsedad total, y que hasta el dominio del supuesto correo del trancero arrepentido era falso.
La parte negativa de esto, es que lamentablemente son muchos, pero muchos los que prefieren que otros se equivoquen por ellos. Decidir por uno mismo implica quedarte sin nadie a quien echarle la culpa. Y esto pasa mucho en política, que es finalmente de lo que estamos hablando: hay mucha gente que se acomoda en el escepticismo, porque es algo que les garantiza no equivocarse. Les garantiza que siempre la culpa será de otro.

A lo que voy: me parece evidente que en un país que recauda un 23% de su PIB (cierto que hace 7 años recaudaba un 18%), muy por debajo de, por ejemplo, Brasil que recauda en el orden del 35%, para no hablar de los países serios a los que refiere Capusotto en su parodia de los programas de radio que ya son en sí mismos una parodia, es lógico concluir que como consecuencia de esta escasa recaudación fiscal, tiene un paupérrimo nivel de gasto público, que si mal no recuerdo esta en el orden del 14% antes del pago de la deuda, y que contrastado con los de aquellos países serios, de los que los “pobres” superan el 40%, da pena, y hace evidente que tanto el nivel de infraestructuras, como el de servicios de los que dispone hoy Argentina tiene que ser forzosamente aún muy malo. También es evidente, humildemente creo, que con este nivel de recaudación que permite este nivel de gasto, no es posible dotar de recursos, tanto humanos como técnicos, al estado nacional para combatir el delito económico que, por ejemplo, genera empleo en negro. Como tampoco el necesario nivel de inversiones públicas en aquellas infraestructuras que permitan darle más vivacidad al desarrollo económico.
Y esto es lo interesante de intentar asumir una visión propia, alejada de los maniqueísmos; que nos permite ver que al actual gobierno argentino, al que no me une el amor sino el espanto, cuando lo critican en los medios de las empresas dedicadas al negocio de la información siempre es por lo que hace bien y nunca por todo lo que no hace, o hace mal.

Una oportunidad perdida fue el tratamiento de la ley de retenciones en 2008, sobre todo porque se perdió la oportunidad (la sociedad y las fuerzas políticas que siguen creyendo sinceramente en un país mejor, en donde incluyo a buena parte del oficialismo y de la oposición), de discutir lo más importante que necesita mejorar el país, que es precisamente el tema fiscal, la madre de todas las batallas, si es que nos interesa francamente, sin hipocresías, resolver las deficiencias reales, e innegables, en educación, justicia, sanidad y seguridad. Ahora tenemos nuevamente una enorme oportunidad, que me parece se volverá a perder con el tema del 82% en las jubilaciones. Para que sea un paso hacia adelante y no perjudique, incluidos los propios jubilados, se necesita encarar este tema con seriedad, y franqueza. Al comienzo del tema me pareció que la cosa iba por el buen camino, parecía que se podía plantear la fuente del financiamiento para que no salgan los fondos del ya escasísimo presupuesto nacional, incluso se planteó recuperar los aportes patronales, fondos regalados a las empresas por Cavallo, fondos que, no olvidemos, salieron del aumento del IVA, pero parece que todo queda en la chicana vacía.

Si me permiten un inciso más subjetivo, más anclado en la política, nunca estuvo tan claro como ahora que no hay que ser justicialista. Me gusta este gobierno cuando no es justicialista, me siento muy cómodo con sus enemigos. Pero cuando necesita ser justicialista por el escasísimo poder que nuestro pueblo le ha dado, tiemblo, porque suele aparecer lo peor. Si me lo permiten, lo que hay que ser es buena gente. Lo que nos permitirá ser mejor país, es que seamos mejores personas. Y lo que me parece más necesario: ser honestos, pero sobre todo, honestos intelectualmente, que es la honestidad más valiosa, y quizá la más escasa.
Siempre digo, analizenlo y quizá coincidirán conmigo, que este gobierno está intentando hacer lo que Don Raúl Alfonsín intentó, cuando quiso ser lo que de verdad era (hasta que se asustó y fue radical), pero no pudo porque el justicialismo se lo impidió, y sería una enorme ironía que ahora el radicalismo se una al justicialismo para impedirlo nuevamente.
También me parece que quienes desde la izquierda no apoyan críticamente al actual gobierno, lo hacen porque tienen miedo a ser pragmáticos; barrunto que la pureza intelectual es el refugio de los cobardes.
Con los años, tengo algunos, fui dejando los principios para el análisis, pero a la hora de decidir me fui volviendo pragmático. Con esto quiero decir que el modelo económico de país puede ser cualquiera, siempre que decidamos entre todos lo mejor para el conjunto. Porque si no nos ponemos al frente de la decisión, deciden otros, pensando en otros intereses. Y ahí ningún gobierno se salva: incluido éste, todos decidirán defender el poder. O se lo damos "nosotros", o se lo dan "ellos".

Lo muy malo de la situación política actual, es que tenemos un gobierno muy mejorable, pero no tenemos quién lo mejore: me aterroriza la mayoría de la oposición, es tan patética como previsible y recursiva. Además de unas empresas dedicadas al negocio de la información que no permiten el fácil acceso a esta información para el debate franco, y el librepensamiento soñado.




Como la cigarra
María Elena Walsh

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aqui
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

"Como la cigarra", 1972


miércoles, 18 de agosto de 2010

Esto no es una pipa

8 comentarios:
De los animales nos diferencia el lenguaje. Nada más. Ni la inteligencia -que en nosotros es una ventaja de potencia de cálculo, no de calidad- ni el alma, cuya existencia fue dudosa, a lo largo de la historia, en mujeres, esclavos, negros, indios e, incluso, niños. Ni el gregarismo, ni el bipedismo. Lo que nos queda, como ventaja única, es el lenguaje, de una calidad comunicacional infinitamente superior a la comunicación gestual y auditiva de otros animales.

Cuando vemos una imagen, no la entendemos hasta ponerla en palabras. Todo comunicador sabe esto. Una foto no puede, en soledad, ilustrar una nota periodística. Una imagen cualquiera es tan rica en información, que acaba por no informar en absoluto. En la foto, el sentido es libre. El comunicador necesita, por lo tanto, "anclar" uno entre muchos sentidos. Al pie de foto se lo llama, por esa razón, anclaje. Suele ser un ejercicio interesante cambiar mentalmente el anclaje que ha elegido el editor. Sorpresivamente, la "verdad" incuestionable de la imagen, cambia. Magritte jugó con ese extrañamiento cuando volvió protagonista de la más famosa de sus obras, no al cuadro, sino al anclaje.

La televisión supo explotar su ventaja cualitativa sobre la fotografía. Una secuencia de fotos (un video) puede narrar una historia. Y puede generar una convicción absoluta en el espectador de que aquello que está viendo es la verdad. Existe el mito muy arraigado de que las imágenes no mienten. Lo cual es cierto. La otra parte de la frase debería ser: las imágenes no dicen la verdad. Porque sólo se puede mentir o nombrar con palabras.

Esa es la razón por la cual omitiré los videos (aunque podrá verlos siguiendo los links), y me limitaré a relatar y contextualizar lo que veo. O lo que creo ver.

Barrabravas en el INDEC

Una historia que sirvió para ejemplificar la violencia de las huestes K, fue aquella en que un grupo de jóvenes interrumpió de malos modos la presentación de un libro sobre el INDEC. ¿Ocurrió eso?

Viendo detenidamente el video, encuentro que los "barrabravas" intentan formular una pregunta, dos veces. Los asistentes a la presentación se indignan por la interrupción pero, sobre todo, por el cuestionamiento, y los "barrabravas" son empujados, golpeados e insultados. Cuando ya se encuentran en la puerta, saliendo del lugar, desde un costado -izquierda de la pantalla- les arrojan dos sillas. Usted podría tener la impresión, sin embargo, de que los violentos son los golpeados, y no los golpeadores.

Muertos de frío

Hace unas semanas, en días de frío intenso, faltaba gas en algunos colegios porteños. Sin embargo, TN decidió recorrer las provincias más pobres. ¿Cuándo lo decidió?. En un informe relatado con adjetivación lacrimógena, Julio Bazán nos contaba que en Misiones hay gente que se calienta con estufas a leña. Que las provincias más empobrecidas de nuestro país carecen de gas natural. Que el frío, en definitiva, pega con fuerza entre los pobres. Lo que no nos contaban, era que el informe fue grabado en 2005, que fue esta administración -y no las anteriores- la que empezó la construcción de un gasoducto para solucionar precisamente ese problema, a saber: que todas las administraciones apañadas por Clarín ignoraron sistemáticamente todo lo que estuviera lejos del Conurbano. Sin embargo, usted podría tener la impresión de que el gobierno nacional ha deteriorado las condiciones de vida de los entrevistados.

A narizasos en los puños.

Hace años, El Chavo del ocho intentaba conservar su orgullo explicando que había sido él quien la había emprendido a narizasos contra los puños de su adversario. Esto fue, ni más ni menos, lo que nos contó Clarín. Si nos molestamos en situar en contexto a los antagonistas, tenemos a un neonazi largamente conocido en los juzgados. Soaje Pinto se autoproclama nazi, sin considerar que ello afecte a su buena honra. Por el otro, Daniel Reposo, jefe de la Sindicatura General de la Nación y, como tal, contralor en las irregularidades administrativas y jurídicas de Papel Prensa. Soaje Pinto la emprende a golpes de puño contra Reposo, a raíz de lo cual se fractura un dedo. ¿Qué es noticia para usted, lector?. Créalo: la noticia es que Reposo le fracturó un dedo a Soaje Pinto. Algo que es rigurosamente cierto, aunque tal vez tendencioso. Ambos, Soaje Pinto y Daniel Reposo, acuden a la mediación judicial. El juez sabe que el caso se resume a dos testimonios cruzados e irreconciliables. No hay lesiones reales, sino intención de entorpecer la labor estatal. Suspirando, con dosis infinitas de cansancio y hartazgo, pide a ambas partes - no sólo a Moreno- discutir civilizadamente.

Patota Moreno.


El relato anterior pretende contextualizar la última y más mentada agresión de Moreno. El anclaje, esta vez, resulta llamativamente pulcro. Ascético. No hay ningún intento de contextualizar las imágenes. Moreno deposita unos guantes en un escritorio, y eso mismo nos comunica el telegraph. ¿Por qué, esta vez, no contextualizan? Porque entonces, querido lector, usted entendería.

Entendería a qué se refiere Moreno cuando dice "traje guantes, porque si no, algunos miembros del directorio se lastiman...", en clara referencia al dedo que se quebró Soaje Pinto. Y que propone una discusión civilizada (con guantes en lugar de puños desnudos), para burlarse del magro triunfo de Soaje Pinto en tribunales.

Entendería que los guantes eran de utilería. Entendería que se trata de la humorada de una persona sin demasiadas ganas de contemporizar con delincuentes.

Entendería que el motivo de la sesión era quitarle al Estado su participación en Papel Prensa.

Entendería que lo más grave de la reunión son cuatro gritos, que le ahorran al Estado millones de dólares pero, sobre todo, buscan justicia.

Entendería que el representante del Estado, lector, trabaja para usted. Y tal vez llegue a entender la paradoja de que los mismos que apelaron a la violencia para robar la propiedad de una empresa, hoy denuncien ser las inocentes víctimas de un gritón.

Autor: Diego E

martes, 17 de agosto de 2010

Ah, blogueros K

10 comentarios:
Días atrás, un periodista de apellido Roberts publicó en La Nación una nota sobre los blogueros K; nota ésta que, per se, no tiene valor, dado que no agrega nada novedoso a la opinión ya conocida de ese diario (y también de Clarín). No amerita, entonces, que nos detengamos en ella, cosa que ya han hecho y con muy buen nivel en otros blogs. Pero sí quizá provea la excusa para reflexionar sobre lo que es nuestra actividad bloguera, sus por qué y sus para qué.

Convengamos, en primer término, que lo que digamos en este escrito refleja únicamente la mirada de nuestro blog, no pretendiendo asumir representación alguna del resto de los blogs del campo nacional y popular.

Decíamos que pretendemos reflexionar sobre el por qué y el para qué escribimos; este blog, como espacio con continuidad, fue hijo del resultado de las elecciones del 28 de Junio de 2009. La mayoría de nuestros blogs nació entre 2008 y 2009, cuando el proyecto político encarnado por el kirchnerismo y aliados parecía hundirse ante el avance de la derecha.

La visión que instalan los grandes medios es que seríamos algo así como una corporación de tipos a los que el gobierno les paga por hablar bien de él y denostar a opositores, pero como si fuera un algo organizado, un demoníaco monstruo de mil cabezas, presto a devorar a quien piense distinto.

Claro, no es de su conveniencia mostrar que fuimos naciendo, cada blog, en la medida en que se nos imponía por sobresaturación, una representación única de la realidad, emanada desde los grandes intereses corporativos; donde patronales que instigaron todos los golpes de estado se declamaban defensores de la institucionalidad democrática y de los derechos de los ciudadanos, donde una claque de políticos serviles, que nos empujaron durante décadas a la miseria (económica y moral) se arrogaban ser campeones de un republicanismo hueco. ¿Habrá que recordar, a esta altura, que la realidad fabricada de los grandes medios allá por el 2008 era unívoca, sin aristas ni matices, por lo tanto, autoritaria? No, nunca explicarán que luchar contra esto está en nuestro origen.

Así como tampoco jamás reconocerán nuestra independencia, que es absolutamente ética: nuestro blog se asume conscientemente dentro de una postura ideológica, dentro de una visión del mundo democrática, igualitaria, inclusiva, plural.

No ocultamos lo que nos anima; no hablamos desde ninguna objetividad: somos absolutamente subjetivos porque nos sentimos parte de la historia que se está transformando. Las empresas periodísticas presentan la máscara de su supuesta “objetividad”, que es la manera de encubrir los intereses que las guían.

Nadie determina una sola letra de nuestros escritos. No tenemos obligación alguna de escribir para nadie. Simplemente escribimos porque va en la línea de nuestro deseo.

Cada blog es un mundo. Somos una pluralidad de voces que, bajo el manto de lo que suele llamarse “lo nacional y popular” aportamos cada uno sus ideas, su mirada propia, su color, sus temas. Hay blogs que son eminentemente periodísticos, con información y análisis diarios, otros, más reflexivos, más temáticos, de aparición más esporádica.

Un detalle que no suele mencionarse: no todos nuestros blogs son necesariamente “K”: algunos de ellos (y muy buenos) son, por ejemplo, de amigos que participan del ideario de Proyecto Sur; otros, peronistas, progresistas: nada nos impide leernos y comentarnos con el mayor de los respetos, plantear nuestras diferencias y nuestras coincidencias. Este es otro punto que le sale mal: no somos sectarios, no bebemos de la fuente del pensamiento único.

El comentario, la lectura que hacemos del mensaje del otro, ésa es nuestra riqueza. No nos encapsulamos en nuestro pensamiento simplemente “bajando línea” como nos suelen etiquetar; al contrario, nos enriquecemos mutuamente en nuestra diversidad, en nuestra multiplicidad de miradas, en cada lectura.

No hay, como en grandes diarios, una columna escrita por “alguien que sabe” y un espacio dedicado a los lectores. En nuestros blogs, la lectura del otro forma parte del texto mismo. Esta horizontalidad es la que enriquece: es absolutamente frecuente que a partir del comentario de un texto se generen nuevos textos, se enriquezcan las temáticas, se abrochen cuestiones que en apariencia pertenecían a otro orden. Es de esta manera que nuestros textos toman vida, porque tenemos la alegría y la frescura de escribir sobre lo que queremos. ¿Podrá decirse lo mismo desde un diario?

Otra manera de descalificarnos es la de presentar las producciones de los blogs como construcciones rudimentarias, rústicas, carentes de estilo, proselitismo barato hecho por mediocres. Otro mito que se derrumba: hemos leído cosas maravillosas en los blogs, elevadas, disparadoras de pensamiento. ¿O acaso las racionalizaciones apolilladas y etimológicas de Grondona ó el odio intelectualizado de Morales Solá son el techo de la cultura? ¿Aguinis quizá nos debiera guiar hacia el bien escribir? (y bien pensar, claro)

En contraposición a la rutinaria tarea de intentar demoler al gobierno e intentar instalar alguna figura opositora como bandera, nuestra temática es absolutamente infinita: hablamos tanto de bombachas contaminadas como de cenas obs-cenas; de papel de diario barato y de programas cuya gracia es prender y apagar la luz.

Nuestra independencia también se hace evidente porque tenemos capacidad de instalar nuestros temas en la blogósfera, sin necesitar como condición sine qua non que el estímulo provenga de un diario. No tenemos detrás de nosotros un patrón que imponga el tema y la línea editorial. Esto también hace a la libertad de pensamiento, y a la posibilidad de crear.

Se nos critica desde los diarios justamente por hacer objeto de análisis y crítica a ellos, y a sus periodistas estrella, marketineros de la noticia. Lamentamos mucho la pérdida del beneficio exclusivo que habían tenido hasta ahora de convertirse en jueces de la sociedad, pero, bueno, comprendan que suscribimos ideas antimonopólicas…

Cuando se nos intenta presentar como una roca, un obstáculo rígido y duro puesto allí, demostramos ser agua, escurrirnos entre sus dedos, porque no obedecemos a nadie, a nadie más que al deseo de expresar nuestras ideas. Quizá por esto de vez en cuando, y con mayor frecuencia nos mencionan: no les somos indiferentes, y quizá, alguno, secretamente, sienta cierta envidia, o cierta nostalgia, por quienes no han vendido su alma al diablo.

lunes, 9 de agosto de 2010

Lenguaje, Política y Construcción de la Realidad

6 comentarios:
El hostigamiento permanente y sistemático al gobierno nacional por parte de ciertos sectores políticos, mediáticos, empresariales y eclesiásticos, debiera de hacer sospechar hasta al lector más desprevenido acerca de la naturaleza de tales críticas. Lo que nos interesa indagar es bajo qué paradigmas se formulan, a qué construcción no explicitada de la realidad contribuyen. Sostenemos que debe explorarse en el marco ideológico que las determinan para determinar su finalidad, y serán ciertos significantes privilegiados escuchados en los últimos años los que constituya nuestra guía; tratar de descubrir sus relaciones y determinaciones, sus dimensiones de ocultamiento y descubrimiento.

Tomaremos, sólo como introducción, y sin pretender repasar su historia, algunos puntos privilegiados de esta relación entre lenguaje, política y construcción de la realidad.

La dictadura instaurada en 1976 tuvo dos slogans que, combinados, la describen inmejorablemente: uno, propaganda de su política económica destructora de la industria, rezaba “achicar el estado es agrandar la nación”; el otro, originado en una campaña contra ruidos molestos, decía lacónicamente: “el silencio es salud”. Tratándose de una dictadura sangrienta que hizo desaparecer 30.000 personas para instaurar un plan económico y un proyecto de país autoritario y concentrado, el mensaje de sus slogans era claro: el precio de hacer oír una voz disidente era el silencio de la desaparición.

“En algo habrá andado”, frase murmurada popularmente, fue la justificación ideológica de “el silencio es salud”. Podríamos traducirlo: por creer en la política como herramienta de transformación, por militancia sindical o estudiantil, se justificaba un destino funesto.

No importaba si la participación política se había dado bajo la forma de lucha armada, trabajo social en la villa o comisión gremial en la fábrica: todo daba lo mismo, en algo andaban.

Esta cuestión, ¿habrá pasado sin dejar rastros en la sociedad, o habrá que buscarlos bajo otros ropajes? Tal vez una pista la de la política de Derechos Humanos sostenida desde 2003: siempre resultó llamativo el encono que en muchas personas de clase media generaba este apoyo tan claro y explícito a los organismos en su lucha por juicio y castigo a los responsables y ejecutores de desapariciones, torturas, violaciones y apropiación de niños. Muchos de estos críticos suelen sostener que se trata de una venganza, que debieran de “olvidar estas cuestiones del pasado y mirar para adelante”, porque son las “madres de los terroristas” las que reclaman, y ellos (NK y CF) los apoyan porque “también fueron montoneros”: es decir, “en algo habrán andado”.

Círculos que se cierran sobre sí mismos, instalan la lógica de dos demonios en pugna, construyendo el relato de una guerra en la cual se relativiza el horror procesista.

Conviene no perder de vista esto, porque suponemos constituye un pecado de origen en la construcción de cierto imaginario: uno de los demonios está vencido, enjuiciado, condenado. El otro es quien lo persigue.

Enemigos poderosos, los medios han escrito la letra de la obra y facilitado el escenario; la cuestión será recitar la parte que corresponda en el momento adecuado: ya sea la claque política, ya sea el “periodismo independiente”, deberá recorrerse un camino que destaque la diferencia entre el consenso y la crispación, entre la declamación de un eficientismo desprovisto de política (donde se equiparan la empresa y el gobierno) y la política como guía, y así una seguidilla de pares antitéticos que inexorablemente conduzcan a la conclusión que estamos siendo gobernados por seres cuyas ansias de venganza solamente sean comparables con su ambición personal, con su desapego al respeto institucional, y con su pretensión de eternización en el poder. Repítase esto mismo, variando los actores, en distintos canales de TV, radios y diarios; háganlo un día, dos, o tres. Organicen programas donde unos actores políticos hablen de lo que han dicho los otros; promuevan que lo que fue la entrevista radial de hoy a la mañana se convierta en la nota del canal de noticias por la tarde (con repetición a la noche) y se publique en el diario de mañana por la mañana. Haga notar en sus programas que esto no es una consigna suya, sino que recoge lo que dice “la gente”; en lo posible, intercale una nota sobre la inseguridad, e instruya al notero para que pregunte si se siente protegido cuando acaban de matarle un familiar o un amigo. Multiplíquelo por los canales y diarios, apunte a escandalizar en la transmisión boca a boca, con titulares tremendos, aunque el cuerpo de la noticia termine teniendo otro tenor. No importa, porque “la gente” sólo lee los titulares.

Procure que los zócalos de los noticieros vayan sesgando los dichos de la claque política de turno con una minuciosa selección de lo más escandaloso y descalificador, pero por favor no pierda de vista que debe hacer un programa de prender y apagar la luz, porque hay que demostrar buena onda, ya que para crispados están los K.

Llegado ese punto, será el momento de descansar de los sinsabores de la política, escuchando las opiniones de los expertos en economía, que dicen que en realidad todo es un engaño, porque el “IndeK” dice los números que ellos consideran publicables, y que, en corto tiempo, la economía va a sincerarse y caeremos en el infierno al que nos conducen. Por supuesto, cuando al poco tiempo no se verifican los vaticinios catastróficos, siempre se podrá recurrir al viento de cola, a la extraordinaria cosecha que se obtuvo por el aporte de nuestros productores rurales, a la sequía de un país que ni siquiera conocíamos, o simplemente, como desde su cinismo dice Lanata: los Kirchner tienen culo…

Detalle importante: nunca se discutirá sobre ideología, ergo, no es de esperarse un debate de ideas sobre el rol del Estado. Y esta es una sutileza no menor: el catecismo de buena parte del conglomerado opositor puede definir el rol del Estado en una sola frase: que no se meta. Porque el Pecado de Origen reaparece: es el rol del Estado en la búsqueda de la Justicia Social, otra manera de nombrar el “en algo habrán andado”. Lo interesante es que lo que no logran aprehender: la pérdida de eficacia que gradualmente tiene la batería de significantes inconexos que utilizan: ¿a quién crispa ahora “la crispación”? Solamente a aquellos que están dispuestos a escucharla.

Tiene los mismos efectos que el discurso de Biolcatti en la Rural: no lo creyó ni quien lo profería, pero “sus bases” se lo reclamaban. No logran hacer cadena en el tejido simbólico de la sociedad, porque caen uno a uno mitos que los sostienen: el “consenso”, licuado por las disputas por candidaturas; la idea de la eficiencia empresaria aplicada al manejo del Estado, alejada de la “suciedad de la política” destrozada por el catrasquismo de Macri. Pero esto, más allá de lo coyuntural, no es buena noticia. Una buena oposición es un debate con fecundidad, con amplitud de miras, con profundidad ética. Necesitamos una oposición que exija para el bien común, sea quien sea quien gobierne.

Quizá pudiera darse una situación más racional si los cuestionamientos opositores tuvieran una entidad “más seria”, como para promover en quienes acompañamos a este gobierno un grado mayor de exigencia de calidad. En lo personal, tengo varias objeciones, pero con la particularidad que no suelen ser coincidentes con las que soy bombardeado diariamente. No puedo creer las argumentaciones de quienes contaminan bombachas para dilatar el momento de afrontar la verdad (y la pena) de haber colaborado en la apropiación de menores; de quienes mediante la extorsión se quedaron en posición privilegiada para apoderarse del papel de diario y condicionar su competencia; y fundamentalmente, cómo creer en los políticos que tristemente parecen marionetas de los dueños del país; está demasiado cercano aún el eco del “que se vayan todos” al que ellos mismos empujaron. Porque la apuesta del Neoliberalismo, de los dueños del país, es la antipolítica, es decir, la política subordinada al diktat de sus propios intereses, pero aparentando ser los nuestros.

Fuente: http://enredandopalabras.blogspot.com

viernes, 6 de agosto de 2010

A VOS, QUE TE OPONÉS AL GOBIERNO POR IZQUIERDA

15 comentarios:
No dudo de tus buenas intenciones. No dudo, siquiera, de tu buena moral, si es que existe tal cosa.

Dicho esto, espero que tomes el que te considere ingenuo como un esfuerzo de mi parte para evitar epítetos peores.

Sin embargo, creo que vale la pena aclarar, aunque más no sea para ejercer docencia de causas perdidas: nunca entenderé la costumbre de quedarse con menos porque se cree merecer más.

Me remito a la historia, no tan lejana. El mejor marxista que hemos tenido (un estudioso y militante de verdad, no de los que proclaman estupideces desde el partido obrero), fue Milcíades Peña. Te aconsejo leerlo.

Milcíades Peña fue, además, crítico de Perón. Un crítico feroz pero, sobre todo, acertado. Esa, por supuesto, es la crítica que más duele.

Sin embargo, para la historia Peña dejó un párrafo como este: Sindicalización masiva e integral del proletariado fabril y de los trbajadores asalariados en general. Democratización de las relaciones obrero-patronales en los sitios de trabajo y en las tratativas ante el Estado. Treinta y tres por ciento de aumento en la participación de los asalariados en el ingreso nacional. A eso se redujo toda la "revolución peronista".

A eso se redujo la revolucion peronista. Las comillas son de Milcíades. El desprecio también. Hoy miramos esas despreciables concesiones como un sueño poco menos que irrealizable.

Hago notar, también, que se decía que Eva guardaba para sí enormes sumas de dinero que decía repartir. Que Perón hacía negocios y negociados varios, que se enriquecían en la función pública. Y con todo el asco que pueda darme su último gobierno, cuando volvió muriéndose para sacar del poder a Cámpora -un olvidado presidente, de los mejores que hemos tenido- y pasarle la suma del poder público a una mujer sin luces y a un hombre que se dedicaba a apagarlas, lo cierto es que su primer gobierno fue el de los mayores logros de nuestra historia.

Y los papanatas de siempre buscan en los escritos de Perón -que apenas si puede encuadrarse como un hegeliano de segunda mano- las justificaciones teóricas de su política. Perón explicaba como podía lo que sabía que debía hacer. Entonces iba a la CGT y daba un discurso, para luego ir a la Bolsa y decir lo contrario. Es parte de la política. Como lo es el reunirse con empresarios. Si vos considerás que hay que salirse del sistema capitalista, firmo donde quieras. Pero eso sí, levantá el culo y empezá la revolución, porque desde el otro lado de la pantalla no suena muy inteligente el marxismo bloguero.

Dicen los revisionistas que ese avance habría ocurrido con o sin Perón. Ignoran (fingen ignorar) los revisionistas que uno de los revolucionarios del 43 fue Ramírez, y que antes estaba decidido el triunfo de Patrón Costas. Pero predecir el pasado es un ejercicio sumamente grato. Sólo Carrió y Biolcati, duchos en pifies, podrían errarle.

De vez en cuando, en estos blogs nos enteramos de alguna adquisición de los Kirchner. Nos enteramos, gracias a una activa tribu de trolls -muchos, sí, rentados- que se enriquecieron por una ley de la dictadura. Que no son buena gente. Que no quisiéramos invitarlos a almorzar. Que beben sangre de vírgenes las noches de luna llena.

¿Por qué para tanta gente es tan difícil superar la etapa prepolítica del análisis? De verdad, me resulta un enigma. Supongo que porque la moral es algo que nos fue incorporado en la educación, por nuestros padres y maestros, mientras la inteligencia política requiere un esfuerzo. Requiere ir a buscar ese conocimiento, pensarlo. Incluso, de ser posible, militarlo.

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Podría narrar varias anécdotas pero, para no extenderme (más), me quedaré con una: como soy muy cabrón, dejé de mirar canales de noticias hace años, antes de saber de la existencia de Kirchner. Parecía un loco malo insultando a la televisión. Muchas veces puteé a la clase política por no sacarse de encima al FMI. Finalmente, me convencí de que era un imposible. Un día, una amiga me llamó para ver la noticia en directo. Entre risas, esta chica me empujaba el maxilar hacia arriba porque yo, literalmente, estaba con la boca abierta. En un acto de prestidigitador, el presidente había dicho: les pagamos, chau, gracias de nada. Era posible.

Eso le agradezco a los Kirchner, y eso esperé siempre de la política. No que solucione todos los males ahora mismo. No espero, siquiera, llegar a vivir para ver todas las soluciones que quisiera. Espero que la política empuje los límites de lo posible. Era posible volver al sistema previsional. Era posible una ley de medios; al final, no era tan difícil diferenciar los mandatos católicos de la legislación civil. Era posible considerar hermanos a los países latinoamericanos.

Todos ven esos avances. Lo curioso, es que los ven más y mejor desde la oposición que desde el campo popular, desde, como vos decís, "quienes nos interesamos por la gente". A tal punto los ven, que Mirtha, olfateando el cambio de aires, denuncia que sufrió una desaparición en su familia. Biolcati habla en contra de los golpes de estado y el radicalismo puja por el 82 por ciento móvil para los jubilados. Han visto a tal punto los avances, que advirtieron que no era rentable golpear por derecha. Y hay ingenuos que, seguramente, les creen.

Por eso mi opción por los Kirchner. No porque sean lo mejor posible, sino porque son lo mejor que hay. Hoy. Mañana veremos. A largo plazo, decía Keynes, somos cadáveres.

Nota de la Edición: este es un texto seleccionado entre comentarios a un post. Su autor es Diego E. Nos pareció casi indispensable rescatarlo de entre tantos comentarios que se apilan, y darle publicación en forma de post, ya que los conceptos, la erudición y el criterio que manan de este texto, son una fórmula perfecta para contestar a tanto insatisfecho con el gobierno, que considera lo mismo a Macri que a Kirchner, porque prefiere mantenerse virginal persiguiendo el rumbo directo al Shangri-La, sin estaciones intermedias, antes que entrar en contacto con el "barro de la Historia", como dice Feinmann.

lunes, 2 de agosto de 2010

El catolicismo y la sociedad

8 comentarios:

Invito a leer, aunque más no sea porque hay que conocerlo, el texto de Unamuno, San Manuel Bueno

Algo que pone de manifiesto Unamuno, respecto del cristianismo, es la tensión entre la megaestructura vertical impuesta desde Constantino a fuerza de espada, y la presión minimalista, de dioses personales, pequeños y con historias casi minúsculas, movida desde las bases. La cúpula católica ofreció, históricamente, una vía de escape a esa tensión permitiendo el sincretismo religioso que dio origen a un panteón superpoblado de santos y vírgenes. Pero lo concreto es que la tensión se debe a que el catolicismo (excluyo a propósito otras manifestaciones más descentralizadas del cristianismo) es una estructura de poder.

De poder político, concretamente. Es el partido político más antiguo de la Historia.

Hace unos días tuve una agria discusión al respecto -porque mis discusiones sobre el tema suelen ser agrias- en el blog Mundo Perverso de Diego F.

El catolicismo es la prueba más acabada de lo que ocurre con un poder político cuando no está saneado por elecciones democráticas. Es inevitable que hacia la cúspide del poder asciendan los más corruptos y sedientos, precisamente, de poder. El control -moral, religioso, político- de esa cúspide es efectuado por los propios integrantes de la cúspide, lo cual vuelve lógico el alejamiento casi absurdo entre un Bergoglio que libra batallas angelicales y una multitud de laicos que sólo pretende de Dios que les permita vivir en paz.

O entre un Ratzinger que propicia la misa en latín (¡cinco siglos después de Lutero!) y personas que esperan de la divinidad apenas un acompañamiento cotidiano. Que aman, tal vez, a un cura que ven cercano a ellos más en vivencias que en credos.

Creo que ese alejamiento entre una masa de creyentes que siguen con laxa indiferencia y escasísimo respeto los ritos de la tradición católica, y la cúpula más y más cerrada sobre sí misma, volviendo en pleno siglo XXI a discusiones bizantinas que el resto de la sociedad superó hace décadas, da la medida cabal de que esta Iglesia necesita hacer crisis. El modelo de representatividad de esta Iglesia necesita una crisis interna si de verdad quiere formar parte orgánica -y no simplemente ad hoc- de esta sociedad. Sinceramente, no veo que esa crisis vaya a producirse a corto plazo.

Mientras tanto, en el terreno popular los dioses siempre han sido y siempre serán paganos. Flaubert, describiendo el desencantamiento de la sociedad griega, decía que superado el siglo V a.C., cuando la Tragedia les había permitido entender que los griegos eran mejores que sus dioses, y todavía no había llegado el cristianismo, hubo un período en el que el hombre estuvo solo. Yo especificaría: estuvo con dioses paganos. Personajes menores deificados. Porque en el terreno popular, nadie tiene ganas de adorar a un dios que es lo peor de nosotros. Si Dios no se compadece de los pobres, y está en contra de cualquier ampliación de derechos, si Dios es apenas un miserable policía cósmico, la religión popular adorará a una cantante o a un desertor. Seres más cercanos, menos poderosos pero más capaces de comprender las miserias con las que cada uno de nosotros debe convivir.

Finalmente, lo más asombroso, la medida de nuestra derrota -o, si se quiere, nuestra modestísima victoria- como sociedad, es seguir disputándole al catolicismo el poder sobre los cuerpos, como si no hubiera existido Nieztsche. Porque de eso se trata el catolicismo desde Constantino: Dios es el dueño de tu cuerpo. Si sos un sacerdote, Dios a través de su representante -contra, incluso, la propia Biblia- dictamina que no podés satisfacer una necesidad básica: la sexual. Si sos mujer, ni sueñes con tomar determinaciones sobre tu propio cuerpo. No es tuyo. Es de tu hombre (ni hablemos de tu mujer), a quien le ha sido dado en concesión. Por el representante de Dios, claro. Y si sos hombre, sólo podrás utilizar una libertad mínima y culposa. Y, por supuesto, "normal". De alguna manera, unos señores que representan la institución más asesina de la Historia saben y decretan qué es normal; incluso decretando una normalidad absolutamente incomprensible para la mayor parte de los mortales.

No me extiendo para evitar que este post se vuelva soporífero. Pero tiro una punta más: el modelo católico, de influencias celestiales, intercesiones, "cuñas" en el purgatorio, ¿no les recuerda al tráfico de influencias en política?. Seguramente sí. Y no es casual.

Para terminar, ahora sí, menciono cuatro textos maravillosos que tratan el tema religioso "desde el llano". "Ensayos sobre el infringimiento cristiano", de R. Sender (derrapa feo cuando habla de astronomía, pero es muy bueno cuando se atiene al tema religioso); "Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos", de Unamuno; "Tres ensayos sobre el cristianismo", de S. Freud; "Temor y temblor", de S. Kierkegaard.