jueves, 10 de noviembre de 2011

Y el mundo se nos mea de risa, nena...

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Era habitual en tiempos recientes escuchar argumentaciones remedando a las del otrora prestigioso periodista Jorge Lanata, quien para desacreditar la labor del gobierno argentino decía muy suelto de cuerpo y creyéndose simpático: "el mundo se nos mea de risa". Aún se escucha, es cierto, pero quienes lo dicen ya empiezan a sospechar que son ellos quienes están haciendo el ridículo.

De la cumbre del G20, lo que el periodismo mediano comentó -incluso con superficialidad, o mendacidad- fueron las palabras de Obama a Sarkozy aconsejándole tomar ejemplo de Cristina Fernández y su reelección. La prensa allende las fronteras argentas también la reseñó, algunos con la misma sorpresa, otros con la misma torpeza.

Desde mi punto de vista, en el mismo marco, lo más trascendente fueron las palabras de Sharan Burrow, presidenta de la CSI (Confederación Sindical Internacional, entidad que nuclea a 166 millones de afiliados en todo el mundo), volviendo una vez más a resaltar la política que lleva adelante la República Argentina, especialmente el liderazgo de Cristina Fernández: "Su país tiene la valentía del liderazgo, que se alza para respaldar un modelo que pone a la gente en el centro. La voz de la Presidenta es un verdadero rayo de esperanza que ilumina el camino para los trabajadores de todo el mundo".
O que el secretario general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía, haya ponderado el papel que desempeñó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la discusión del documento final de la Cumbre, en la que los países desarrollados se comprometieron a llevar adelante un plan de acción para el crecimiento y el empleo.

Pero no sólo eso, porque en diferentes medios de comunicación del mundo, por derecha y por izquierda, especializados en economía y en antiglobalización, han aprovechado la repercusión que tuvo la presencia de la presidenta argentina en dicha cumbre, para resaltar el rumbo económico del país.
Como James Petras, sociólogo estadounidense conocido por sus estudios sobre el imperialismo, la lucha de clases y los conflictos latinoamericanos, quien fuera profesor de la Binghamton University de Nueva York, la Universidad de Pensilvania, y profesor adjunto en Saint Mary's University, de Halifax, contrastando la evolución de la gestión de Nestor Kirchner primero y Cristina Fernandez luego, con la gestión de Obama y su resultante movimiento ocupa Wall Street publicado por La Haine bajo el sugestivo título: ¿Por qué gana la presidenta Fernández y pierde Obama?, en la que afirma: "La experiencia argentina va en contra de todos los preceptos de las agencias financieras internacionales (FMI, Banco Mundial), y de sus defensores políticos y propagandistas de la prensa financiera. Desde el primer año (2003) de la recuperación de Argentina hasta hoy, las "predicciones" de los expertos económicos fueron que su crecimiento no era "sostenible" -pero éste ha seguido siendo fuerte a lo largo de una década. Los analistas financieros sostuvieron que el default le cerraría a Argentina el acceso a los mercados financieros y que su economía colapsaría. Argentina se apoyó en la auto-financiación sostenida por los ingresos de las exportaciones y en la reactivación de la economía interna, y confundió a los economistas prestigiosos."
El medio de comunicación del movimiento ATTAC, grupo francés altermundialista que promueve el control democrático de los mercados financieros y las instituciones encargadas de su control mediante la reflexión política y la movilización social, con gran presencia en Europa y Sudamérica, ha escrito sobre esto en su sitio web: "Cristina Fernández, presidenta de Argentina, ha sido la que más claro ha hablado y ha señalado a los verdaderos culpables de la crisis. Las palabras de Cristina en ocasiones parecían proceder de la cumbre alternativa de los pueblos. Aunque con una doble intención, también ha dicho a los capitalistas, que si quieren salvar su sistema, deben actuar de otra forma y volver a la regulación financiera."
O que el Blog Salmón, un prestigioso medio de comunicación español sobre economía en el que varias firmas analizan la realidad económica mundial hayan destacado bajo el título: CFK y lo mejor del G20: "Esto es un anarcocapitalismo financiero total donde nadie controla a nadie", en el que resaltan que "En una cumbre que estuvo marcada por la crisis de Italia y Grecia y donde los exabruptos no hicieron más que dar cuenta de las diferencias intestinas entre los países miembros, lo mejor estuvo en las palabras de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien señaló que para cambiar la situación actual del mundo “es necesario tocar intereses y volver al capitalismo en serio”, dado que a tres años del choque con el iceberg, aún no se detecta cuáles son las falencias del sistema".
O como afirman en el prestigioso periódico de la izquierda francesa, fundado en 1973 por el filósofo Jean-Paul Sartre y los periodistas Benny Lévy y Serge July, Liberation, titulado "Argentina, resurrección económica": “Diez años después de la crisis, una Argentina transfigurada muestra una arrogante salud. Argentina es un país que cuenta con menos de 8% de desempleo, donde el crecimiento anual se sitúa alrededor del 8% y el servicio de una deuda externa reestructurada no oculta más al desarrollo”, “el boom económico argentino debe mucho al relanzamiento de la economía interior” o “Incluso si diez millones de argentinos aún no viven en las mejores condiciones, el relanzamiento de la economía ha servido para ayudar a los más necesitados”.

Enmarcado por el diario El País de Madrid, en un artículo publicado con el título "La latinoamericanización de Europa", en el que se destaca que: "Cuando algunos críticos afirman despectivamente que Europa se está pareciendo a América Latina tienen en mente la América Latina del pasado, la que estuvo plagada de crisis económicas. Pero hay otra manera de verlo: lo mejor que le puede pasar a Europa es parecerse a la América Latina de hoy. La que ha sabido navegar por la crisis mundial sin descarrilarse, que maneja sus finanzas públicas con prudencia y sabe regular sus bancos."
O el periódico económico español El economista (cuyo presidente y 'alma mater' es Alfonso de Salas, ex presidente de Unidad Editorial y fundador del diario El Mundo, y el director fundador fue Carlos Salas), que publicó el artículo "Lecciones argentinas", en el que analiza y contrapone a la realidad europea un informe explosivo publicado por el Centro de Investigación sobre Política Económica (CEPR) de Washington "The Argentine Success Story and His Implications", del que entre otras cosas destaca que: "Por añadidura, el informe desmiente la muy generalizada percepción de que este comportamiento de la economía argentina se debe a la fuerte exportación de materias primas: han sido el consumo (45 por ciento) y la inversión (26 por ciento) los principales motores del crecimiento del PIB, frente al 12 por ciento impulsado por el sector exterior. El 45 por ciento de las exportaciones argentinas corresponde al sector manufacturero y sólo el 3,4 por ciento a materias primas agrarias."

Lo malo es que se seguirá opinando con liviandad, porque la necedad abunda. Lo bueno, es que no importa cuán gordas sean tus manos, nunca podrás tapar el Sol con ellas.




viernes, 4 de noviembre de 2011

Solos ante la inmensidad de la vida

2 comentarios:
No es sensato, ni cierto, afirmar que los que se oponen al aborto legal estén deseando que sigan muriendo miles y miles de mujeres en nuestro país como consecuencia de abortos. Pero sí conviene dejar claro que cuando alguien dice "sí a la vida" en medio del debate por el aborto legal, está afirmando algo vacío de verdad, falaz. Aquellos que se oponen al derecho al aborto legal, seguro y gratuito deberían tener bien claro a qué es a lo que en realidad se oponen, porque en Argentina se seguirá abortando con o sin ley. Entonces, si somos capaces, en tanto sociedad democrática y civilizada, de elaborar una ley sabia incluso es posible que se aborte menos, o no, pero con toda seguridad habrá muchas menos muertes de mujeres argentinas.

Personalmente me parecen muy peligrosas las simplificaciones y estigmatizaciones que con tanta frivolidad algunos compañeros de ruta argumentan su posición a la hora del debate sobre este tema, ya que hablamos de algo muy complejo, que trata de decisiones personales, íntimas y dolorosas; nadie desea abortar, y cuando lo decide lo hace luego largas y angustiosas cavilaciones.

Por otro lado, entiendo que entorpece claramente que seamos hipócritas en algo tan delicado como esto, porque la inmensa mayoría de nosotros vivió personalmente o en su entorno más íntimo situaciones de aborto. Cuando desaprensivamente se declara que no hay que despenalizar el aborto, estamos diciendo entonces que nuestras madres, hermanas, esposas, hijas, primas, tías, amigas deberían ir a prisión.
Y naturalmente, sería aconsejable preguntarse con honestidad intelectual y un mínimo de dignidad qué debería suceder con los hombres que pusieron su simiente y luego apoyaron la decisión; o peor aún: dejaron a la mujer sola ante ella; o incluso peor: la obligaron a tomarla.

Hay que tener algo bien claro a la hora de debatirlo: si nada cambia y se hace lo que desean quienes se oponen a esta ley, las mujeres con recursos suficientes seguirán abortando sin ningún riesgo para su salud, y las que no poseen recursos suficientes lo seguirán haciendo como hasta ahora: jugándose la vida.

Debemos tener en cuenta que aproximadamente el 40% de los embarazos en Argentina se interrumpen por medio de abortos ilegales, una cifra que duplica el promedio de América Latina, según las estadísticas de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. Tampoco podemos ignorar que el alto número de abortos en Argentina se le atribuye a la falta de un programa de salud sexual y al acceso deficiente a los métodos anticonceptivos. Ni que se calcula que en América Latina se producen alrededor de 4,5 millones de abortos clandestinos al año, de los cuales un 21% acaba con la muerte de la mujer. O que el presidente del Comité de Bioética del Hospital Italiano, Mario Sebastiani, aseguró que en Argentina hay “600 mil abortos y 300 o 400 muertes maternas por año”.
Como dicen que ya decía de manera contundente René Favaloro en 1998: "Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar".

Personalmente sigo convencido de la necesidad social de afirmar la “Educación Sexual para Decidir, Anticonceptivos para No Abortar, Aborto Legal, Seguro y Gratuito para No Morir”. Esta consigna de las organizaciones sociales integrantes de la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito” es lo suficientemente clara para enmarcar el debate allí, y no caer en falacias -e hipocresías- inconducentes.

En lo personal, me sigo preguntando por qué a algunas personas les resulta vital imponerle al resto de la sociedad que vivan según sus propias y personales normas éticas y morales, aún cuando ellos mismos no las aplican en su vida cotidiana.