Torquemada está vivo, parece no haber muerto en las tierras salteñas y en su universidad católica, que le negó un premio a Carlos Fayt, juez de la Corte Suprema de la Nación, por no ser católico.
El juez, de 91 años, es el más antiguo de la Corte Suprema. Fue distinguido por la Universidad Nacional de Salta, pero la otra, la inquisidora, le negó el premio porque "no tiene suficientes elementos para adecuar su decisión a los requisitos que la universidad exige para el discernimiento de este título"... ¡tomá!
El juez, de 91 años, es el más antiguo de la Corte Suprema. Fue distinguido por la Universidad Nacional de Salta, pero la otra, la inquisidora, le negó el premio porque "no tiene suficientes elementos para adecuar su decisión a los requisitos que la universidad exige para el discernimiento de este título"... ¡tomá!
Parece ser que el centro inquisidor de altos estudios salteño no tuvo el mismo reparo para premiar a Pedro J. Frías, ex miembro de la Corte en la dictadura militar. Tampoco cuando Carlos Telleldín, acusado de haber armado la camioneta que voló la sede de la AMIA en 1994, y el ex comisario Juan José Ribelli, implicado en la misma causa, decidieron estudiar a distancia estando presos, la UCASAL no puso reparos en transformarlos en abogados.
Pensar distinto, para los monjes negros universitarios, es un pecado mortal, y que un juez hable de despenalizar el aborto, la marihuana y demás yerbas, merece la hoguera y no premios.
“Se trata de una costumbre que tienen: necesitan que sean obispos o cardenales”, sentenció Fayt.
1 comentario:
La verdad es que no se puede creer que todavía sigamos con la religión en la sociedad. Ya era hora de que hubieran desaparecido, pero sobrevien, todas, cada vez más perversas.
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